El estado norteamericano de Illinois endureció los requisitos que deben cumplir los cultivos comerciales de cannabis en términos de consumo eléctrico e hídrico. De acuerdo a las nueva regulaciones, los cultivos en interior no pueden utilizar más de 400 watts por metro cuadrado de superficie cultivada y usando lámparas aprobadas por el estado, deben utilizar sistemas automatizados de riego que permitan administrar la cantidad de agua a utilizar y además deben informar cuánto del agua utilizada es vertida al sistema cloacal o pluvial del estado.
La ley nace después de observar los resultados del crecimiento de la industria del cannabis legal en estados como Colorado o California. Solo en la ciudad de Denver el 4% del consumo energético de la ciudad (es decir incluyendo uso industrial, particular y estatal como autopistas o calles) pertenece a la industria del cannabis.
Según la consultora New Frontier Data, de no regularse esta actividad, el consumo de energía podría aumentar un 162% para 2020 en los estados que poseen un mercado legal de cannabis.
La regulación del cannabis saca día a día a miles de personas de la clandestinidad. Y cuando esa regulación se transforma en industria comienzan los tiempos de nuevas responsabilidades.