Mejor conocido como “el hombre de hierro”, Wim Hof empezó como doble de riesgo en cine hasta convertirse en el conquistador de 20 records Guinness por su resistencia a las bajas temperaturas. Un gran desafío a la paciencia.
Entrevistado por el programa “London Real” (una especie de “Aunque usted no lo crea” serio), Hof habló sobre la posibilidad de alcanzar experiencias visionarias mediante la respiración, técnica que además lo ayuda a concretar sus frescas proezas.
Wim puede que sea por demás osado en su gusto por abrazar icebergs en malla, pero lo que dice respecto a alcanzar estados ampliados de conciencia por medio de la respiración no es nada bizarro ni nuevo.
No siempre el ser humano ha ingerido plantas para alterar su conciencia. Estadísticamente, el uso de plantas visionarias entre las culturas originarias es muy amplio, pero no es el único aeropuerto para la conciencia que conoció el ser humano.
El uso de plantas visionarias entre las culturas originarias es muy amplio, pero no es el único aeropuerto para la conciencia que conoció el ser humano.
A través del baile, la música, las oraciones, la meditación o simplemente la concentración y la respiración nuestra especie alcanzó estados de percepción intensificada y hasta experiencias místicas.
Y sin embargo, acá estamos, ansiosos por cortar esas plantas que parecen no terminar más de florar.
La ansiedad por cosechar es un tema recurrente en la vida de todo cannábico. Si bien es cierto que quienes cultivan ante la amenaza de ojos vigilantes tienen en el temor el motor de su apuro, a veces es pura falta de paciencia, hay que admitirlo.
Y aunque cueste quizás está bueno, de vez en cuando, recordar qué pasa cuando no está listo y dejar de hacer que ordenamos la casa mientras nos aventuramos en la búsqueda del porro perdido.
El cannabis siempre enseña, estando o no: difícilmente encontremos en nuestra vida cotidiana situaciones tan desafiantes a la física del universo como ese cogollo diminuto que se vuelve gigante en momentos de escasez.
Y cuando volvemos a disfrutar una flor, sea por una cosecha tempranera o por un amigo con corazón enorme, el reencuentro es como viajar en el tiempo.
Es regresar a esas partes de la consciencia que a algunas personas les permiten nadar entre témpanos y a otras nos dejan maravillados ante el frenesí de la vida moderna.
Este texto fue publicado en la Revista THC 97.
Texto: Hueso van Hemp / Ilustración: Ariel López V.