La vida de Carolina cambió desde hace cuatro años y medio cuando su mamá, Candela Grossi, comenzó a darle aceite de cannabis.
Carolina tiene diagnóstico de autismo y a sus siete años sabe leer y escribir. “Cursa segundo grado y está muy bien integrada, todo gracias al cannabis”, explica Candela.
El tratamiento es con aceite, cremas, shampoo, acondicionador y jabones. Candela, presidenta de la asociación civil “Cultivo en Familia”, le prepara todos los productos para que “los beneficios del cannabis entren por todos lados de su cuerpito”.
Pese a que hace varios años que cultiva, el día que abrió el Registro Nacional de personas autorizadas al cultivo controlado con fines medicinales y/o terapéuticos (REPROCANN) no dudó en anotarse.
El registro está previsto en la ley 27.350 que regula la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y de sus derivados.
Mediante la resolución 800/2021, el Ministerio de Salud creó el registro para que usuarios puedan inscribirse y así obtener una autorización para cultivar la planta con fines medicinales para sí, a través de otra persona o de una organización civil autorizada a esos efectos.
La burocracia de Argentina
El proceso para inscribirse en el REPROCANN es “bastante engorroso y no es claro”. Carolina sostiene que “al anotarse puede ser como paciente, cultivador, representante o médico”. Le costó mucho lograr la autorización, pero la terminó obteniendo
Tres años atrás, en 2018, ella interpuso un recurso de amparo para poder cultivar para su hija. La acompañó la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires y la Defensoría Federal de La Plata, a las cuales les agradece infinitamente el apoyo.
“En un momento me habían dado el permiso para la provisión de aceite, pero no del autocultivo, se apeló y la causa llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación: fue muy engorroso”, cuenta.
Para Candela la lucha no termina con la habitación: “Esto continúa”. Todavía cree que en Argentina falta mucho trabajo desde la política y mucha más información para que la sociedad conozca más acerca de las bondades de la planta.
Autocultivo y solidaridad
El jueves 22 de abril, Candela obtuvo el permiso en el registro, el cual tiene una validez de un año. Decidió cultivar la variedad Quinto Elemento.
Se trata de semillas de una variedad donada por el fallecido cultivador Daniel Loza (conocido como El Profe Lozax) a la Universidad de La Plata para el “Proyecto Cannabis y Salud”. La casa de estudios las está estabilizando.
“Cuando me llegó el gotero de Daniel de esa variedad fue un cambio absoluto”, asegura Candela.
Como cultivadora realiza diferentes puntos de corte, disoluciones de la resina y diversas formas de extraer el cannabinoides. De esta manera Carolina responde y su cuerpo no se acostumbra a la planta.
“Es alta en THC pero no hay que tenerle miedo, sí cuidado como a cualquier otra medicación”.
El permiso se otorga para una sola persona, en este caso solo Candela podrá cultivar para su hija. Sin embargo, la solidaridad de ella no desaparecerá.
“Si yo puedo hacer un cultivo solidario o no, queda en mí y eso jamás lo voy a perder”, explica. Y agrega: “La gente necesita el aceite y no puedo decir que no ante el pedido de un gotero, una crema, una flor o un aceite para algún caso excepcional que lo necesite”, confiesa.
Medicos, pacientes y registro
Para Candela, uno de los problemas del REPROCANN es que la responsabilidad recae casi totalmente en el profesional de la salud. “Es injusto porque la decisión de cultivar o usar cannabis es de la persona”, apunta Candela.
“El trámite consiste en un mutuo acuerdo entre usuario y médico”, destaca Candela. Aunque es justamente este punto uno de los más críticos: no sólo porque debe hacerse de manera correcta en el sistema, sino porque -según señala la cultivadora- es una gran presión sobre los médicos.
“Creo que los profesionales sienten que se les pide mucha responsabilidad”, señala Candela y atribuye a esa circunstancia que se dificulten las prescripciones que son indispensables para registrarse legalmente.
“Conocemos muchos profesionales que tienen causas por recomendar cannabis, es muy estigmatizador y burocrático”, asegura Candela. “Esperamos que eso cambie para que el registro de buenos resultados”.