2021 fue un año más de importantes descubrimientos sobre el cannabis y sus posibilidades.
En los últimos años las evidencias sobre usos concretos de la plantas se multiplicó, confirmando el sinsentido de prohibir una planta sin entender cómo funciona.
Te compartimos un repaso por los mejores estudios científicos e investigaciones realizados y publicados este año.
Cannabis para el tratamiento de tumores cerebrales
El fármaco Sativex, uno de los primeros fármacos en base a cannabis disponibles en el mercado internacional y denominado nabiximol, fue evaluado este año en Inglaterra como un posible tratamiento para los tumores del tipo glioblastoma.
En el marco de un estudio sobre la seguridad de la combinación de temozolomida, la droga más utilizada en estos casos, los investigadores descubrieron que la supervivencia del grupo de pacientes administrado con Sativex en combinación con temozolomida alcanzó un 80% durante el primer año de iniciado el estudio, contra un 44% en el grupo que solamente recibió placebos.
En marzo de 2022 se iniciará la fase II del estudio en 15 hospitales pertenecientes al sistema de salud estatal de Inglaterra, con la inclusión de alrededor de 230 pacientes y apuntado a evaluar si efectivamente la aplicación de Sativex puede mejorar la calidad de vida de los pacientes de esta patología, prolongar la supervivencia o influir en los procesos de recesión de la enfermedad.
El origen del olor a zorrino
Entre el enorme abanico de aromas y perfumes que poseen las flores de cannabis, existe uno que se conoce desde el origen del autocultivo en los años 70 y todavía no tenía explicación: el olor a zorrino.
Investigadores de la empresa californiana Abstrax Tech analizaron 13 variedades diferentes utilizando cromatografía a gas en 2D, una técnica que les permitió el uso de tres tipos de detectores diferentes. Así pudieron identificar siete tipos de compuestos sulfurados volátiles, los mismos que se encuentran no solo en la orina defensiva de los zorrinos sino también en los huevos podridos y otros aromas desagradables.
Similares a otros aromas no tan agradables pero igualmente medicinales como el olor a ajo, que posee propiedades cardioprotectoras, la identificación de estos compuestos es quizás el comienzo de una línea de cannabis medicinal con un perfume un poco más peculiar.
CBD, un futuro antibiótico
Se conocían distintas investigaciones sobre las propiedades antibióticas del cannabis, aunque los resultados no eran del todo concluyentes a la hora de diferenciar entre un efecto directo de los cannabinoides o una combinación de los mismos y las demás sustancias presentes en resina.
Un estudio realizado entre la Universidad de Queensland en Australia y la empresa Botanix Pharmaceuticals demostró el potencial del CBD (Cannabidiol) para eliminar bacterias Gram negativas, entre ellas las cepas responsables de enfermedades como la meningitis y la gonorrea.
Además se comprobó la efectividad de este cannabinoide en una gama de bacterias Gram positivas mucho más amplia que la comprobada hasta ahora, incluida Estafilococo aureus, resistente a la meticilina. Como extra, los compuestos análogos del CBD también mostraron efectividad, abriendo la puerta a una futura línea de fármacos para tratar bacterias resistentes a los antibióticos, un problema de salud mundial cada vez más complejo.
Los cannabinoides ácidos tienen propiedades anticonvulsivas
Se acabó el reinado de los cannabinoides psicoactivos en la investigación y la medicina: científicos de la Universidad de Sidney, en Australia, descubrieron que varios cannabinoides ácidos como el CBGA, CBDVA y CBGVA poseen propiedades anticonvulsivas.
Precursores de los cannabinoides más conocidos como THC y CBD, los cannabinoides ácidos como el ácido cannabigerólico (CBGA) presentaron efectividad en modelos animales de síndrome de Dravet, algo que no se había comprobado antes. Los investigadores incluso reconocieron que el CBGA tiene mayor efectividad disminuyendo los episodios convulsivos que el CBD, el cannabinoide estrella en el tratamiento de estas patologías.
Genes resistentes al oídio
Uno de los problemas más graves en cultivos domésticos y comerciales es la aparición de mohos y hongos. Debido a que se reproducen por esporas microscópicas son invisibles y su detección temprana insume extensa cantidad de horas de trabajo, un ataque de hongos puede arruinar una cosecha entera en días, incluso horas.
Este año, científicos de la empresa norteamericana Dewey Scientific lograron identificar los genes responsables de la resistencia al oídio que presentan algunas variedades. De esta forma crearon un marcador que no sólo sirve para identificar estos cromosomas sino también abre la posibilidad a reproducirlos específicamente.
Bautizado PM1, el gen fue identificado en un fenotipo de una variedad llamada PNW39 y luego heredado a variedades comerciales como Jumping Jack. Usando el mismo marcador y los reactivos para identificar este gen se pudo identificar su presencia en los descendientes de sucesivos cruces, confirmando la viabilidad de incluir esta característica mediante la cruza natural, es decir utilizando machos y hembras.