Una buena para los deportistas del mundo: usar canabidiol (CBD, uno de los principales compuestos activos del cannabis) no es más motivo de penalizaciones por doping según estableció la Agencia Mundial Antidopaje a partir del 1ero de Enero de este año.
Desde la creación de la lista de sustancias restringidas en 2004, es la primera vez que AMA autoriza el uso de un cannabinoide en ligas y competencias profesionales, comprendiendo lo que sabemos hace tiempo y el prohibicionismo parece recién enterarse: los cannabinoides no funcionan como potenciadores del rendimiento, ni son un peligro para la salud de los deportistas.
No es un tema menor: el uso medicinal o recreativo de cannabis representan la mayoría de las descalificaciones a nivel profesional. Basta recordar el lío en el que se metió el nadador Michael Phelps después de viralizada una foto suya junto a un bong de más de un metro de largo.
Al mismo tiempo abre el debate sobre el uso de los demás cannabinoides y su relación con el deporte, ¿qué va a pasar con el THC que también tiene aplicaciones medicinales y no es un potenciador del rendimiento?
Hace pocos años, se conoció el caso del luchador de la UFC Nate Díaz, que fumó CBD de un vaporizador justo después de una pelea. El CBD funciona modificando la percepción del dolor, algo fundamental para deportes de contacto o como en el caso de Díaz, que le acababan de romper la cara a golpes. En ese momento, Díaz declaró que “Si fumás antes y después de las peleas y el entrenamiento, hace tu vida mejor”. El CBD también tiene utilidad para los procesos inflamatorios, algo fundamental para cualquier disciplina deportiva.
Otro tema a tener en cuenta es que los productos cannábicos naturales con alto contenido de CBD también poseen trazas de THC y otros cannabinoides.
Habrá que esperar quizás algunos años más para que se entienda que dejar de perseguir el uso de marihuana es probablemente lo mejor que se puede hacer en pos del espíritu deportivo.