El acceso a la vivienda es una problemática que afecta a millones de personas en todo el mundo. En aquellas naciones donde el cannabis es legal y la industria cañamera se robustece, la planta empieza a proveer soluciones habitacionales.
Un ejemplo de esto es el proyecto “Hemp Home” que inició la compañía Don Enterprises para construir casas de cáñamo destinadas a personas con algún tipo de discapacidad, en Pensilvania, Estados Unidos.
“El objetivo es darles independencia y al mismo tiempo mostrar que las viviendas pueden ser sustentables y más baratas”, explicaron los arquitectos Cameron McIntosh y Alex Sparrow, impulsores de la iniciativa, sobre la primera casa del proyecto. Se trata de la remodelación de un inmueble con más de 100 años de antigüedad, en el que se usó Hempcrete y HempWood.
Mientras que el HempWood es madera hecha con cáñamo, el Hempcrete se trata de otro derivado de la planta. Según su traducción al español, significa “concreto de cáñamo”.
Es decir, es cemento: otro material indispensable en la construcción y que, en su versión vegetal, es más amigable con el medio ambiente, cuentan sus desarrolladores.
“También es más barato que los materiales convencionales. Por lo tanto, las casas se vuelven más accesibles”, agregan desde Don Enterprises, aunque no especifican montos.
“El tallo tiene dos tipos de fibras. A la corta, la mezclan con el resto de médula de la planta y queda un material que luego se mezcla con el aglutinante para dar la humedad y así se conforma el ladrillo”, explica el profesor de la UBA Daniel Sorlino sobre cómo se fabrica el cemento de cáñamo.
Consultado por THC, Daniel Sorlino, profesor e investigador de la Cátedra de Cultivos Industriales de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y coordinador del Grupo de Estudio y Trabajo en Cannabis de la institución, explica que hay dos formas de utilizar este material.
“Por un lado, se pueden hacer ladrillos que luego son usados para la construcción”, comenta Sorlino. Y suma: “La otra forma es un extrusado que ya contiene la mezcla. Es decir, el cáñamo y el cementante que aglutina. Eso se expulsa por un tubo que impregna una superficie de madera, luego se retira y queda el bloque”.
El investigador de la UBA explica a THC que los beneficios de la utilización del “concreto de cáñamo” para la construcción de viviendas está sustentado por decenas de estudios científicos.
“Están trabajando más que nada en Canadá y, en menor medida, en Estados Unidos. Aunque hay iniciativas en otros lados también. Hay zonas con mucha actividad de sismos y todo material que sea liviano es más deseable ya que puede utilizarse en este tipo de construcciones y no tienen el mismo riesgo de lastimar a la gente en caso de sufrir deterioro”, afirma Sorlino.
Cómo se hace el “concreto de cáñamo”
Para llegar a este material, se utiliza en mayor medida la fibra corta del cáñamo. “El tallo tiene dos tipos de fibras. A la corta, la mezclan con el resto de médula de la planta y queda un material que luego se mezcla con el aglutinante para dar la humedad y así se conforma el ladrillo”, señala Sorlino.
Si bien hay distintas opiniones en cuanto a las cantidades necesarias para fabricarlo, la compañía HempTech Global estima que 1,27 metros cúbicos de este concreto necesita alrededor de 15 kilos de fibra cáñamo para llevarse a cabo.
“El objetivo es darles independencia y al mismo tiempo mostrar que las viviendas pueden ser sustentables y más baratas”, explicaron Cameron McIntosh y Alex Sparrow, los arquitectos a cargo de las casas de cáñamo.
En los últimos años se llevaron a cabo trabajos académicos donde se sometió a distintos niveles de fuerzas a los ladrillos de cáñamo. La finalidad fue analizar cuándo se rompen y cuánta presión pueden soportar.
Los estudios muestran que el “concreto de cáñamo” aprueba todos los testeos regulatorios. “Por supuesto no tiene la dureza de otros materiales pero cuando el objetivo es lograr menor peso, es una alternativa interesante y más sustentable”, señala el profesor de la UBA.
El “concreto de cáñamo” en Argentina
Según la experiencia de Sorlino, este material se está utilizando en mayor medida en otros países pero su aplicación, aún con una regulación en relación al cáñamo, es más difícil en Argentina.
“Me parece que tiene que ver con la forma de construcción que se utiliza en esos lugares. Acá lo veo más difícil de imponer por el tipo de construcciones y materiales que se usan.
Pero más allá de eso, hay una movida importante en todo lo que es bioconstrucción y metodologías alternativas para la construcción de viviendas”, concluye el experto.
Quienes dirigen el proyecto en Pensilvania concuerdan con esta mirada. “Esperamos que esto actúe como modelo para un futuro más sustentable y accesible para todos”, aseguran.
“El cáñamo nos permite dejar atrás materiales que se usan hace décadas y que parten del petróleo. Además, expandirá la producción de los granjeros que cultivan esta planta, lo que generará más puestos de trabajo”, finalizan.