A los 88 años falleció el querido actor Alfonso Grispino, que pasó a la fama en 1999 con su debut en el programa humorístico Todo por dos pesos.
Ese año fue más que particular. Fue el comienzo del fin de una era. Ya habían terminado los 10 años de gobierno de Carlos Menem y la Alianza formada por la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario gobernaba luego de ganar las elecciones por el 50% de los votos.
Sin embargo, Argentina estaba a punto del estallido. Una devastadora crisis económica, política y social se venía cocinando a fuego lento. Explotaría el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Pero antes de esas dos jornadas que marcarían la historia del país, el día a día se había transformado en un vote salvavidas.
Un símbolo de aquella época fueron los negocios conocidos como “todo por dos pesos”. Como el nombre lo indica, ofrecían desde adornos y regalería a indumentaria y herramientas por la módica suma de dos pesos, en ese entonces todavía dos dólares.
Una alternativa para los bolsillos flacos, con una contradicción oculta: todo era importado, lo que mostraba el desplome de la industria nacional.
Aunque la Argentina ya conocía propuestas televisivas de humor absurdo, como Cha Cha Cha y su homenaje a los Monty Python y los Kids in the Hall, el programa de Fabio Alberti y Diego Capusotto, dos ex Cha Cha Cha, generó un furor instantáneo.
Se emitía por la televisión pública en prime time y, acorde a su nombre, tenía un presupuesto mínimo.
Grispino se consagró como Flavio Pedemonti, un futbolista profesional cuyos consumos problemáticos lo alejaban injustamente del deporte y lo sumían en escándalos mediáticos.
Primero en el papel del Dr. Django, Grispino hacía de una especie de presentador que junto a la animadora china Irene Cheung Choi Lin (“Sushi” en el programa) introducía al dúo de conductores.
Gracias a su actuación rústica, completamente amateur, Grispino leía sus líneas, sostenidas detrás de cámara sin ningún tipo de cuidado. El amor con el público fue incontenible. Y pronto hizo de ese actuar pésimo su propio estilo.
Un joven futbolista de 68 años
Esa mezcla entre incomodidad y audacia hizo que le pusiera el cuerpo a uno de los personajes emblemáticos de Todo por dos pesos: Flavio Pedemonti, un futbolista profesional cuyos consumos problemáticos lo alejaban del deporte y lo sumían en escándalos mediáticos.
Así, Grispino se consagró como actor humorístico a la edad de 68 años, quizás el primer cómico del mundo en alcanzar la fama a esas edad y sin ningún antecedente actoral.
Recordemos que en aquella época hablar de sustancias psicoactivas era tan condenable como usarlas. Fue la década donde pidieron la detención del filósofo Antonio Escohotado por debatir en un programa de televisión o la causa contra el manager deportivo Coppola ocupó durante meses horas enteras de programas de chimentos.
Incluso Andrés Calamaro fue acusado de apología del delito por exclamar en un recital de 1994 “que linda noche para fumar un porrito”.
Pedemonti, en la piel de un abuelo que no recordaba los guiones y pronunciaba mal las palabras en inglés, insultaba periodistas y denunciaba los manejos oscuros de la política y el fútbol.
Fumar marihuana o sus posturas frente a los distintos conflictos políticos y sociales terminaban siempre alejándolo de las canchas, para luego volver. Y volver a ser suspendido.
De algún modo era un Maradona, pero también anticipó la persecución de los futbolistas usuarios, como el de Daniel Lobo Cordone, quien en resultó positivo de cannabis dos veces jugando para San Lorenzo en 2003 y 2004.
Por “reincidencia” la AFA le dió dos años de suspensión y terminó con su carrera.
Tiempo antes, Pedemonti, sin el peso del antidoping encima pero sin miedo a la censura, contaba cómo había celebrado un gol fumándose un para avalanchas.
En cierta forma, Grispino-Pedemonti se convirtió en un meme antes de los memes, representando a todas las figuras públicas, desde deportistas hasta mediáticos que tuvieron que enfrentar una condena social por sus consumos.
Luego del éxito de Todo por dos pesos, Grispino protagonizó una conocida publicidad de cerveza y acompañó por 15 años a Beto Casella en la radio.
Ya en la era de las redes sociales, Grispino se consolidó como “jubilado influencer” subiendo contenido a su cuenta de Instagram, dejándonos joyas como esta en ocasión de su cumpleaños número 86: