Es probable que en este mismo momento alguien esté fumando una cepa de cannabis criada en un lugar conocido como el Triángulo Esmeralda. Hablamos de una zona montañosa y rural en el estado de California, Estados Unidos.
Los tres puntos que forman el triángulo son los condados de Trinity, Mendocino y Humboldt, al norte de California. Ahí se cosecha más de medio millón de kilos de marihuana cada año.
Los buscadores de oro
Esa zona montañosa, con árboles que pueden llegar a vivir 1800 años, ha visto pasar a pueblos originarios, colonos, mineros de oro y a muchos que buscaron alejarse de la ley y vivir de la tierra.
Una gran mutación empezó a darse a principios de los años 60. Fue cuando el movimiento psicodélico sacudió las vidas de millones de personas a lo largo del globo.
Nadie fue del todo ajeno: desde aquellos que lo odiaron y lo percibieron como el fin de la sociedad, pasando por quienes intentaron convertirlo en un producto, hasta quienes realmente se sumergieron en un viaje transformador. Algunos de esos jóvenes llegaron a las montañas con la ilusión de empezar una sociedad nueva.
En los años 60, de la mano de la revolución psicodélica, el Triángulo Esmeralda se transformó en un refugio para los jóvenes que buscaban una vida alternativa y para los veteranos de la Guerra de Vietnam que escapaban del horror,
Tanto para los jóvenes hippies buscando formar una vida alternativa como para los veteranos de la Guerra de Vietnam, traumados por el horror, la zona del Triángulo Esmeralda se volvió el refugio ideal. Las tierras eran baratas. La población local, que vivía de la pesca y de la industria maderera, no hacía demasiadas preguntas. Además, la falta de caminos complicaba las visitas de la ley y el orden. La geografía hizo el resto.
El porro propio
La Operación Intercepción, en los años 70, es considerado por muchos un punto de quiebre en la historia del cultivo de cannabis. El operativo, ideado por el gobierno de Richard Nixon, cerró las fronteras con México por 20 días. El objetivo era interrumpir el flujo de marihuana mexicana que abastecía a gran parte del país del norte.
El plan fue un fracaso. Se incautó un cantidad similar de cannabis a la que se secuestraba a diario. Y tuvo un efecto totalmente inesperado: muchos estadounidenses decidieron empezar a autoabastecerse produciendo su propia marihuana.
Qué mejor lugar para cultivar cannabis ilegal que una región como el Triángulo Esmeralda: poca policía, una enorme superficie de espacios naturales sin alterar, reducida población.
De hecho, los primeros paneles solares para uso doméstico en Estados Unidos, fueron vendidos a mediados de los años 70 en esa zona. Primero fueron comprados por hippies alejados del tendido de luz estatal. Pero en muy pocos años se transformaron en el insumo básico para los cultivos “off the grid”, es decir fuera de la red de servicios y lejos de las normas.
los primeros paneles solares para uso doméstico fueron vendidos a mediados de los años 70 en esta zona. Primero a hippies alejados del tendido de luz estatal. Pero en muy pocos años se transformaron en un insumo básico para los cultivos de cannabis.
Es la misma época en la que los primeros cultivadores intentaban acortar las desesperantes floraciones de las sativas obtenidas en el mercado negro, cruzándolas con semillas que provenían de otras genéticas, como por ejemplo afganas.
Así llegaron, por ejemplo, al Skunk, una variedad que emigró a Europa en los 80 y se convirtió en la figurita principal de la primera oleada de genética cannábica.
Del Triángulo Esmeralda y sus esfuerzos, provienen variedades como Lemon Diesel, Mendo Purp o Sour Diesel, además de una infinidad de cruces menos conocidos, todos bautizados con Humboldt o Emerald Triangle en sus nombres.
Camino a la legalidad
Los años 90 trajeron la abundancia cannábica al Triángulo Esmeralda. La crisis de la industria pesquera y maderera, en un área donde no abundan otros tipos de oportunidades laborales, generó que muchos de los viejos pobladores se sumaran al negocio ilegal.
El medio kilo de marihuana ya superaba los 5 mil dólares y los pequeños pueblos comenzaron a inundarse de trimmers y trimmigrants, mano de obra temporal nacional o extranjera que convertía el cannabis crudo recién cosechado o secado en cogollos listos para ser vendidos.
Pero a mediados de los 90 comenzó rápidamente la decadencia del mercado negro. Lo que no pudo hacer la policía, lo hicieron la política y la economía. En 1996 California votó la Proposición 215 que aprobaba el uso de cannabis previa autorización de un médico.
La norma habilitó la figura de cultivadores que podían plantar para usuarios medicinales y productores a mayor escala registrados que podían obtener permisos para cultivar. En ese proceso, los dispensarios abrieron sus puertas al público.
En los 90 la regulación del cannabis medicinal permitió el cultivo solidario y el cultivo a mayor escala para abastecer a los dispensarios.
Muchos cultivadores del Triángulo obtuvieron permisos y consiguieron una legalidad entre grises que coexistió con aquellos productores que optaron por mantenerse en el mercado negro confiando en una mayor rentabilidad.
Malditos federales
La primera década del siglo 21 vio nacer un nuevo paradigma. Con un paso dado sobre terreno legal, comenzó a haber tensión entre los que comenzaron a blanquear su actividad y quienes preferían la ilegalidad para mantener alto el precio del cogollo.
Los condados de Humboldt y Mendocino iniciaron campañas experimentales de regulación del cultivo de cannabis. Implementaron un registro de plantas a partir del uso de precintos: registran cultivos a través de precintos pagos que usaban para individualizar las plantas y regular su cantidad. El foco represivo se limitó a los cultivos fuera del registro.
Pero este proceso empeoró el conflicto entre las leyes del Estado de California y las del gobierno federal de Estados Unidos. Lo que es legal para uno, es ilegal para el otro.
a comienzo del 2000, Las autoridades de california buscaron dar mayor contención legal a los cultivos, pero eso generó tensión con el gobierno federal. aún hoy Lo que es legal para un estado, es ilegal para el poder central.
Una serie de razzias encabezadas por agentes federales en granjas que se consideraban ejemplares por las autoridades locales, puso fin a los programas que buscaban darles un marco legal. Las fuerzas federales llegaron a amenazar con detener a los policías locales y a los sheriff que implementaran o aprobaran proyectos regulatorios.
Revolución industrial
En 2016 el 57% de los ciudadanos de California votó por la aprobación de la Proposición 64 o Acta de Uso Adulto de la Marihuana.
La nueva regulación, que empezó a regir en enero de 2018, además de la venta para uso recreativo y medicinal permite la tenencia de hasta una onza (28,3 gramos) de cannabis por adulto y seis plantas por domicilio en el caso del autocultivo.
El nuevo escenario disparó la creación de una industria cannábica tan exuberante que generó 60 millones de dólares en impuestos solamente en los primeros tres meses de 2018. El tiempo de los vaqueros empezó su ocaso definitivo.
La legalización votada en 2016 disparó la creación de una industria que generó 60 millones de dólares en impuestos solamente en los primeros tres meses de 2018. El tiempo de los vaqueros empezó su ocaso definitivo.
Para muchos cultivadores del Triángulo, la nueva regulación provocó una caída tan drástica del precio de la cosecha que simplemente abandonaron la producción o volvieron al mercado negro como una forma de volver a obtener los beneficios de la era ilegal.
Al mismo tiempo, mientras el precio del cannabis sigue bajando, la popularización de los productos comestibles y bebibles dio origen a una industria concentrada en adquirir la manicura sobrante para infusionar en aceites y alcoholes. Ya no buscan cogollos, otrora el producto estrella.
Además, la remota ubicación del Triángulo que ayudó a acuñar su fama, en tiempos de legalización es un inconveniente logístico: muchos productores abandonaron las montañas a otras zonas de más fácil acceso, algo esencial para reducir costos.
La resistencia
En este escenario, los cultivadores que eligen quedarse desarrollaron el proyecto Mendocino Appellations Project. Su objetivo es proteger las variedades locales del norte de California. Inspirado en la industria vitivinícola francesa, este proyecto único en el mundo propone el establecimiento de un registro de producción por zonas.
La idea es cambiar el paradigma que impuso una legalización que no puso freno a la lógica salvaje del capital y apuntar al valor único y artesanal. Las cepas presentan características únicas, lo que las vuelve un producto similar al vino o el champagne. Recuperando estos principios, los pequeños productores podrían competir en un mercado cada vez más inundado de emprendimientos millonarios.
Hoy, la idea de muchos cultivadores, es cambiar el paradigma que impuso una legalización, ponerles un freno a la lógica salvaje del capital y apuntar al valor único y artesanal.
El proyecto reconoce 11 regiones del condado de Mendocino y ya existen propuestas similares en Humboldt. El plan fue presentado ante el Departamento de Comida y Agricultura de California y la fecha límite de entrada en vigencia es enero de 2021.
Además, otros cultivadores de experiencia comenzaron sus propios emprendimientos de semillas, apuntalando su éxito en la larga tradición cannábica y la exclusividad de las genéticas de la zona. Humboldt Seeds Organization o Humboldt Legends son solo dos ejemplos.
También se sumaron alternativas inesperadas. En una era donde el cannabis se volvió una estrella, cada vez más personas quieren saber de dónde viene lo que están fumando, cómo fue cultivado y quién lo convirtió en porro.
Otra vez, imitando a la industria del vino, nació el turismo cannábico. Miles de viajeros, atraídos por los canna-tours, visitan las granjas, pasean por los cultivos, preguntan por fertilizantes o plaguicidas y se llevan un souvenir para el camino de regreso.
Nadie sabe a dónde conducirán todos estos cambios en un mundo que no deja de mutar. Quizás cuando se encuentre cannabis en cualquier góndola ya no sean necesarios los misteriosos jardineros y sus pintorescas paranoias.
Es probable que algunos migren allí donde la marihuana siga siendo un reto a la ley. Otros cumplirán las normas para venderla en los supermercados. De una forma u otra, la planta seguirá creciendo.
?@humcotraditions / ? @gravelspurfarm / ? @sun_giant_farms / ? @honeydew_farms / ? @tso.sonoma
Esta nota se publicó en la Revista THC 120, si querés más info sobre el contenido de esa edición hace click.