Uruguay fue el primer país del mundo en regular el cannabis. Ahora vuelve a estar a la vanguardia con Kaya Center, un complejo cannábico que reúne gastronomía, arte, venta de productos cannábicos, una clínica dedicada a la marihuana medicinal y un club social de cannabis. Se trata de un proyecto que podría abrir el turismo cannábico en el país.
“Es una especie de oasis jamaiquino: entrás a Kaya y todo está pensado, hasta el mínimo detalle”, explica Florencia Nijensohn, Directora de Relaciones Institucionales de Oracabessa Ventures Limited que junto a Higher Standards están a cargo del proyecto que instalaron en el centro en La Barra en Punta del Este
Además, en el complejo Casagrande de José Ignacio inauguraron un Kaya Café Café y un local de la firma Higher Standards. También abrieron una tienda emergente en Punta Ballena dentro del complejo Medio y Medio.
A pasos del turismo cannábico
El proyecto es una apuesta también al futuro. “Al estar en agenda el turismo cannábico legal en Uruguay, esperamos que se apruebe pronto y cuando eso suceda vamos a estar listos para vender cannabis”, explica Nijensohn. Y agrega: “Ya visualizamos los micros de turistas que arribarán al centro”.
Los locales no venden cannabis a turistas, ya que es ilegal. Para el maestro cultivador de la propuesta, Juan Vaz, el año que viene se legalizará. “Hay voluntad política de aprobar el turismo cannábico que ya se movió este verano, pero no hay experiencia”, sostiene.
“Al estar en agenda el turismo cannábico legal en Uruguay, esperamos que se apruebe pronto y cuando eso suceda vamos a estar listos para vender cannabis”, explican los desarrolladores del polo cannábico
Para evitar que el dinero ingrese en el mercado negro, el país legalizó el consumo recreativo y medicinal para residentes, de esa manera el dinero va al sistema formal. Pero sólo los residentes pueden acceder al cannabis legal. Eso hace que los turistas tiendan a volcarse a opciones ilegales.
“El turismo cannábico puede dejar 20 millones de dólares anuales, pero el Gobierno no lo está viendo”, reflexiona Vaz sobre la administración del presidente Luis Lacalle Pou.
Expansión en Uruguay y en el resto de la región
La elección de abrir el complejo en Uruguay se debió a su rol pionero en la legalización del cannabis. Pero también no perdieron de vista que Punta del Este es un lugar turístico clave en la región. “El Kaya Center está armado como si fuera una joyería”, destaca Nijensohn.
El complejo cuenta con una tienda de productos cannábicos, un restaurante temático, una galería de arte, una clínica y, para los residentes, un Club de cannabis con las mejores cepas
Kaya Herb House ya existe en el balneario Ocho Ríos de Jamaica, y la propuesta uruguaya es la primera de su tipo en el exterior. Sin embargo, buscan ampliarse y llegar a más países de la región.
Planean abrir más clínicas en Lima, México DF y San Pablo. Instalarán en total unas diez clínicas en distintas ciudades del mundo para el año 2022.
“Proyectamos abrir otro Kaya Center en la playa de José Ignacio”, dice Nijensohn.
Desde arte hasta gastronomía en un solo lugar
La propuesta del Kaya Center se divide en el lifestyle, a cargo de Oracabessa, y de la parte medicinal con la clínica Q2 (es una cadena internacional).
Según Vaz, “el complejo es hijo de la pandemia”, dado que sus integrantes tenían otros planes, pero por el coronavirus siguieron en Uruguay.
La gastronomía del bar de tapas Toledo también se actualizará si se aprueba el acceso al cannabis para los turistas. Sobre esta cuestión, Vaz dice: “El chef Gastón Blundell tiene recetas con cáñamo psicoactivo y comestible, aunque por ahora no se hacen porque que no está aun permitido por la ley. También pensó cócteles con bitter a base de cannabis”.
La otra pata del proyecto es la galería de arte en donde están exhibidas y a la venta las obras de la fotógrafa Lelen Ruete.
En su muestra Magia retrata desde serpientes hasta plantas de cannabis. Su trabajo está inspirado en Marie Laveau, la reina del vudú de Nueva Orleans.
Mientras que la tienda -tomaron como modelo los dispensarios de alta gama de Colorado- es el otro eslabón fundamental en la propuesta.
Nijensohn y Vaz coinciden en que es el mejor local de este rubro de toda Sudamérica “porque los productos no se consiguen en otro lugar”. De hecho, la propuesta sería la puerta a productos y accesorios que aún no se consiguen en la región.
Clínica en la playa
La clínica Q2 atiende a pacientes de todas las nacionales que quieran resolver sus dolencias a través del consumo del cannabis. Dentro de Kaya Center se ubica el consultorio médico.
Allí tienen un programa de entrenamiento sobre cannabis medicinal para los doctores que forman parte de la clínica.
Los aceites de cannabis recetados se compran en la farmacia (no importa la nacionalidad del paciente), solo se necesita la receta.
Los frascos son a base de CBD y tienen menos de 1% de THC, porque lo establece la legislación uruguaya. La consulta tiene un valor de 3.000 uruguayos.
El selecto club
El club social de cannabis está ubicado en un edificio aparte del Kaya Center. Puede tener hasta 45 miembros como marca la ley uruguaya y es una asociación civil sin fines de lucro.
“Hicimos una inversión en la última tecnología en cultivo y tenemos variedades de cepas, algunas exclusivas y otras clones elite que junté durante los últimos 20 años”, dice Vaz.
“Hicimos una inversión en la última tecnología en cultivo y tenemos variedades de cepas, algunas exclusivas y otras clones elite que junté durante los últimos 20 años”, cuenta Juan Vaz, el maestro cultivador del proyecto
El maestro cultivador es un activista cannábico de pura cepa. “Tengo una de las colecciones más importantes de América del Sur”, reflexiona. Y agrega: “Hasta devolví originales que se perdieron en alguna desagracia”.
Para ingresar a club, las personas deberán acceder a una entrevista. El miembro debe abonar una membresía de 1.000 dólares por única vez. A su vez, cuando retiran cannabis tienen que pagar cada gramo, pero no hay cuota mensual.
Los requisitos para ser admitido en el Club es ser mayor de edad, tener cédula uruguaya y no pertenecer a otros clubes cannabicos como indica la ley de Uruguay.
“El socio tiene que formar parte de esta comunidad”, aclara Vaz. Por ahora, ya admitieron a 22 integrantes.