La basura que genera cualquier industria es un problema enorme. Y parece que la joven industria del cannabis podría plantear algunas soluciones para no seguir sumando residuos a una montaña que no para de crecer.
En Estados Unidos, algunos locales de venta de cannabis ya tienen una promoción de envases “retornables”. Es simple: le regalan un armadito de flores a los clientes que lleven diez envases vacíos al realizar una compra.
Más allá de que la marihuana sea algo hermosamente natural, en el corazón legalizador del planeta, el comercio de cannabis requiere también cumplir las ordenanzas de bromatología y seguridad alimentaria o farmacéutica.
La gran cantidad de productos cannábicos, desde comestibles hasta cogollos, se venden en diferentes formas de paquetes (foto). Eso generó que en Colorado, uno de los estados norteamericanos que legalizó el cannabis, las empresas recicladoras de residuos comenzaran a trabajar directamente con las empresas productoras y distribuidoras de porro para encontrar una solución a tiempo.
El departamento de Salud Pública de Colorado sancionó estrictas legislaciones sobre los residuos de la industria cannábica, similares a las de cualquier industria pesada. Las autoridades exigen que los sobrantes de materia vegetal o subproductos de la industria como el aceite utilizada para infusiones sean licuados y mezclados con la misma proporción de papel, plástico o cartón. Este residuo 50/50 recién es apto para ser transportado a centros de reciclado o utilizado para rellenos sanitarios.
Dicho en criollo, antes de que los residuos sean un problemón la industria apuesta a la conciencia del fumón.