El verano es un momento ansiado por muchos seres vivos. Incluídos los insectos que emergen de sus escondites invernales para reproducirse y alimentarse de nuestras plantas.
Una pequeña población de arañas rojas, pulgones, trips o cochinillas puede crecer a gran velocidad, hasta convertirse en una plaga.
No hay que desesperar si vemos un bichito, pero es fundamental no permitir su presencia se vuelva masiva y perjudique nuestro cultivo.
Para eso es necesario controlarlos y evitar así una futura infección que afecte al estado general y producción de las plantas.
Controles básicos
Mantener el lugar de cultivo limpio, así los insectos no encontrarán dónde guarecerse o depositar sus huevos.
Aprovechar cada riego para chequear el estado general de las plantas.
Controlar ambos lados de las hojas, las arañas rojas prefieren el envés, al igual que los pulgones. Los trips eligen la parte superior del follaje.
Los trips y las arañas rojas dejan al alimentarse “manchas” blancas en las hojas. Cuantas más marcas haya, mayor será la infección.
Las cochinillas se “prenden” al tallo, ramas y hasta se ubican en las hojas cuando la infección es muy grande. Se puede emplear tierra de diatomeas para controlarlas, o retirarlas cuidadosamente de los tallos con un algodón embebido en alcohol reducido al 70% en agua.
Prevención básica
Para prevenir la aparición de plagas tenemos soluciones orgánicas de fácil aplicación y muy seguras, tanto para las plantas como para nosotros.
Pulverizar semanalmente las plantas con 10 ml de aceite de neem en un litro de agua repele a los insectos, y ayuda a erradicarlos.
Para combatir las plagas emplear 15 ml de neem, 10 ml de jabón potásico, y 10 ml de aceite mineral en un litro de agua. Aplicar semanalmente hasta erradicar los insectos.
Aplicar este insecticida o el que elijamos al atardecer. Así evitaremos afectar a los insectos benéficos que se alimentan de los insectos-plaga.