En Argentina, desde el 12 de marzo de este año cultivar y trasladar cannabis con fines medicinales es legal. Si una persona es usuaria medicinal puede inscribirse en el Sistema de Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) y obtener un certificado puede, además de plantar, caminar, tomar un colectivo o hasta viajar en avión con sus cogollos o aceite.
Según datos del Ministerio de Salud a los que accedió THC, hasta mediados de julio más de 17 mil personas estaban inscriptas en el programa. Hoy, desde el Ministerio de Salud de la Nación afirman que el número trepó a más de 30 mil.
De ese total, más de 8mil trámites están aprobados, alrededor de unos 300 fueron rechazados y en torno a los 24 mil siguen sin haberse completado. La pregunta es qué pasa con estos últimos casos. ¿por qué se mantienen en la indefinición a la que el Ministerio se refiere como trámites “sin vinculación”?
El punto es que todos los trpamites requieren que un médico certifique mediante el sistema el uso de cannabis de la persona, adjuntando documentación especifíca. Cuando eso está hecho y el profesional de la salud “vincula” su perfil al de un usuario o usuaria el sistema aprueba el trámite y emite un certificado. Sin eso, el pedido de inscripción queda trunco.
El problema, explican varias fuentes consultadas, es la falta de profesionales médicos que avalen los permisos. Por una lado porque son pocos los profesionales inscriptos. Esto se debe tanto al desconocimiento y la falta de formación o bien por desacuerdo con el uso de cannabis medicinal.
Por otra parte, aún no existen en el sistema público de salud unidades de atención pensadas para el tratamiento con cannabis, lo que obliga a las personas a pagar una consulta privada a un profesional registrado para poder así tener su derecho a cultivar y transportar su medicina.
Es decir, al día de hoy, sin listados oficiales ni cartillas en obras sociales o prepagas, encontrar un médico o una médica inscripto en el sistema no es nada sencillo. Y llegar a un profesional que haga el asesoramiento de forma gratuita es prácticamente imposible.
Un cuello de botella
Inscribirse en el Reprocann sí es gratis. Tampoco es complejo, por lo que no hace falta la asesoría de gestores pagos. Pero, como mencionamos, es indispensable contar con una prescripción médica autorizada por un profesional de la salud. Caso contrario, las autoridades de la cartera sanitaria no pueden aprobar la solicitud.
“Debo haber anotado alrededor de 160 pacientes. Muchos que ya conocía y otros nuevos que se acercaron para que los ayude con el proceso”, cuenta a THC Alejandro Andersson, médico neurólogo y endocanabinólogo.
Según explica, él intenta ser ordenado y dedicar una parte de su día a inscribir pacientes. Pero la agenda propia a la de su labor médica le impiden anotar tantas personas como les gustaría. Esto es algo que se repite en los consultorios de varios de sus colegas.
Todos los consultados por este medio describen la situación con una misma frase: “tenemos un cuello de botella”.
“Esto tiene que aceitarse y deberíamos ser muchos más los registrados para ayudar a las personas con el trámite porque muchos tienen miedo o estrés y darles esa mano les mejora la calidad de vida”, asegura Andersson.
Un especialista en derecho al acceso a la salud señalan que esta situación podría generar una serie de amparos que deriven posteriormente en acciones judiciales porque no hay desde el Estado un sistema para que los y las usuarias accedan a consultas médicas en el sistema público de salud
En esa línea, la médica psiquiátrica y docente universitaria Celeste Romero le explica a THC que “muchos profesionales creen que requieren alguna habilitación especial para recetar cannabis y no es así”.
“Tanto los médicos como los odontólogos, que son las especialidades aptas para dar medicamentos, pueden hacerlo. Solo tienen que tener matrícula, inscribirse en el Reprocann y acompañar al paciente en su uso”, comenta quien además es Coordinadora de Investigación en el Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CECCA).
También consultada por THC, Mariana Ríos, odontóloga, cultivadora solidaria y madre de un chico que utiliza aceite de cannabis, pide paciencia a quienes esperan su inscripción. “Hay mucha ansiedad y es entendible pero la realidad es que somos pocos en esto. Yo inscribo pacientes todo el tiempo, pero yo no me puedo inscribir”.
El caso de Ríos evidencia otro problema del sistema: quienes se inscriben como profesionales de la salud no pueden inscribirse como usuarios medicinales. Por lo tanto, pueden prescribir, pero no acceder al cannabis.
Se trata de un complejo dilema ético. El profesional de la salud con información sobre los usos medicinales de la planta y con disposición a inscribirse para ayudar a que más personas puedan tener su medicina legalmente, deben renunciar a su propio derecho como usuarios.
Sin sistema público
Más allá de sus problemas, Argentina cuenta con uno de los sistemas de Salud Pública más robustos del continente. Sin embargo, en lo que respecta al cannabis medicinal aún no hay una política clara en los centro de salud que dependen del Estado.
“Hay pacientes que no pueden pagar los aranceles o cultivadores solidarios que quieren estar en el Reprocann para ayudar y no encuentran un médico u odontólogo en lo público”, explica Rios.
Y agrega: “Habría que capacitar a los profesionales y que obligatoriamente todos las instituciones públicas tengan al menos uno que inscriba porque es un derecho de los pacientes”.
“Muchos profesionales creen que requieren alguna habilitación especial para recetar cannabis y no es así. Tanto los médicos como los odontólogos, que son las especialidades aptas para dar medicamentos, pueden hacerlo. Solo tienen que tener matrícula, inscribirse en el Reprocann y acompañar al paciente en su uso”, cuenta médica psiquiatra Celeste Romero.
Por su parte, Romero coincide en que hay pocos expertos en el sistema público con conocimientos en cannabis. “Además están saturados y hay mucho malestar por sus condiciones. Desde antes de la pandemia y con la pandemia ni hablar”, cuenta.
Fuentes consultadas por este medio también sumaron que algunos médicos no están de acuerdo con el registro y por eso directamente no inscriben a los pacientes.
Pero, independientemente de los acuerdos y desacuerdos de los profesionales con el uso de cannabis medicinal, lo concreto es que, hasta el día de hoy, un paciente o cultivador no puede acceder de forma gratuita a un certificado médico.
Al no existir atención desde el sistema público de salud, la persona se ve obligada a abonar una consulta privada para avanzar en el trámite. Si no tiene ese dinero y no encuentra un profesional que opte por no cobrar su consulta, el derecho a cultivar y trasladar su cannabis es pura teoría.
De hecho, especialistas en derecho al acceso a la salud consultados por THC señalan que esta situación podría generar una serie de amparos que deriven posteriormente en acciones judiciales contra el Estado.
“Muchas veces en el sistema de salud las personas no tienen la especialidad que necesitan así que lo pagan de su bolsillo y luego piden la devolución a la obra social, ya sea pública o privada. Y debería ser reconocida la consulta con el o la endocannabinóloga”, le aseguran a THC abogados y abogadas en derecho a la salud.
Tanto los profesionales de la salud como los que se dedican al derecho acuerda en algo: la solución es aumentar la base de profesionales que puedan ingresar pacientes al Reprocann y hacer obligatoria su presencia en instituciones públicas.
De momento, más allá del Posgrado en Prescripción e Investigación de Cannabis Medicinal que se dicta en la Universidad Nacional de La Plata, no existen otros programas de capacitación a profesionales.
Problemas técnicos
Otra de las dificultades que existe proviene del sistema informático del Reprocann. “La propia tecnología dificulta la inscripción y la demora. Antes por lo menos a eso de la medianoche podías entrar pero ahora falla prácticamente todos los días y a toda hora”, explica Romero.
Andersson acuerda con Romero y cuenta que suele levantarse a la madrugada para inscribir a sus pacientes. “Encontré que a las 3 o 4 AM es un buen momento para usarla. Creo que es algo que se va a ir corrigiendo”, señala a THC.
“Hay pacientes que no pueden pagar los aranceles o cultivadores solidarios que quieren estar en el Reprocann para ayudar y no encuentran un médico u odontólogo en lo público”, dice la ondontóloga Mariana Ríos.
Según explican las fuentes consultadas en el Ministerio de Salud de la Nación, la plataforma virtual es el principal problema por el cual se producen demoras en el trámite de registro en el Reprocann.
De hecho, THC constató que desde que se lanzó el programa en marzo, hasta julio, solamente una persona está a cargo de responder a las solicitudes y emitió los más de 8mil certificados que hoy existen en el país.
Además, se dependía de personal de sistemas de otras dependencias para realizar los ajustes en la plataforma. Desde ese hace poco más de un mes se sumó un empleado especialista en sistemas para mantener el soporte informático.
“Igual es importante destacar que la poca gente que trabaja en el Programa es un amor. Te responden siempre e intentan ayudar con lo que pueden. El problema es el sistema”, asegura Romero.