Tanto el cannabis como la medicina tradicional ayurvédica tienen origen asiático. Eso ya nos permite imaginar el rico vínculo entre ambas historias. Y no es reciente: así como se ha llegado a calcular que el ser humano le ha dado distintos usos a la planta desde hace miles de años, se ha establecido una antigüedad aproximada de 5 mil años al ayurveda.
Este tipo de medicina nació en India como una práctica preocupada por el “conocimiento de la vida” que propugna un estado de equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu como signo de salud integral. Para este propósito, su sistema estipula la existencia de tres doshas: Vata, Pitta y Kapha. Se trata de energías vitales que conviven en cada persona, siendo una de ellas la predominante.
En la milenaria medicina india el cannabis está incluido siempre asociado a otras plantas
Es a partir del saber sobre estos principios metabólicos que se establecen los tratamientos para mantener o restablecer el equilibrio global de las personas, que incluyen recomendaciones alimenticias adecuadas a cada naturaleza y el uso de hierbas naturales, entre las que puede estar incluido el cannabis, en general asociado a otras plantas.
Dosis ancestral
“Nuestros libros de estudios tienen compilaciones de los grandes samhitas o sabios, quienes como Bhavaprakash mencionan a bhanga, la cannabis sativa, en sus tratamientos y preparados, pero siempre mezclado con otras hierbas, no hay mención de monopreparados con bhanga”, asegura Guillermina Minicucci, terapeuta practitioner en Medicina Ayurveda, graduada en el European Institute of Studies for Research in Ayurveda, en La Haya, Holanda y formada en Estados Unidos como terapeuta cannábica.
En libros farmacológicos de cabecera para el Ayurveda, comenta Miniciccu, “la planta fue estudiada extensivamente y en profundidad” y menciona que en el Rigveda, una colección de himnos compuestos en entre el 1500 y el 1200 a.C., figura el “Oshadhisukta” o “Himnos sobre hierbas”, donde se establece que “no hay sustancia que no pueda ser utilizada como psicoactivo o medicamento, la diferencia está en la dosis”.
Una colección de himnos compuestos en entre el 1500 y el 1200 a.C., figura el “Oshadhisukta” o “Himnos sobre hierbas”, donde se establece que no hay sustancia que no pueda ser utilizada como psicoactivo o medicamento
En ese sentido, completa la terapeuta, documentos como el Dravyagunas, libro clave de farmacología ayurvédica, sugiere al cannabis como beneficioso para el sistema circulatorio, digestivo, respiratorio, urinario, reproductor, piel, como afrodisíaco, analgésico y en uso externo para hemorroides.
“La planta fue en la Antigüedad estudiada en tal detalle que creo que se tendría que haber consultado previamente este libro antes de ponerla en tela de juicio”, asegura Miniciccu.
Dravyagunas divide la planta en tres partes, las ramas, flor y resina. “Dentro de estas tres divisiones cada una de ellas tiene propiedades terapéuticas específicas”, nos explica, “tanto de uso externo como interno, que no difieren en absoluto con los estudios hechos en la actualidad”.
¿Se puede hablar de usos correctos y usos incorrectos de la planta según el ayurveda? “En realidad el uso lo determina el usuario”, sostiene la terapeuta.
“Sí puedo decir que la terapéutica del cannabis es muy peculiar. Hay diferentes aceites con diferentes fines, no todos son para todos. Y ahí está el uso incorrecto o no, por ejemplo automedicarse con un medicamento que tiene su terapéutica peculiar y que debe ser monitoreado mensualmente”.
Para esta especialista el problema está en desconocer los componentes del cannabis a la hora de utilizarlo y pone el ojo en la responsabilidad profesional: “Es incorrecto desconocer, como profesional, con qué está medicado el paciente”.
La medicina ayurveda no se basa en el uso de aceites y extractos de cannabis tal como se popularizó hoy en día. “Usamos lo que llamamos Churnas, mezcla de polvos que se toman con un vehículo, como leche o manteca clarificada”, detalla Miniciccu.
El aceite de cannabis que se hacía en Medio Oriente hace 5 mil o tal vez más años era de las semillas. Las semillas tienen alto poder proteico y son un excelente alimento, pero no tienen altos niveles de cannabinoides
“El aceite de cannabis que se hacía en Medio Oriente hace 5 mil o tal vez más años era de las semillas. Las semillas tienen alto poder proteico y son un excelente alimento, pero no tienen altos niveles de cannabinoides”.
Dravyagunas asegura que la resina y la flor, de fumarse, tienen poderes intoxicantes y que sus efectos se dividen en dos estados. El primero: vértigo, risa, palabras incoherentes, delirios, sensación de titileo en la piel, insensibilidad en la piel, mucha relajación, mareos. El segundo: comienza después de los mareos, la persona se siente tan intoxicada que se duerme. “Afortunadamente ninguna intoxicación causa muerte en el paciente”, subraya Miniciccu y aclara que la forma de eliminar el cannabis del cuerpo es “un lavaje de estómago con hierbas específicas y manteca clarificada de vaca”.
Rituales religiosos
“En cuanto a su presencia en la India, los arios (2000 a.C.), tribu proveniente de Ankara, utilizaban el cannabis en los ritos religiosos”, dice Manuel Isorna Folgar, psicólogo y profesor de la Universidad de Vigo, en su libro Cannabis: efectos, riesgos y beneficios terapéuticos.
“La planta se nombra en los Vedas sagrados, textos que forman la base del sistema de escrituras del hinduismo, sobre todo en el cuarto veda, el Atharvaveda, escrito entre el 1500 y el 1200 a.C., donde la planta es descripta como una hierba sagrada y aparece relacionada con el dios Shiva”, indica Isorna Folgar y agrega que el bhang, bebida hecha con semillas de cannabis y otras especias, era considerada la bebida preferida del Indra, deidad guerrera de los arios, quienes le atribuían propiedades mágicas.
Para la tradición brahmánica, agrega, “su uso agilizaba la mente, otorgaba salud y larga vida, además se le atribuían propiedades afrodisíacas. Por ello su uso se extendió por toda la India en sus rituales religiosos y sociales”. Entre las afecciones que en India se trataban con la planta, asociadas sus beneficios al legado bondadoso de los mismos dioses, se incluían fiebre, insomnio, lepra, caspa, jaquecas, tos ferina, oftalmia, enfermedades venéreas y tuberculosis.
Según la tradición brahmánica el uso de cannabis agiliza la mente, otorga salud y larga vida, además se le atribuían propiedades afrodisíacas
Ya más desligado de lo religioso, un tratado del último siglo antes de Cristo, el Susruta-samhita, describe el uso del cannabis sativa para enfermedades como catarro, diarrea y fiebre biliar.
Más cerca de nuestra era, un documento de 1893 elaborado como informe para la corona británica, que tenía a India como colonia, destacaba las propiedades medicinales de la planta para calmar dolores y como febrífugo en aplicaciones locales u orales, incluyendo el procedimiento de aplicar cataplasmas en zonas del cuerpo afectadas por el dolor.
En algunas zonas específicas de India, señalaba el informe se usaba la planta para mejorar el estado físico y mental general, teniendo la concepción de que servía para estimular el apetito y aliviar las fatigas, además de ser diurética, reducir el delirium tremens y actuar como afrodisíaco.
Pureza hindú
Para “purificar” el cannabis, la mirada krishna basada en libros tradicionales ayurvédicos como el Dravyagunas, recomienda varios procedimientos donde es clave el uso de lácteos y la mezcla con otras hierbas.
Se suele recomendar su administración oral. Además de cogollos, pueden usarse la resina, las semillas y las raíces en algunas preparaciones.
Preparación
El procedimiento más extendido implica sumergir el cannabis en agua pura durante 24 horas, después de esto se exprime la materia vegetal para extraer el líquido residual y se seca.
Luego se fríe en manteca de leche de vaca a fuego medio y, finalmente, se almacena.
Para los ayurvedas, al seguir este proceso, la marihuana quedará ya en estado propicio para su uso medicinal y pasa a llamarse entonces shudha bhanga o “marihuana pura”.
Dosificación
Aun purificada, debe usarse en cantidades pequeñas. La dosis recomendada es de 250 a 500 mg, un octavo y un cuarto de cucharadita de la hierba en polvo de una a tres veces por día.
Su uso se acompaña de otras hierbas para eliminar “los efectos tóxicos residuales” del cannabis.
Las hierbas se ingieren en decocciones para mejorar su digestión; suele usarse leche, azúcar o ghee, una manteca de la que se saca toda el agua y se la liberó de grasas.