Una larga y desconocida relación con el humano. Así podríamos catalogar el vínculo que posee nuestra especie con la planta de cannabis, de la cual sabemos mucho pero desconocemos mucho más.
Un estudio recientemente publicado concluyó que las dosis efectivas de CBD son muchísimo menores a lo que se creía, demostrando efectividad en cantidades menores a los 100 miligramos.
El caso del CBD es complejo. A diferencia del THC, este cannabinoide no presenta efectos psicoactivos del tipo que altera o influye en la percepción sino que funciona como un ansiolítico e inductor del sueño y el descanso, poco notable fuera de estos aspectos. Por esta razón las dosificaciones para estos usos son generalmente altas, bajo la creencia errónea que a mayor cantidad mayor, efectividad.
De acuerdo a los resultados de la investigación, el CBD es efectivo para aliviar los síntomas de la depresión en dosificaciones que rondaban los 60 miligramos, poco más de la mitad de la mayoría de las recomendaciones que surgen de los productos de venta libre pero también de muchos otros estudios.
La investigación, diseñada también para evaluar la efectividad del uso de cannabinoides para reducir los síntomas de la ansiedad y la depresión, incluyó 368 personas usuarias de cannabis, con 170 no usuarias en el grupo de control. Las personas respondieron una encuesta de manera online, enfocada en aspectos de la calidad de vida, uso de cannabis medicinal, calidad del descanso y comorbilidad con dolor crónico.
De acuerdo a los resultados de esta investigación, el CBD es efectivo para aliviar los síntomas de la depresión en dosificaciones que rondaban los 60 miligramos, poco más de la mitad de la mayoría de las recomendaciones que surgen de los productos de venta libre usados generalmente pero también de muchos otros estudios, donde se habla de una dosis de 100 miligramos o más. Respecto a la ansiedad, los resultados no fueron concluyentes.
Además de la reducción en los síntomas de depresión, los encuestados y encuestadas del grupo usuario de cannabis manifestaron una mejor calidad de vida, con un descanso satisfactorio y menos dolor en el caso de quienes conviven con dolor crónico, algo que no fue observado en el grupo de control.
Si bien los resultados son positivos, los investigadores aclararon que todavía falta replicarlos con un estudio con placebo para determinar las mejores dosificaciones y rutas de administración para optimizar los resultados clínicos.