La nueva generación de científicos argentinos tiene al cannabis entre sus prioridades. Uno de los grandes impulsos fue la sanción de la Ley de Cannabis Medicinal en 2017 que generó un marco regulatorio de base para la investigación médica y científica de la planta, sus usos y sus derivados.
No se trata de cuestiones sólo teóricas. Varias universidades argentinas ya tienen cultivos propios de cannabis para facilitar el trabajo de quienes investigan.
La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) fue la precursora a la hora del cultivo con la creación del “Centro de Investigaciones del Medio Ambiente”. Luego se sumaron Universidad la Nacional de Rosario y la Nacional del Litoral, y no serán las únicas. Hoy, varios jóvenes investigadores e investigadoras se encuentran desarrollando investigaciones cannábicas.
La nueva guardia científica
“Arranqué por un familiar que usaba aceite por cáncer. Cuando se recuperó, los cultivadores solidarios de La Plata le dieron semillas”, nos cuenta Cristian Vaccarini, licenciado en Biotecnología y Biología Molecular, de 29 años.
“A la par, ingresé al proyecto de extensión “Cannabis y Salud”. Darío Andrinolo y Daniela Sedan me ofrecieron hacer una tesina de grado para recibirme y ahora, mi tesina sentó la base de esta línea de investigación”, explica Cristian sobre su trabajo, uno de los primeros en el país.
En el trabajo de Cristian fue indispensable el aporte de los cultivadores platenses. “En la tesina trabajamos con el cultivo de tres variedades que venían usando las asociaciones sociales como el Jardín del Unicornio y Cultivo en Familia de La Plata, que aportó la cepa “Quinto Elemento” de Daniel “El Profe” Loza“, detalla.
“Me parece una estafa que el cannabis haya sido una planta silenciada tanto tiempo”, asegura Fresia Melina Silva Sofrás tiene 28 años, es bióloga y va rumbo a convertirse en la primea persona en obtener un doctorado especializado en la planta
Fresia Melina Silva Sofrás tiene 28 años, es bióloga y va rumbo a convertirse en la primea persona en obtener un doctorado especializado en la planta: “Lo puse entre mis propiedades porque es una planta medicinal, polémica y prohibida. El cannabis fue una oportunidad porque se había abierto la posibilidad para postular una beca de doctorado, que es mi sueño. Me parece una estafa que haya sido una planta silenciada tanto tiempo”, cuenta.
“El cannabis ingresó a mi vida porque trabajo en el Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Computacional junto a Enzo Tagliazucchi y a Laura Alethia de la Fuente, donde nos centramos en el estudio de la conciencia humana”, nos dice Carla Pallavicini a sus 35 años es Doctora en Física de la UBA, postdoctorado en Neurociencias en proceso bajo la órbita del CONICET, postdoctorado en el Laboratorio de Neurociencias Cognitivas Computacionales, departamento de física, UBA y en Fundación Fleni.
“Quería colaborar en la construcción de conocimiento que ayude a mejorar la calidad de vida de quienes usan o podrían usar como herramienta terapéutica”, asegura el doctor Ignacio Peralta tiene 36, bioquímico de la UBA y encargado del cultivo que tendrá la universidad.
“El cannabis tiene esta propiedad de hacer que tu experiencia consciente del mundo no sea ordinaria. Y trabajamos ingresando desde el lado de la conciencia y las distintas formas que existen de modificarla de forma segura y reversible”, asegura.
El Ignacio N. Peralta tiene 36, es bioquímico de la UBA, becario posdoctoral de Conicet y encargado del cultivo que tendrá la universidad: “Quería colaborar en la construcción de conocimiento que ayude a mejorar la calidad de vida de quienes usan o podrían usar como herramienta terapéutica. El sistema endocannabinoide abrió una puerta que revoluciona nuestro entendimiento del cuerpo humano y es apasionante ver cómo se desarrolla ese potencial”, destaca.
Los objetivos
“En el cultivo pusimos 3 variedades que venían usando las asociaciones cannábicas”, detalla Cristian desde La Plata. “Previo a eso habíamos hecho un análisis de la inflorescencia de las flores, aceite y resina. Determinamos algunos parámetros básicos como formología de las hojas, de la planta, el peso seco que producía cada planta, el perfil de cannabinoides y en un futuro la idea de determinar el perfil de otros compuestos”, nos explica.
Además el trabajo de Vaccarini no se limita a los seres humanos: “También realizamos aceite para un estudio de perros con epilepsia refractaria, que se llevó a cabo en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNLP”.
“La idea es formar un cepario nacional una vez caracterizadas estas variedades y agregar otras que sean de interés terapéutico para puedan ser utilizadas en autocultivo, cultivos provinciales y municipales”, explica Cristian Vaccarini de la UNLP
“Estoy en el área de química analítica de plantas, analizó los componentes mediante técnicas o productos”, detalla Sofrás sobre su tarea. “Hago control de calidad, caracterización de las plantas y sus productos. Mi idea encontrar buenas técnicas eficientes para mejorar la analítica”.
Pallavicini centra sus preocupaciones en los efectos y las experiencias subjetivas que tiene el cannabis en quienes lo usan, para eso ya analizó más de 100 mil reportes de personas en relación a 887 cepas distintas. Y ya tiene publicado el estudio científico fenomenológico.
“La gente reportaba sus experiencias mediante un conjunto de etiquetas de efectos y seleccionaba cuales había sentido. Lo mismo con una lista de sabores, aromas. También tenía un sector de narrativas libres sobre experiencias. Y luego cruzamos las informaciones para establecer relaciones entre las plantas en sí a nivel subjetivo, a nivel experiencias, lo que genera en las personas, a nivel perceptual de los olores, sabores”, explica.
Por su parte, Peralta estudió las variables de cultivo y extracción de principios activos de cannabis. Para eso realizó estadías de investigación y capacitación en California y Colombia. Desde la UBA ya está avanzando con las autorizaciones necesarias para desarrollar materias primas propias para investigación. “La idea es estudiar las variables agronómicas, genéticas y fisiológicas que afectan el metabolismo secundario de las plantas (y por ende su composición fitoquímica) y cómo afectan los procesos de extracción la calidad de los derivados”, detalla.
Grandes aportes
“La idea es profundizar más sobre el cultivo de las 3 variedades que denominados “Cepas Argentinas Terapéuticas” y caracterizar, que sería determinar qué perfil de terpenos, cannabinoides y de flavonoides que produce cada variedad”, explica Vaccarini. “También la idea es formar un cepario nacional una vez caracterizadas estas variedades y agregar otras que sean de interés terapéutico para puedan ser utilizadas en autocultivo, cultivos provinciales y municipales”.
“La química analítica es la base de todo esto”, nos dice Sofrás. “Si no podés analizar la planta o producto, la desconocés. El control de calidad es la base sobre la que se consolida los aspectos de eficacia y seguridad de medicamentos en sí y más en un fitofármaco como el cannabis”.
“Si no podés analizar la planta o producto, la desconocés. El control de calidad es la base sobre la que se consolida los aspectos de eficacia y seguridad de medicamentos en sí”, asegura Fresia Sofrás.
En el estudio científico fenomenológico de Pallavicini, la funcionalidad es “darle a la gente una herramienta más para elegir conscientemente qué va a consumir”.
“Las personas buscas algo en particular y no están bien informadas, no tienen una forma real y objetiva de confiar que el cannabis que tienen sea realmente el que les va a dar el efecto que buscan”, sostiene Pallavicini. “Con este trabajo va a tener una herramienta y además me parece que puede aportar a la discusión científica”, asegura.
Por su parte, para Peralta su trabajo “ayudarían a controlar variables del cultivo y las extracciones según la composición deseada y contribuir a los procesos de estandarización de extractos con fines de investigación y/o producción”.
Informe: Anuar Peche