Algunos sitúan a Italia como el país creador de los helados, un postre tan tradicional y valorado que, en la actualidad, se consume con pasión hasta en invierno.
Sin embargo, los primeros registros históricos del alimento congelado, según los historiadores, se remonta a China. Hacia el año 697 a.C., el Emperador Tang, de la dinastía Shang, creó una receta en la que mezclaba hielo con leche.
Esta bebida gustó tanto en Asia que se trasladó con el correr de los años hasta Persia y la India. Incluso, las diferentes regiones adaptaron la idea original a las propias materias primas que tenían a mano.
Por ejemplo, tanto el rey más famoso de Macedonia, Alejandro Magno, como el mal recordado emperador de Roma, Nerón, enfriaban sus jugos de fruta y vinos con la nieve que bajaban sus esclavos desde las montañas.
Pero no existió una heladería hasta el año 1686, cuando el italiano Francesco Procopiodei Coltelli abrió su local en París. Fue en la capital francesa donde por primera vez se vendieron públicamente los helados de chocolate, vainilla y crema al estilo en que los conocemos hoy y que durante muchos años fueron un postre exclusivo para los eventos de la realeza europea.
El amor por el helado se extendió por todo el planeta: no existe país que no tenga una heladería con una infinita variedad de sabores. Incluso, en Argentina hay un promedio de consumo por persona de 7 kilos por año, según la Asociación de Fabricantes Artesanales de Helado y Afines (AFADHYA). Es por eso que el cannabis no podía quedar fuera de uno de los postres más amados.
De hecho, el fenómeno de los helados cannábicos crece cada vez más dentro de los productos comestibles de la industria verde, en la que hay versiones con CBD y THC en diferentes concentraciones.
Uno de los primeros en crear el helado cannábico fue la asociación italiana Canape Ligure. Este colectivo, que busca visibilizar los aspectos medicinales de la planta, se puso de acuerdo para llevar adelante la producción con unos heladeros artesanales del pequeño pueblo de Alassio, ubicado al norte de Italia, que tiene un poco más de 10 mil habitantes.
Para bautizar el gusto fueron bastante literales, lo llamaron Bob Marley. Sus creadores dicen que no contiene ningún componente psicoactivo y que para realizarlo utilizaron solamente semillas de cáñamo.
La idea de hacer helados cannábicos también llegó a las grandes compañías de dulces y golosinas. Una de ellas es la empresa estadounidense Ben & Jerry’s, que está agazapada para hacer un gran lanzamiento a nivel nacional cuando en el país del Norte la planta se regule a nivel federal.
Más allá de que los productos comestibles a base de cannabis, conocidos como edibles, son un boom en los estados que avanzaron en regulaciones locales del cannabis, el gobierno federal aún prohíbe el uso de cannabinoides en productos alimenticios a través de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA).
Sin embargo, Ben & Jerry’s no perdió el tiempo y ya está promocionando sus productos con CBD. Una de sus primeras acciones fue alentar a sus clientes para que le soliciten a la FDA que levante las restricciones, ya que el organismo manifestó que tomaría en cuenta la opinión de la sociedad civil para
trabajar sobre el tema a nivel jurídico.
Por lo pronto, una coalición de congresales del Partido Repúblicano y del Democráta presentaron un proyecto de ley para que se pueda incluir el CBD en los edibles, dado que se trata de una gran herramienta terapéutica para usuarios medicinales, pero hasta el momento el asunto no avanzó en el parlamento estadounidense que también tiene entre sus temas a tratar la regulación total del cannabis a nivel nacional.
La insistencia de Ben & Jerry’s es la punta de un mercado que promete ser millonario. Es más, la empresa anunció que quiere producir su propio cannabis para obtener CBD y adelantó que están pensando montar su propia plantación en el estado de Vermont, donde nació este gigante del helado en 1978.
“Estamos haciendo esto para nuestros fanáticos”, aseguró Matthew McCarthy, el CEO de Ben & Jerry’s, sobre los helados hechos a base de cannabis. “Hemos escuchado lo que quieren y aspiramos a darle a la gente lo que está buscando de una manera divertida”, asegura McCarthy.
Estos movimientos ya marcan el camino a seguir por el resto de los productores más pequeños en un país donde los edibles parecen no tener techo. La Asociación Nacional de Restaurantes de Estados Unidos publicó recientemente un informe donde afirma que tres de cada cuatro chefs nombraron al CBD como una de las tendencias alimenticias más populares del año pasado.
Es más, otro informe estadounidense realizado por Marijuana Business Daily, uno de los diarios más leídos sobre el devenir de la industria del cannabis, afirma que la demanda total de cogollos –incluido el mercado negro– se estima entre 45 y 50 mil millones de dólares por año.
Esta cifra representa casi 10 veces más que la industria del helado, que se encuentra en 5,1 mil millones de dólares. Todo indica que un encuentro entre el postre tan querido y la planta más deseada promete ser un éxito de popularidad.
Desde países como Argentina, donde aún hasta la tenencia de una semilla de cannabis es un delito, se mira lo que pasa en los mercados regulados como un futuro distante, pero posible. Incluso ya hay productores que pretenden ser los pioneros en el helado cannábico. Uno de ellos es José Tomasini, dueño la Heladería Pingüino, una de las más tradicionales en la provincia de Jujuy, desde 1952.
“Se me ocurrió hacer helado de cannabis, después del boom del aceite. Pienso que a la gente le va a gustar”, cuenta Tomasini sobre su proyecto por el que ya se encuentra en asesoramiento legal y en búsqueda de proveedores. “Le envié una carta a las autoridades de Cannava [la sociedad del estado jujeño que lleva adelante el primer mega cultivo de cannabis del país] para comprarle algunos kilos y probar la receta, pero todavía no me contestaron”, dice el heladero.
En la Heladería Pingüino ya tienen experiencia en helados no convencionales, como el de hoja de coca y el más pedido: el gusto Viagra. “Ahora lo llamamos energizante, porque tuvimos problemas legales con el laboratorio. Pero funciona de la misma manera”, dice Tomasini que no piensa revelar la fórmula.
Sin embargo, también existen pequeños productores que ya crearon el helado cannábico en el país. Una de ellas es Nora Cervelo. “Empecé con recetas gourmet y cannábicas como método cotidiano del uso medicinal”, dice la mujer de Villa Urquiza sobre sus inicios en la receta de helados que comenzó hace un año. “Se trata de un mix con pasiones, donde se mezcla cedrón, jengibre, limón y cannabis.
Primero se licúa, se mezcla con azúcar mascabo y, luego de filtrarlo, se lleva a la máquina de helado”, dice Cervelo del postre que puede quedar cremoso o “como granita”. Ella cuenta que, hasta el momento ,“el efecto es relajante, a menos que pidan más concentración de THC o CBD”. Sus helados aún no se comercializan, aunque Cervelo espera hacerlo pronto.