Una vez que cosechamos nos quedan cosas por hacer. Todo lo que hagamos en las etapas que siguen es clave para que nuestras flores no regalen sus mejores aromas, sabores y efectos. Cuándo está listo el secado.
Ya hablamos de las características que tiene que tener el lugar y las prácticas de secado. Pero la pregunta que muchos y muchas se hacen es: cuándo están listas las flores.
Por supuesto, nada es matemático y depende de varios factores, principalmente del clima y de nuestra atención.
Secado listo
Saber si el secado está a punto es sencillo: las pequeñas ramas con las que colgamos los cogollos son las que van a darnos la respuesta. Basta con torcerlas y escucharlas.
Las pequeñas ramas con las que colgamos los cogollos son las que van guiarnos para saber si el secado está listo. Basta con torcerlas y escucharlas.
Si las ramitas se doblan pero no hacen ningún ruido ni se dañan, es que todavía falta. Si a doblarlas hacen un pequeño crack pero no se parten del todo estamos en el punto justo. Si se quiebran y nos quedamos con una parte en la mano, nos pasamos.
Claro que con el tiempo los ojos y el olfato se entrenan. De esa manera hay otras formas de notar que el secado está en su punto ideal.
Por ejemplo, presionando los cogollos suavemente. Si luego de hacerlo, el cogollo vuelve a su forma original, es otra señal de que el secado está por buen camino.
Problemas de secado
Por supuesto, luego de ir al frasco nos quedan cosas por trabajar. Incluso los cogollos más robustos pueden sorprendernos y seguir largando humedad una vez guardados.
Si es así, usualmente lo podemos notar mediante el olfato o porque la humedad se hace visible en la parte interior del frasco. Lo que debemos hacer en esos casos va a ser retirar los cogollos del frasco y, en un lugar seco y con poca luz, ponerlos nuevamente a secar.
Si los cogollos siguen largando humedad una vez guardados, tenemos que sacarlos del frasco y ponerlos nuevamente a secar en una caja de cartón o sobre papel madera.
Podemos hacerlo en una caja de cartón o bien sobre papel madera. Luego lo regresamos al frasco y chequeamos que los cogollos ya no contengan excesos de humedad.
Antes del primer enfrascado, algunos cultivadores dejan los cogollos con ramas dentro de una caja de cartón para ralentizar el secado. Pero cuidado: un secado excesivo va a hacer que nuestras flores pierdan propiedades.
El cultivo, como buen arte, es una práctica que se perfecciona cosecha a cosecha y se acomoda a cada persona.