El Sistema de Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) es la única herramienta que existe en Argentina para cultivar y trasladar cannabis legalmente. Se trata de un beneficio que alcanza a usuarios y usuarias de cannabis medicinal.
Las inscripciones comenzaron a realizarse el 12 de marzo de 2021. Hoy, según fuentes oficiales, más de 17mil personas están inscriptas en el Reprocann. De ellas, unas 5223 ya tienen su certificación. Mientras que sólo 146 trámites fueron rechazados, lo que no implica que no puedan resolverse.
Los trámites que cumplen con todos los requisitos se aprueban rápidamente. Según informan desde el Ministerio de Salud requieren entre 24 y 48 horas para dar de alta una solicitud.
Un gris riesgoso
En el Registro pueden inscribirse personas usuarias que cultivan para si mismas, personas que reciben el cannabis de manos de cultivadores solidarios y los propios cultivadores solidarios.
Aún no se habilitó la posibilidad de inscripción de asociaciones civiles que realizan cultivos colectivos, algo que está previsto por la ley, pero que aún tiene un límite reglamentario: sólo se puede tener hasta 9 plantas en floración en 6 metros cuadrados.
Al día de hoy hay más de 17 mil personas inscriptas en el Registro: 5223 tienen su certificación, cerca de 12 mil aguardan la autorización médica y apenas 146 trámites fueron rechazados. Según las autoridades el trámite se aprueba en un máximo de 48 hrs
Por otra parte, se trata de un trámite que requiere una prescripción médica como condición indispensable para completarse. De hecho, hay 11632 trámites en espera de la autorización de un profesional de la salud.
Además, de las plantas permitidas, las personas habilitadas ya pueden transportar cannabis. Está permitido llevar hasta 40 gramos de flores y hasta 6 frascos de 30 ml de aceite. Aún no está claro que ocurriría en caso de las semillas y las plantas.
El Reprocann es un sistema que nace de la Ley Nacional de Cannabis Medicinal (27.350), pero la ley que sigue prohibiendo hasta la simple tenencia de una semilla de cannabis (23.737) sigue absolutamente vigente.
Para muchas personas, registrarse es un herramienta clave de protección contra allanamientos y requisas. De hecho, ya circulan documentos dentro de algunas fuerzas de seguridad informando los derechos que deben respetarse ante la presentación de un certificado del Reprocann.
Este escenario complejo requiere la capacitación urgente de dos actores: las fuerzas de seguridad y los funcionarios de la Justicia. Algo que está lejos de ser una realidad.
Ya son varios los casos donde la policía y hasta la Justicia ignoran la existencia del Reprocann y aplican indiscriminadamente la ley penal.
Al mismo tiempo, ya comenzaron a verse escenas impensadas como personas viajando en avión con sus cogollos sin ningún problema.
En pocas palabras: las violaciones de derechos no surgen del Registro, sino de la falta de un decisión firme por parte de los responsables civiles en informar y formar a las fuerzas de seguridad y al personal de Justicia sobre el nuevo escenario.
Los problemas de violación de derechos que se observaron no surgen del Registro, sino de la falta de un decisión firme para capacitar a las fuerzas de seguridad y al personal de Justicia sobre el nuevo escenario
En este contexto, la demanda de certificaciones aumentó más de un 60% en el último mes. Y son miles las personas que hoy, aún con la prohibición vigente, están un poco más protegidas.
Tranquilidad personal
Cristian Raising vive en Torquinst, provincia de Buenos Aires. Cristian está habilitado como “Persona usuaria que cultiva para sí” por la lumbalgia crónica que padece desde la infancia.
“Nací con espina bífida leve y eso me generó una lumbalgia crónica, por esa patología me pude anotar”, nos cuenta.
“En Torquinst no tenemos ni un solo médico que esté inscripto en el ReProCann, así que tuve que ir hasta Bahía Blanca, que ahí sí los profesionales de la salud se pusieron la tarea al hombro”, nos detalla, dejando en claro otra de las dificultades: la participación de los profesionales de la salud en el proceso de inscripción.
Una de las principales dificultades es la falta de profesionales de la salud que acompañen el proceso de inscripción
Por un lado, no existe ningún listado oficial de médicos y médicas inscriptos en el Reprocann. Por otra parte, aun son pocos los profesionales capacitados en tratamientos con cannabis. La situación implica un impedimento imposible de resolver por parte de las personas que necesitan inscribirse.
Encontrar un médico que lo acompañe no fue el único desafío que Cristian tuvo que enfrentar. En marzo de 2020, siendo concejal de la ciudad de Tornquist fue detenido por tres días acusado de cultivar cannabis. La acusación fue tan insostenible que fue sobreseído en primera instancia.
“Una de las razones por las que me anoté fue la necesidad de estar tranquilo, ya que el año pasado sufrimos un allanamiento bastante violento con armas, gendarmería, drones, a lo “Chapo” Guzmán”, recuerda.
“Todo eso me dejó secuelas como el seguir mirando por la ventana para ver si vienen a patearme la puerta, porque te queda ese miedo de que suceda y te lleven preso. Pero desde que mi solicitud fue aprobada, estoy mucho más tranquilo”, asegura.
“Siento que hay que anotarse, es una de las maneras de ganar esta batalla contra las fuerzas judiciales y policiales”, sostiene Cristian.
Derecho de familia
Alejandra de Sousa, de la ciudad de Ensenada, se inscribió en el programa nacional de cannabis medicinal para poder cultivar la medicina de su hijo Lucas, un joven con retraso madurativo que encontró en el cannabis una forma de mejorar su calidad de vida
“Cultivo porque estoy ejerciendo un derecho a la salud de mi hijo que con la medicina convencional no pude resolver. Desde hace ya cinco años que soy autónoma y autogestiva en la ilegalidad hasta el día de hoy”, nos relata Alejandra.
“Desde hace ya cinco años que soy autónoma y autogestiva en la ilegalidad hasta el día de hoy”, nos relata Alejandra quien cultiva para su hija
A pesar del registro y haber salido de la clandestinidad, la preocupación de la mamá de Lucas es la falta de capacitación en las fuerzas de seguridad.
“Si bien existe este registro brindando algún tipo de seguridad, todavía es insuficiente porque el área del Ministerio de Justicia y de las fuerzas todavía no están totalmente empapados en el tema”, remarca.
Alejandra conoce bien las consecuencias que tendría que afrontar si la policía, desconociendo el registro, golpeara a su puerta. “Tener que afrontar un posible allanamiento, sería la detención de la terapia de mi hijo”.
Solidaridad sin miedo
Nicolás Quilaleo, cultivador solidario de CABA, se anotó en el programa para abastecer a su familia en el uso terapéutico del cannabis: cultiva para su mamá, su pareja y amiga, que presentan diferentes patologías.
“Estoy muy contento porque esto es un reconocimiento de derecho después de años de prohibición. En mi caso, puedo brindar una medicina de calidad, orgánica hecha en casa y sin recurrir al mercado ilegal”, cuenta Nicolás.
“Desde el primer momento del trámite supe que es histórico, me siento tranquilo y comprometido con lo que nos queda por delante”, dice Nicolás que cultiva para su madre y subraya la falta de una regulación que contemple a todos los usuarios
“Desde el primer momento del trámite supe que es histórico, me siento tranquilo y comprometido con lo que nos queda por delante”, dice Nicolás quien no pierde de vista que aún miles de usuarios y cultivadores se ven obligados ocultarse.
Su mamá, María del Carmen, ahora vive con menos angustia. Ya no teme que su hijo sea allanado y, al mismo tiempo, perder su medicina.
“Nicolás siempre me hablaba del cannabis y él me hizo probar por mis dolencias, mareos, descomposturas”, detalla María del Carmen respecto al camino recorrido.
“Luego de dejar los calmantes que tomaba y notar que mejoraron todos mis malestares, le pedí a Nico que me anotara en el Reprocann. En este momento solo uso cannabis”, nos cuenta.
Si bien aún sobrevuela sobre todos los usuarios y usuarias la ley penal, en el caso de las personas que necesitan cannabis por razones terapéuticas tienen nuevas herramientas para ejercer sus derechos.
“Desde que nos anotamos en el programa me siento mucho más tranquila”, asegura María del Carmen.