El cannabis es conocido por ayudar a mejorar nuestra salud, también por acompañarnos en la risa y el disfrute. Lo sorprendente es que también funciona a la manera inversa: se pueden mejorar los efectos del cannabis cuidando nuestra salud física y mental.
A veces, para percibir un cambio en los efectos del uso de cannabis es necesario modificar algunos hábitos, que en sintonía ayudan a mejorar el estado de salud general.
Cómo se producen los efectos
Los efectos del cannabis se producen mediante la interacción de los cannabinoides con los receptores ubicados en nuestro organismo, agrupados en lo que se conoce como Sistema Endocannabinoide.
A su vez, los receptores de este sistema responden y son modulados por los endocannabinoides, sustancias similares a los cannabinoides pero producidos por el cuerpo humano.
Dado que estos grupos de moléculas son similares entre sí es que se da la acción de los fitocannabinoides (producidos por las plantas) en el sistema endocannabinoide.
El mecanismo de acción del cannabis es, a grandes rasgos, relativamente simple: en algunos casos, los fitocannabinoides suplantan la carencia o falla de los endocannabinoides, en otros casos modulan, intervienen o reemplazan.
Así como existen factores y sustancias que pueden disminuir el funcionamiento del SEC, existen formas de aumentar este funcionamiento, mejorando nuestra experiencia con cannabis.
Frecuencia de uso
Si somos usuarios frecuentes o periódicos de cannabis, modificando nuestros hábitos pasado unos días vamos a poder notar cómo percibimos efectos más intensos con dosis más pequeñas. Esto se debe a una sobreestimulación del SEC que, saturado, bloquea o disminuye los receptores disponibles.
Teniendo esto en cuenta, la primer medida para equilibrar nuestro SEC y así apreciar mejor los efectos del cannabis es repensar la frecuencia de uso observando factores como el aumento de la potencia, la periodicidad del uso y también la cantidad utilizada.
Manejo del estrés
El manejo del estrés puede tener efectos beneficiosos en la señalización del SEC, aunque los investigadores destacaron que pocos estudios fueron realizados en este aspecto.
Existe evidencia sobre efectos cannabimimeticos (que imitan al cannabis) al practicar técnicas de relajación como meditación, yoga o ejercicios de respiración. Los masajes y la acupuntura demostraron efectividad aumentando las concentraciones de anandamida, mejorando la señalización del SEC.
Existe evidencia sobre efectos cannabimimeticos (que imitan al cannabis) al practicar técnicas de relajación como meditación, yoga o ejercicios de respiración, así como la acupuntura y los masajes aumentan la concentración de anandamida.
Evidenciado por varios estudios en animales y humanos, el estrés crónico puede reducir la expresión de los receptores CB1, disminuyendo la acción de los endocannabinoides y provocando un efecto similar al que ocurre cuando se utilizan sustancias que bloquean estos receptores, como el rimonabant: depresión, falta de apetito, decaimiento general.
Hacer actividad física
Practicar un deporte o realizar algún tipo de actividad física periódica es otra manera de mantener a punto el sistema endocannabinoide y mejorar nuestras experiencias con cannabis.
Varios estudios con animales y humanos mostraron que la actividad física voluntaria, de mediana a alta intensidad, puede aumentar los niveles de anandamida y no así de 2AG y mejorar la disponibilidad de receptores CB1.
Recientemente, un estudio comprobó que la “euforia del corredor”, la sensación de gratificación percibida por deportistas, se debe a una mayor expresión del SEC en lugar de la teoría que apuntaba a la producción de endorfinas.
Nuestra dieta
Algunos aspectos de nuestra alimentación también pueden interferir con el funcionamiento del SEC, como sucede con algunos ácidos grasos.
Hay evidencias que muestran la importancia de mantener un nivel equilibrado en la ingesta de alimentos ricos en omega 6 y omega 3.
Una ingesta de alimentos ricos en omega 6 está vinculada a mayores niveles de obesidad y estimula las mismas áreas que los cannabinoides, generando sensación de hambre aunque estemos satisfechos.
Por el contrario, los ácidos omega 3 ayudan a nivelar el SEC, modificando los efectos adversos de los omega 6.
Veamos algunos ejemplos. Los alimentos ricos en omega 6 son aceites de semillas en general (girasol, maíz, soja, etc) y los alimentos que se elaboran con ellos, por ejemplo, los fritos. Los alimentos ricos en omega 3 son el pescado, las nueces y las semillas molidas de lino y chía.
Se sabe también que los cannabinoides, los receptores de nuestro organismo y las sustancias aromáticas presentes en el cannabis interactúan en un efecto conocido como “efecto séquito”.
Por esa razón, podemos también incluir en nuestra dieta algunos alimentos que ayudan a mejorar la experiencia cannábica.
La fruta tropical conocida como Mango es uno de los ejemplos más conocidos. Con un alto contenido en mirceno, como la albahaca, el lúpulo y el cannabis, los efectos de este terpeno han sido evaluados en una variedad de estudios y se ha probado su eficiencia contra la inflamación, la diabetes, el insomnio, como antiespasmódico y sedante.
El mirceno además hace más permeable la barrera hematoencefálica y aumenta la disponibilidad de receptores CB1, aumentando la intensidad de los efectos del cannabis.
Se acostumbra ingerir el mango entre 45 minutos y dos horas antes de utilizar cannabis. Es preferible comer mangos en el punto justo de maduración para obtener sus compuestos en su mayor concentración.
El té verde y el café también aumentan los efectos del cannabis, aunque dependiendo de la dosis. En el caso del café, pequeñas dosis de cafeína pueden hacer más intensa la experiencia del THC. Algo similar ocurre con las catequinas presentes en el té verde, que poseen afinidad con los receptores CB1 y en menor medida con los CB2.
El chocolate además de poseer algunas metilxantinas, es el único alimento que contiene anandamida disponible por vía oral. En combinación con el cannabis mejora la disponibilidad de los cannabinoides.