El cáñamo es una de las plantas más versátiles que conocemos. Los seres humanos la usamos desde hace miles de años como alimento, fibra y medicina. Y hoy sabemos que su cultivo puede recuperar suelos contaminados.
Curando la tierra
La fitorremediación utiliza los metabolismos vegetales y los microorganismos asociados para extraer, degradar, volatilizar o estabilizar contaminantes orgánicos e inorgánicos tanto en el suelo como en el agua y el aire.
No es algo para nada mágico. Su éxito depende de la selección de la especie vegetal como una evaluación del suelo y el tipo y concentración de contaminantes.
En 2016 granjeros italianos mostraron como usando cáñamo buscaban remediar la contaminación producida la planta siderúrgica más grande de Europa
A diferencia de otras técnicas, la fitorremediación genera varias alternativas productivas que vuelven rentable su aplicación: es un proceso donde algunas sustancias son capturadas en tejidos vegetales que luego pueden usarse para solventarlos gastos del tratamiento.
Dependiendo del tipo de contaminante, las plantas que se utilizan en este proceso puede sufrir cambios en su estructura química en el tejido vegetal o en la zona de las raíces (fitodegradación), concentrarse en tejidos o volatilizarse, procesos dependientes del tipo de vegetal que sea utilizado.
El poder del cáñamo
Existen varios reportes del uso de cáñamo en suelos contaminados con material radioactivo, incluido un experimento en la zona de exclusión creada luego del accidente en Chernobyl, Ucrania, que concluyó sin estudios publicados.
Un estudio de 2005 analizó el potencial del cáñamo y el lino como cultivos para fibra en zonas contaminadas con cesio radiactivo, concluyendo que acumula este material en sus tejidos pero tolera bien su presencia.
En 2016 la región italiana de Taranto protagonizó una noticia que llegó a los medios de todo el mundo: los granjeros locales estaban usando cáñamo para remediar la contaminación por dioxinas resultante de la planta siderúrgica más grande de Europa.
La región, famosa por su producción de quesos y lácteos, tuvo que sacrificar la población entera de ganado y establecer una prohibición para producir alimentos en la zona en el año 2008. En 2014, un grupo de productores locales comenzó los cultivos de cáñamo.
El cáñamo resultante de procesos de fitorremediación no puede utilizarse para consumo humano, pero la calidad de sus fibras no sufre alteraciones aún cuando su contenido en sustancias contaminantes sea alto.
Esto permite que las cosechas puedan ser utilizadas con fines industriales, por ejemplo el desarrollo de materiales de construcción, donde el cáñamo tiene una reputación muy bien ganada.
Pocas opciones para sanear los suelos permiten financiar el proceso de recuperación generando alternativas industriales posteriores al tiempo que habilitan generar proyectos económicos en la dura transición de un área contaminada a un área productiva.
Una industria
El cáñamo ya forma parte de la economía legal en varias partes del mundo, lo que lo transformó en los últimos años en un cultivo estratégico.
En 2018, Estados Unidos legalizó su cultivo y comercialización en todo su territorio. De hecho, eliminó el cáñamo y los derivados del cannabis con niveles no superiores a 0,3% de THC de su lista de sustancias controladas.
En Argentina, a mediados de octubre de 2020, se presentó un proyecto de ley que busca habilitar el cultivo, industrialización y comercialización de las diferentes partes de la planta. “La idea del proyecto es sacar al cáñamo industrial de la persecusión penal de la ley de estupefacientes y desarrollar una industria en Argentina”, nos contó en su momento Mara Brawer, su autora.
En enero de este año, asambleístas de La Rioja presentaron al presidente Alberto Fernández una propuesta que apunta a reemplazar los proyectos de megaminería por cultivos de cáñamo
Semanas atrás, desde el Ministerio de Producción de la Nación confirmaron que está en los planes del gobierno argentino avanzar en un proyecto el Poder Ejecutivo que incluya la iniciativa de Brawer para ser tratado en sesiones ordinarias este 2021.
Incluso, en enero de este año, asambleístas de La Rioja presentaron al presidente Alberto Fernández una propuesta que apunta a reemplazar los proyectos de megaminería por cultivos de cáñamo.
Según sostuvieron los miembro de la asamblea El Retamo, las plantaciones de cáñamo al pie del serro Famatina generarían más puestos d trabajo que los proyectos mineros, evitarían la amenaza latente de la contaminación y cuidarían el bien común más escaso: el agua.