Gran parte del cáñamo producido en el mundo se destina a la extracción de fibra y también de aceite de semillas, para elaborar biodiesel, solvente y cientos de otros usos.
Los sobrantes, compuestos por semillas trituradas, son utilizados como alimento para animales o aislante.
Pero un grupo de empresas productoras de cannabis en Nueva Zelanda se encuentra investigando los posibles usos de la cáscara y las semillas en la industria alimentaria y medicinal.
El proyecto nace de una colaboración entre GreenFern Industries, Taranaki, Hemp Connect y Callaghan Innovation, las mayores empresas que producen cáñamo en el país, y fue financiado por el Departamento de Economía, Innovación y Empleo del Estado de Nueva Zelanda.
El objetivo del Estado y un grupo de privados es encontrar nuevos usos para los desechos de la industria del aceite en aplicaciones como antioxidantes, suplementos proteicos y proteína de cáñamo soluble en agua
La investigación incluye nuevos usos de la cáscara y los desechos de la industria del aceite en aplicaciones como antioxidantes, suplementos proteicos y proteína de cáñamo soluble además de técnicas que mejoren la producción de aceite y reduzcan la producción de desechos.
Aunque todavía en desarrollo, la industria del cáñamo en Nueva Zelanda crece rápidamente, con 252 licencias para producción de cáñamo industrial y un marco legal que permite su uso en la industria alimentaria.
Meses atrás, el país estuvo a un paso de la regulación total del cannabis en un plesbicito que se votó durante las elecciones generales. Lamentablemente, en NO ganó por un ajustado 53,1%.