DULCE JANE, por Señorita Bimbo.
Cada cual tendrá sus métodos. Muchos desde muy jóvenes, consolamos, comprendimos, animamos, iluminamos nuestro cerebro con porros. La dulce Juana aderezó lecturas, películas, viajes, besos, charlas, trabajos, calles, noches. En los momentos hardcores de la vida, vos, yo y muchos hacemos esas cosas que sabemos hacer: fumarnos uno, reírnos de todo, aun de lo más triste y ser amigos.
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Frente a tanto dato histórico, matemático, geográfico inútil, no hay ningún recurso que nos enseñe cómo transitar lo que seguro ha de tocarnos. El amor y la muerte. Parte del dolor de perder a otro no se va nunca, convivir con eso es parte de ser humano, es tan natural como el anochecer, como una germinación. Así se revela que la conciencia de nuestra naturaleza es pura calma, pese a lo doloroso que es comenzar a comprenderla.
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Podremos ver más allá, podremos salir de lo micro y vernos como pequeñas partículas de algo enorme, sentirnos más alma y no sólo un cuerpo, podremos sentir que la pérdida no es total, que es sólo un plano, que así como nuestra conciencia fumada viaja sin tiempo ni espacio, así también lo hace nuestro espíritu.
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Si la marihuana ayuda en esto, ¿alguien puede culparla de algo?, ¿o a mí?, ¿o a vos? En esa planta a la que tantos aman y no pocos le temen quizás tengamos una aliada cuando necesitemos comprender de alguna otra manera lo incomprensible.
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Que el humo se lleve lo que debe llevarse. El resto no se irá nunca y está bien así.
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Ilustración: Lupe Bracaccini
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Versión completa en THC 74, disponible enwww.tiendathc.com