Falleció a los 64 años el activista y escritor Frenchy Cannoli, conocido desde hace décadas por ser uno de los artesanos elaboradores de hachís más experimentado del mundo.
Aunque nació hace miles de años, esta tradicional técnica de extracción de resina sufrió una revolución en las décadas de 1970 y 1980, de la mano con el autocultivo y la revalorización de las variedades nativas de cannabis.
De origen francés, Frenchy (una forma cariñosa y a veces despectiva usada en países de habla inglesa para referirse a los franceses) recorrió el mundo en los 60 y 70, atraído por los exóticos aromas de las resinas que llegaban a Europa.
Así conoció Marruecos, México, Nepal, Pakistán y la India. Allí vivió ocho temporadas de cultivo trabajando codo a codo con los cultivadores del valle de Parvati.
Un cultor de la experimentación, Frenchy finalmente se instaló en California, donde trabajando con cultivadores del Triángulo Esmeralda forjó su reputación como “maestro hashishin”, un término usado en Afganistán para designar a aquellas personas que sobresalen en el honorable oficio de elaborar hachís.
Heredero quizás de los últimos maestros tradicionales de una técnica milenaria, el paladar y la curiosidad de Frenchy lo llevaron a recorrer las mismas rutas que caminó la planta: desde Asia, donde el hachís es realizado a mano con plantas vivas que crecen salvajes hasta Afganistán, donde tamizan la resina de plantas secas ya curadas.
En sus seminarios “El arte perdido de los hashishin” Frenchy capacitó miles de personas debutantes en el mundo de las extracciones, compartiendo las técnicas también en sus redes sociales y canales de videos.
Muchas veces comparado con un maestro enólogo, las extracciones realizadas por Frenchy, con precisas técnicas respecto a la temperatura del agua o mallas de extracción realizadas a pedido, convirtieron su nombre en sinónimo de calidad.
En su sitio web, además de promocionar sus cursos y productos, Frenchy posteó enormes cantidades de material gratuito para convertirse en un verdadero experto en la elaboración y degustación del hachís.
También participó activamente en las luchas por la regulación del cannabis y el reconocimiento de los terroirs o etiquetas de origen, un conflicto nacido con la legalización que enfrentó las granjas familiares contra las grandes empresas.