La planta de cannabis fue demonizada durante décadas. Desde hace años esa mirada está cambiando. La evidencia más contundente son las diferentes regulaciones que avanzan en gran parte del mundo.
Uno de esos ejemplos es el estado de Nueva York, en Estados Unidos. Allí recientemente se habilitó el uso adulto de marihuana en su territorio. Se trata de una ley que permite el autocultivo y la comercialización de cannabis.
Este último aspecto es parte de una dinámica económica virtuosa, pero que trae bajo el brazo un dilema que debe ser abordado de inmediato: ¿qué hacer con los desechos plásticos que genera la industria verde?
A los saltos
Según difundió la oficina del Gobernador Andrew Cuomo, el Estado podría generar unos US$ 350 millones en recaudación fiscal y la creación de cientos de miles de puestos de trabajo.
Pero el crecimiento de una industria también puede ocasionar severos problemas medio ambientales que después repercute en todos los seres vivos del planeta.
Precisamente, Nueva York trabaja actualmente en normativas para evitar los daños que generan los desperdicios de plásticos. Se trata de un problema que, de no controlarse, puede profundizarse a partir de la regulación del cannabis.
“La industria legal del cannabis produce en Estados Unidos 150 millones de toneladas de desechos cada año y una gran parte proviene del plástico”, asegura la legisladora newyorkina Patricia Fahy.
Si bien la regulación del cannabis empezará a regir plenamenta a partir de enero de 2022, el estado ya trabaja para evitar que los paquetes plásticos en los cuales se venden productos de cannabis contaminen el medio ambiente.
En este sentido, la legisladora de Nueva York Patricia Fahy presentó un nuevo proyecto de ley para el tratamiento de los plásticos en la industria del cannabis, a partir de un estudio realizado por la empresa GAICA, la primera del país con licencia para gestionar los desechos generados por este comercio.
“La industria legal del cannabis produce en Estados Unidos 150 millones de toneladas de desechos cada año y una gran parte proviene del plástico. Nueva York tiene la oportunidad única de prevenir una nueva fuente de contaminación antes de que ocurra”, asegura Fahy, quien pretende convertir en ley a su iniciativa antes que comiencen las ventas de cannabis.
El sistema que buscan implementar es conocido como “Entrega y retorno”. Los clientes pagan un dólar extra por el paquete de plástico, cuando regresan al local lo devuelven y se les reintegra el dinero.
A partir de ahí, los dueños del comercio se hacen cargo de su gestión a partir del concepto “Responsabilidad extendida del productor”.
Nueva York aprende de California
Lo que buscan evitar en Nueva York es lo que actualmente ocurre en California. Headset, una empresa que analiza datos de la industria del cannabis, indica que durante 2020 se vendieron, en ese estado, 32 millones de tubos contenedores de cigarrillos de marihuana y 53 millones de paquetes contenedores de cogollos.
Por ley, deben ser fabricados “a prueba de niños” para que los menores no puedan abrirlos y se requiere un uso extra de plástico en su fabricación. Se estima que cada unidad tiene alrededor de 40 gramos de este material, por lo que se generan aproximadamente tres mil cuatrocientas toneladas de plástico que terminan en playas, mares, océanos, calles o basurales si no se las gestiona adecuadamente.
Nueva York busca el viejo sistema de envases retornables. Los clientes pagan un dólar extra por el paquete de plástico, cuando regresan al local lo devuelven y se les reintegra el dinero.
Los trabajadores y empresarios del cannabis señalan que las exigencias sobre el empaquetado son excesivas. “Hay muchos desechos plásticos en esta industria y es por miedos relacionados al acceso al cannabis. Para mi es extraño que se requiera a estos productos empaquetados ‘a prueba de niños’ cuando al alcohol se accede desenrollando una tapa”, indica Amanda Reiman, experta en cannabis y trabajadora social de California, en diálogo con THC.
Si bien Estados Unidos ha dado avances significativos en las normativas del cannabis, aún existe un vacío legal en varios aspectos porque su industria continúa siendo reciente.
“No está regulada de forma madura. Federalmente sigue prohibida, por lo que cada Estado regula individualmente”, le cuenta a THC Peter Dougherty, fundador de la Coalición Sustentable del Cannabis, un conjunto empresarial estadounidense que se agrupó para mejorar la sustentabilidad de la producción desde el cultivo hasta la venta.
Doughery agrega que “cada uno está aprendiendo y aunque todavía no están preparados para regular sobre los impactos de la industria en el medio ambiente, como por ejemplo por el empaquetado plástico, intentan aprender. Es un proceso lento pero creemos que será productivo”.
Cabe destacar que, si bien el actual Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, incluyó a la legalización federal del cannabis en su plataforma de campaña, aún no se han dado pasos concretos en el debate legislativo.
Por qué el plástico es un problema ambiental
Agustín Harte es Licenciado en Ciencias Biológicas y le explica a THC que el principal problema del plástico es que no se degrada. “Está en el ambiente por cientos o miles de años y por la forma de los envases causa daños físicos a la fauna y flora. Sobre todo a la marina”, asegura.
En el documental Océanos, el misterio del plástico perdido, disponible en Youtube, aseguran que por año llegan al mar ocho millones de toneladas de plástico. Eso los lleva a estimar que en los océanos debería haber unas cincuenta mil millones de toneladas de plástico, pero solo es visible el 1%. ¿Qué ocurrió con el resto?
“Otro gran problema son los microplásticos. El plástico se rompe en partículas chicas que afectan a niveles respiratorios y digestivos”, indica Harte. Y agrega: “Los seres humanos estamos expuestos a ellos por el aire, por el agua y al comer ciertos seres vivos que los tengan en sus estómagos”.
No sólo está el problema del plástico, sino también de los microplásticos. “Los seres humanos estamos expuestos a ellos por el aire, por el agua y al comer ciertos seres vivos que los tengan en sus estómagos”, explica Agustín Harte, Licenciado en Ciencias Biológicas.
El experto en biología explica que uno de los ejes para solucionar este asunto es la producción sustentable. En este aspecto, la industria del cannabis encuentra soluciones en su propia producción.
Un ejemplo es la empresa estadounidense SANA, una de las primeras en crear paquetes a base de cáñamo.
“Desarrollamos paquetes para cannabis en base a una economía circular. Nuestros productos son 100% a base de plástico de cáñamo que tarda mucho menos en degradarse”, aseguran desde la compañía.
Son varios los países del mundo que caminan hacia la regulación del cannabis. Se trata de una apertura de derechos, pero también de un fenómeno económico que busca hacer de la planta un bien comercializado a nivel global.
El hecho genera un lógico entusiasmo en los sectores públicos y privados en un contexto de crisis económica generalizada. El desafío, quizás como nunca antes, está en la construcción de una industria que no contribuya a seguir destruyendo el único planeta que habitamos.