Marruecos anunció la puesta en marcha de un proyecto para legalizar la producción de cannabis medicinal e industrial.
Se trata de un enorme cambio de paradigma en un país con un uso histórico y tradicional del Cannabis que se remonta a varios milenios atrás.
Actualmente se trata de uno de los mayores productores de marihuana del mundo, abasteciendo prinicipalmente al mercado ilegal europeo. Según cifras del gobierno marroquí, este mercado alcanza unos 15 mil millones de dólares anuales.
Legalizar la tradición
El proyecto permitirá el cultivo de marihuana de uso terapéutico e industrial, organizando a los pequeños productores en cooperativas.
Los campesinos podrán vender su producto a acopiadores o empresas de procesamiento para la elaboración de aceite o derivados medicinales e industriales. Un punto que tendrá como punto crítico crear una cadena de valor justa.
Un dato interesante es que solo serán autorizadas empresas arraigadas en el país, que deberán solicitar una licencia para el procesamiento, venta y exportación de cannabis.
El gobierno busca poner límites al histórico mercado ilegal. El objetivo, aseguran, es crear un economía legal para las cosechas de las que depende la economía de distritos enteros
La medida no alcanzará todo el territorio nacional sino que se concentrará en seis regiones en la cordillera del Rif, donde el país produce históricamente su cannabis.
Así, el gobierno planea que ese cannabis deje de ser comercializado por las redes de tráfico ilegal que lo ingresan a Europa. El objetivo, aseguran, es crear un mercado legal para las cosechas producidas en la zona y de las que depende la economía de distritos enteros.
El uso adulto de cannabis, tolerado culturalmente, continuará prohibido, con penas de cárcel de hasta 30 años para tráfico y 10 años por uso de drogas.
Sin embargo, la prohibición en Marruecos tiene que ver mucho que ver con un posicionamiento diplomático. Si bien puede sentirse en los centros urbanos, la nueva legislación pondría fin a la erradicación de cultivos en zonas rurales.
El uso público de cannabis y hashish, en verdaderas rondas comunitarias, se encuentra extendido por gran parte del país y forma parte de la normalidad de familias enteras.