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Ipomoea Violacea, la planta que usaban los aztecas para hablar con los dioses

El uso de las semillas de ipomoea violacea tiene mucha tradición en prácticas enteógenas y visionarias de varias culturas. En la era precolombina se usaban en ceremonias religiosas y curas por parte de los aztecas y otros pueblos. Su uso está muy extendido en las áreas zapoteca y chatín de Oaxaca.

Para Albert Hofmann entender la psicoactividad de la semilla de esta planta cerraba el “círculo mágico” de sus investigaciones: en ella volvía a encontrarse con alcaloides presentes en el cornezuelo de centeno que habían sido el puntapié inicial del maravilloso mundo al que dedicó su vida.

Pese a que los trabajos sobre estas sustancias solo se habían publicado en revistas especializadas, tuvieron consecuencias inesperadas: las ventas de semillas se incrementaron sorprendentemente de la mano de una nueva clientela de hippies y otros sectores interesados en enteógenos.

USOS Y EFECTOS

Las semillas de la ipomoea violacea se han utilizado en la cultura azteca como un medio de comunicación con los dioses del sol, creían que así podían abrir portales divinos. El ticitl (médico entre los aztecas) sugería la toma de las semillas que, por su efecto alucinógeno, eran capaz de revelar el origen de la enfermedad.

Para los zapotecas también era útil como elemento de adivinación. Si la persona quería saber cómo recuperarse de una enfermedad, debía ingerir sus semillas a solas con un curandero, en un lugar alejado de estímulos, con el objetivo de tener un sueño en el que dos “niños de la planta” le darían la información necesaria.

Dosis leves producen efectos durante unas tres horas y con dosis altas estos pueden llegar a durar hasta ocho o 10 horas.

En dosis medias a altas hay una fase inicial de apatía y vacío psíquico, con hipersensibilidad a estímulos visuales. Varias horas después aparece un periodo de serenidad y bienestar, que puede prolongarse durante varias horas más.

La fase inicial puede acompañarse de dolor de estómago, vértigos y angustia. En la segunda etapa es cuando se experimentan sus virtudes enteógenas y visionarias.

PREPARACIÓN

Se muelen las semillas hasta obtener un polvo que luego se mezcla con agua fría y se cuela. Las semillas enteras no poseen efecto psicoactivo. En los pueblos antiguos de Oaxaca las semillas debían ser molidas por una virgen de 10 a 15 años de edad y mezcladas con agua, luego se colaba y se tomaba el líquido.

Se creía que este método permitía que las semillas “hablaran”. Esta mezcla era ingerida por un sacerdote de alto rango que combinaría su sabiduría chamánica con esta bebida sagrada para conversar con los dioses.

CULTIVO

En climas fríos se cultiva como anual y en cálidos, perenne. Requiere de buena iluminación, exposición al sol o semi sombra. No tiene exigencias en cuanto al tipo de suelo. El riego debe ser regular, no resiste periodos largos de sequía. Su tasa de germinación es alta, por lo que pueden sembrarse semillas de una en una en vez de varias por punto.

RIESGOS

Las semillas de ipomoea violacea disponibles comercialmente a menudo están recubiertas con fungicidas venenosos u otros productos químicos destinados a desalentar la ingestión. Se recomienda utilizar semillas de morning glory obtenidas de cultivos orgánicos. Su uso no debe realizarse en casos de embarazo o lactancia.

Se han descripto sensaciones de vacío espiritual, angustia y depresión luego de su consumo, por lo que su uso debe realizarse con mucha precaución en caso de estar transitando afecciones del estado de ánimo.


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