El Instituto Nacional de Semillas (INASE) incorporó dos nuevas genéticas de cannabis argentinas al registro nacional de cultivares y su propiedad. Se tratan de variedades que fueron desarrolladas y mejoradas enteramente en el país. Ambas tienen altos contenidos de THC y CBD.
De esta manera, ya son cuatro las genéticas de cannabis argentinas que ya están inscriptas tanto en el Registro Nacional de Cultivares (RNC) y el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares (RNPC).
Las anteriores semillas de cannabis registradas ante el INASE habían sido la CAT3 y EVA, presentadas por Agrogenética Riojana y León Verde S.A., respectivamente.
Desde el INASE aseguran que están trabajando con 77 pedidos de inscripción de variedades nacionales. Del total, más del 80% son desarrollos nacionales. Antes de fin de año habría más de 15 nuevas genéticas aprobadas
Según le aseguran a THC desde el INASE, actualmente están trabajando con otros 77 pedidos de inscripción de variedades nacionales. Del total, más del 80% corresponden a desarrollos nacionales. Además, dicen que antes de fin de año habrá más de 15 nuevas aprobaciones para el registro.
Ambos registros son importantes porque no solo reconocen la propiedad de la variedad y el trabajo del fitomejorador. Sino que también es un trámite indispensable para el momento que se ponga en marcha la comercialización de semillas de cannabis.
Para registrar una semilla de cannabis se debe realizar un trámite ante el INASE. En este link hay un paso a paso para saber cómo hacerlo.
Características de las nuevas genéticas de cannabis argentinas
Las dos nuevas genéticas de cannabis argentinas son un desarrollo del fitomejorador Félix Farías. Él hizo gran parte de su desarrollo en la localidad bonaerense de Itugainzó y luego se trasladó hacia la ciudad de Tandil.
Entre las sierras, Farías no solamente plantó las semillas que le donaron decenas de breeders nacionales e internacionales. Hace siete años que las estudia y las ha expuesto a las más hostiles condiciones climatológicas, entre las que se destacan los fuertes vientos y bajas temperaturas de Tandil.
Por este último motivo, las dos nuevas genéticas de cannabis tienen la principal característica de ser variedades que son fáciles de cultivar ante condiciones adversas. Además, son dos variedades que tienen un período de floración corto.
En cuanto a sus nombres, Farías optó por llamar a las nuevas genéticas de cannabis registradas como Cali Kush y Chemfire.
Según el análisis cromatográfico realizado en la Universidad Nacional de La Plata sobre resina, la Cali Kush tiene unos 19,90 mg de CBD por gramo y unos 575,37 mg de THC por gramo.
Por su parte, la Chemfire obtuvo como resultado unos 32,16 mg de CBD por gramo y unos 538,99 mg de THC por gramo.
Esto significa que si bien las dos nuevas genéticas de cannabis argentinas tienen un mayor porcentaje de THC, también comparten considerables niveles de CBD. Sobre todo, la variedad Chemfire.
La historia Félix Farías, el fitomejorador de Tandil
Si bien Farías tiene más de quince años como cultivador, él dice que durante un tiempo “no tenía un círculo para acceder a flores ni semillas”.
Resulta que su primer contacto con la planta lo tuvo en el año 2006, cuando viajó a Barcelona “a probar suerte, como todo el mundo”, cuenta. Allí, empezó a usar cannabis para tratar el asma que padece desde hace varios años.
“Sufría crisis constantemente y me han llegado a internar. Pero empecé a usar aceite, fumar flores y me cambió la vida. No usé más aparatos de puf ni corticoides”, asegura en diálogo con THC.
Entonces, cuando volvió a Buenos Aires, empezó a relacionarse con distintos growshops que, para él, fueron su “escuelita de cultivo”.
Al ver los resultados positivos del cannabis en su salud, Farías comenzó a dedicarse al desarrollo genético a partir de semillas que le otorgaban diferentes organizaciones y breeders relacionados con ellas.
“Algunos breeders se dedican a la creación de genéticas y otros a la producción de semillas. Entonces, se va haciendo un trabajo en función de ellos, que necesitan mantener la variedad y no tienen el lugar para generar las semillas”, explica Farías.
“Sin breeder no hay semilla; y sin semilla, no hay fitomejoramiento”, agrega Farías, quien reconoce el apoyo del criador Gaston Durana y Lechuga Genetics.
En cuanto al desarrollo, lo primero que Farías destaca es que “fue muy dificil. En un marco de ilegalidad, no es nada fácil. Tengo una sala de cultivo que la trabajé por tres años con hasta cinco cosechas anuales. En paralelo, hacía trabajos en exterior para obtener variabilidad”, cuenta.
Luego, para tomar dimensión, agrega: “Para la Chemfire, arranqué con 100 semillas. Luego, fui seleccionando”.
Los nuevos proyectos cannábicos en Tandil
Luego de tal arduo trabajo, ahora Farías puede decir que la mitad de las semillas registradas ante el Estado son suyas. Pero él reconoce que para inscribir a estas dos nuevas genéticas de cannabis argentinas, no solo tuvo el apoyo de diferentes organizaciones. Sino también de la ingeniera agrónoma Natalí Lázzaro.
Por eso, Farías cuenta que su intención es devolverle a la comunidad cannábica alguna parte de todo el apoyo que recibió. Sin embargo, ya lo realizaba: las flores que se producían iban destinadas a ONG que preparaban aceite medicinal para los pacientes que agrupan.
“Nosotros pedimos también la intervención del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)”, dice Farías sobre los nuevos proyectos cannábicos en marcha en Tandil.
“La idea es abrir el juego a los que siempre me acompañaron en esta trayectoria. Necesito investigar la semilla”, asegura Farías.
En este sentido, el fitomejorador de Tandil adelanta un proyecto de investigación y desarrollo en nuevas genéticas de cannabis argentinas.
Pasantías pagas y extracciones con las nuevas genéticas de cannabis argentinas
En primer lugar, Farías cuenta que está cerrando una pasantía rentada para los estudiantes del Instituto Agrotecnológico de Tandil.
“Allí, los chicos tienen una formación con el área relacionada a la localidad, como quesos, embutidos y el agro general. Nuestra idea es sumar nuestro proyecto para sumar nevos talentos”, adelanta sobre la profesionalización de la industria del cannabis.
Además, el proyecto se cerraría para trabajar con la ONG INCAMED. “Ellos quieren hacer hincapié en la ciencia e investigación. El cultivo lo quieren dejar de lado”, explica Farías sobre la división de tareas que él cree clave para la industria del cannabis.
La Cali Kush tiene unos 19,90 mg de CBD por gramo y unos 575,37 mg de THC por gramo. Mientras que La Chemfire tiene unos 32,16 mg de CBD por gramo y unos 538,99 mg de THC por gramo.
El fitomejorador de Tandil dice que la ONG “tiene mucha experiencia en las extracciones y la atención de pacientes. Necesitan productos para ellos”, asegura. Y luego, remata: “que las flores tengan un fin; que tengamos extracciones para usarlas en pacientes y probar genéticas”.
Farías aclara que el financiamiento del proyecto se enmarca en el marco legal de investigación y desarrollo, aprobado por autoridades sanitarias nacionales, como también municipales. “Nosotros pedimos también la intervención del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)”, agrega.
Por último, Farías dice que si bien tiene en la mente el desarrollo comercial, hoy no está entre sus prioridades “la idea es abrir el proyecto y hacerlo de forma progresiva, pero social”.
“Cuando la regulación industrial esté en marcha, pensaremos en el mercado. Por lo pronto, si no se abre, no hay acceso”, cierra el creador de las dos nuevas genéticas de cannabis argentinas.