Aunque parezca ficción, no lo es. Hace tiempo existe la posibilidad de disolver compuestos activos del cannabis en agua. Hablamos de cannabinoides hidrosolubles.
Muchas personas en todo el mundo eligen usar cannabis en sus alimentos. No es sólo otro tipo de experiencia cannábica: es una gran alternativa para personas que quieren reducir la cantidad de veces que fuman o para quienes hacen un uso medicinal.
Comestibles más saludables
Para incorporar cannabis a los alimentos necesitamos un medio graso: por eso la manteca es un clásico de la cocina verde. Eso durante mucho tiempo fue una limitación para las preparaciones. Sin grasas, no había magia.
Claramente si lo que buscamos es hacer un brownie, la manteca es esencial. ¿Pero que pasa si queremos tomar un jugo o un té sin leche?
Claramente si lo que buscamos es hacer un brownie, la manteca es esencial. ¿Pero que pasa si queremos tomar un jugo o un té sin leche?
Con los cannabinoides hidrosolubles la cantidad de grasa puede ser nula. Esta alternativa permite infusionar marihuana en absolutamente cualquier producto comestible o bebible, sin alterar la textura, sabor o receta.
En sobre y rápidos
Primero fue un descubrimiento para la industria de los alimentos verdes. Pero ya no sólo es algo que tiene una fábrica. Donde el cannabis está regulado, las personas pueden comprar cannabinoides hidrosolubles para tener en casa y sumarlo a sus comestibles.
Ya se desarrollaron cannabinoides hidrosolubles en polvo: basta un vaso con agua y una cucharadita de cannabinoides, revolver y listo.
Incluso ya se desarrollaron presentaciones en polvo: basta un vaso con agua y una cucharadita de cannabinoides, revolver y listo.
¿Y qué pasa con los efectos? Son más rápidos. Mientras las preparaciones con grasas pueden tardar hasta una hora en generar efectos, las que usan cannabinoides hidrosolubles necesitan apenas 20 minutos. Una buena noticia para los ansiosos y también para las personas con problemas de salud crónicos que necesitan respuestas rápidas.
Cómo los hacen
Aunque parezca una técnica complicada y artificial, el proceso de volver hidrosoluble un cannabinoide es bastante simple. Sólo se necesitan los medios adecuados para hacerlo.
Se inicia con un extracto de alta pureza (puede ser con CO2 o otras extracciones) que una vez descarboxilado totalmente se emulsifica con almidones usados en la industria alimenticia. Esta emulsión, después de un intensa centrifugación, encapsula las moléculas de cannabinoides disfrazándose de carbohidrato.
Una vez listas, estas emulsiones pueden ser deshidratadas y molidas como polvo.