Desde la invasión de Estados Unidos a Afganistán en 2001, la producción y el consumo de opio y sus derivados crecieron sin parar.
El ejército norteamericano encaró la llamada “Guerra a la Amapola”, lo que implica la participación de 5 mil marines en la erradicación de los cultivos. Pero el problema lejos de resolverse, se profundizó.
Según datos de la ONU 420 mil hectáreas fueron destinadas a amapolas en 2016, un 43% más que en 2015. Eso representa un total de 4800 toneladas.
Un dato a tener en cuenta es que los tres principales derivados del opio son la morfina, la codeína y la heroína. Se trata de algunas de las sustancias legales e ilegales más consumidas en todo el planeta.