El revuelo no lo causaron las extensas colas para entrar a los comercios ni la gran cantidad de interesados en acceder de una manera legal al cannabis sino las afirmaciones de los dueños de ambas tiendas a los medios locales: aclararon que el cannabis que venden, a pesar de ser cogollos secos, no va a satisfacer de ninguna manera la búsqueda de efecto de los clientes por su bajo contenido en cannabinoides.
Es raro y sin duda puede despertar la furia de más de un cannábico. Pero el éxito de este tipo de emprendimientos, como ya sucede en Italia o Suiza, no es la calidad de la marihuana, sino que permite mostrar que los usuarios, si se les da la oportunidad, eligen el acceso legal al cannabis.
De hecho, las colas para adquirir las flores light fueron multitudinarias. Una especie de adelanto de lo que puede ser la regulación del cannabis si se hace en serio.