En todo el mundo, la prohibición del cannabis va retrocediendo y generando nuevas posiciones de parte de los estados.
El último país en sumarse al movimiento regulador es Panamá, quien a su vez se convirtió esta en el primero de Centroamérica en habilitar la planta para fines medicinales y terapéuticos.
Fue luego de que lo aprobara la Asamblea Nacional Legislativa de manera unánime por todos sus diputados.
El proyecto había sido presentado por el diputado oficialista Crispiano Adames y obtuvo un total de 44 votos a favor, mientras que ninguno en contra.
Sin embargo, para que la iniciativa se termine por convertir en ley, aún resta la firma del Presidente, Laurentino Cortizo.
De todos modos, se espera que Cortizo acompañe el acceso al cannabis con fines medicinales no solo porque hace cuatro años que la sociedad panameña debate este proceso legislativo. Además, todo el arco político se puso de acuerdo en su aprobación.
El plan tiene una gran deuda: a diferencia de lo que ocurre en Canadá, la mayoría de los estados regulados en Estados Unidos, México y Colombia, por poner algunos ejemplos, no permitirá el autocultivo y el cannabis para el uso adulto continuará penalizado.
Lo positivo es que la ley aprobada por el parlamento no discrimina al THC como un compuesto exclusivo del uso “recreativo”, reconociendo abiertamente sus usos medicinales.
Futuro próximo
Cuando se convierta en ley, Panamá habilitará la producción de cannabis y la elaboración de sus compuestos, a base de extracciones, para todas las patologías por las cuales exista evidencia científica por la que la planta pueda dar beneficios a la salud.
“Se desestigmatizó el uso del cannabis y mucha más gente entiende que es medicina porque hay evidencia científica que la respalda”, le cuenta a THC Sandra Carrillo, Presidenta de la Asociación Médica Colombiana de Cannabis Medicinal y quien formó parte de la redacción del proyecto.
Pero como en el país centroamericano estiman que se tardará, al menos, unos cuatro años en instalar la industria, también se habilitó la importación de productos que estén registrados en la autoridad sanitaria del país de origen.
También se permitirá la exportación del cannabis y sus derivados. Para esta tarea, el Estado otorgará una licencia y existirá otra exclusiva para habilitar los proyectos de investigación y desarrollo.
En cuánto a los canales de acceso de compra, las vías de administración y las patologías autorizadas, el organismo que se encargará de definirlo será el Ministerio de Salud de Panamá en el momento de la reglamentación de la ley recientemente aprobada.
Un paso importante en la región
Centroamérica es una de las zonas más golpeadas por la falta de regulación. Ha sido, desde hace décadas, un territorio dominado por el mercado ilegal tanto de cannabis, como de cocaína, especialmente por tratarse de una zona clave de tránsito hacia Estados Unidos.
En ese contexto, el paso de Panamá se suma a una serie de cambios en la región. El primer país fue Puerto Rico: como territorio no incorporado de Estados Unidos, tomó en parte el modelo de dispensario medicinales.
El caso de Panamá, es el primero de un estado independiente. Y el camino fue largo: esta iniciativa se trabaja desde 2019 y tuvo varias revisiones hasta que los legisladores se pusieran de acuerdo.
“Cuando se habla de cannabis, las personas piensan que la juventud va a estar drogada y volviéndose adicta. Hubo que trabajar mucho en la educación para que entiendan los conceptos del cannabis medicinal”, le cuenta a THC Sandra Carrillo, una de las médicas claves en la redacción del proyecto y que participó tanto en las mesas técnicas de la Asamblea, como en la exposición ante los representantes de la cámara.
Si bien ella es Presidenta de la Asociación Médica Colombiana de Cannabis Medicinal, también es docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá y encargada del programa científico de cannabis medicinal en esta casa de estudios.
Además de habilitar los usos medicinales del cannabis, Panamá también formará una industria dedicada a la importación y exportación, tanto de la materia vegetal como de sus derivados.
Carrillo explica que “va a haber un registro nacional de pacientes que serán usuarios de cannabis medicinal. Pero todavía falta la reglamentación del Ministerio de Salud, que es la parte más complicada”, dice la médica sobre la autoridad sanitaria que también definirá las vías de administración.
“Yo asumo que habilitará primero la vía oral (por los aceites), y después, en función de cómo evolucione el tema, se implementarán otras vías”, agrega.
La doctora Carrillo, que además es voluntaria de la Fundación Luces, que acompaña a niños con distintas epilepsias, dice que “al proyecto se le hicieron más de 80 modificaciones”. Pero uno clave y que pidió ella fue que se garantizara el acceso de inmediato. “Un punto importante para los pacientes es que se pueda importar la medicación”, destaca.
Por último, Carrillo destaca que “se desestigmatizó el uso del cannabis y mucha más gente entiende que es medicina porque hay evidencia científica que la respalda”.
Si bien la doctora considera que se ha ganado terreno, “hay que seguir uniendo esfuerzos para la educación” de la sociedad y los responsables gubernamentales para continuar el avance del acceso a la planta.