Al norte del planeta, entre los mares de Groenlandia y Brent, hay un archipiélago. Lleva el nombre de Svalbard y desde 1920 pertenece a Noruega. Las islas que lo conforman son gélidas y, según la época del año, la temperatura puede descender hasta los menos 40º. Esto hace casi imposible la vida humana en ese lugar, aunque es el escenario perfecto para proteger a las semillas de las plantas que habitan nuestro planeta. Incluidas varias genéticas de cannabis.
Solo unas miles de personas viven en Svalbard. Allí, decidieron instalar el proyecto Seed Vault, más conocido como la Bóveda del fin del Mundo: un espacio que almacena 642 millones de semillas y tiene capacidad para casi tres mil millones.
Además, fue diseñada para guardar duplicados de cada semilla en cada uno de los más de 1700 bancos de genes del mundo, con espacio para nuevas especies en el futuro.
En el archipiélago noruego de Svalbard construyeron la Bóveda del fin del mundo: la finalidad es resguardar especies vegetales de todo el planeta ante el peligro de una catástrofe ambiental. Se trata de la reserva de semillas más grande que existe
“La ‘Bóveda del fin del Mundo’ existe para servir como almacenamiento de respaldo para los bancos de germoplasma de plantas en todo el mundo. Especialmente para cultivos alimentarios”, explican quienes administran el lugar. Y agregan: “Con numerosas especies amenazadas por el cambio climático, los desastres naturales o los desastres provocados por el ser humano, el riesgo de extinción permanente y/o pérdida de biodiversidad crítica está siempre presente”.
Una nueva esperanza
Incendios forestales, inundaciones y millones de refugiados ambientales son solo algunas de las señales del colapso ecológico que el planeta anuncia hace décadas, ante el aumento progresivo del calentamiento global.
Si para el año 2030 la humanidad no logra reducir un 45 % las emisiones de gases de efecto invernadero, nuestra Tierra colapsará. Así lo asegura el grupo de expertos climáticos de Naciones Unidas, quienes pronostican una hambruna mundial porque la mayoría de los cultivos no podrían realizarse.
La Bóveda del fin del mundo podría ser una nueva esperanza.
El cannabis entre las semillas del fin del mundo: el esbalón argentino
Según los registros oficiales de Svalbard, en la bóveda hay más de 100 mil semillas de plantas psicotactivas. Esto incluye opio (75 mil), cannabis (19 mil de cannabis sativa), estramonio/hierba jamestown (13 mil) y ruda africana (3 mil).
“La política de Seed Vault es conservar copias de muestras de semillas que se conservan en bancos de germoplasma sostenibles”, señala a THC Åsmund Asdal, coordinador de NordGen, una de las empresas encargadas del lugar.
En Svalbard se guardan 642 millones de semillas de múltiples especies vegetales, principalmente de uso alimenticio y medicinal. 100 son de plantas psicoactivas. 19 mil de esas semillas son de cannabis
“Cuando un banco de germoplasma decide conservar un genotipo en su colección a largo plazo, se puede conservar una muestra duplicada en la Bóveda de Semillas. Pero nunca preguntamos por el propósito o el razonamiento, excepto que las semillas sean Organismos Genéticamente Modificados, que no se pueden almacenar en la bóveda”, continúa.
En ese contexto operativo, Asdal indica que el cannabis es aceptado en la bóveda. “A la fecha, cinco bancos de genes diferentes han depositado 66 muestras/genotipos de semillas de cannabis”, afirma.
Las instituciones que guardan semillas de cannabis en Svalbard son empresas con base en Austria, Letonia, Alemania, Suecia y Polonia. Todas las genéticas se encuentran dentro de la especie sativa. Además, según los certificados, una de ellas proviene de Argentina.
La genética argentina fue registrada por el Instituto Leibniz de Genética Vegetal e Investigación de Plantas de Cultivos de Alemania. Fue inscripta bajo el nombre “Cannabis sativa L. subsp. sativa” y se indicó “Argentina” como lugar de procedencia.
De todas formas, por políticas de las empresas que coordinan la bóveda, no se informa más datos sobre la misma.
Cómo opera la bóveda de Svalbard
En diálogo con THC, la Embajada de Noruega en Argentina comenta que “la recepción de semillas normalmente se lleva a cabo tres veces al año”.
“Hay aperturas programadas regularmente y anunciadas previamente. U ocasiones organizadas para cumplir con requisitos de programación imprevistos”, describen desde la Embajada. “Por ese motivo, no existe personal permanente trabajando físicamente en la bóveda”, agregan.
Las instituciones que guardan semillas de cannabis en Svalbard tiene sede en Austria, Letonia, Alemania, Suecia y Polonia. Según los certificados oficiales, una de ellas proviene de Argentina. Fue registrada por un Instituto alemán
Para sostener las operaciones durante todo el año hay distintas instituciones involucradas. Entre ellas, el Ministerio de Agricultura de Noruega, la Gobernación de Svalbard, NorGen (dedicada a la gestión de recepción, documentación y conservación de las semillas), CropTrust (fondos de financiación) y Statsbygg (propiedades estatales).
“La temperatura dentro de la bóveda es de menos 18º C, que es la misma temperatura que usan los bancos de germoplasma para el almacenamiento a largo plazo de semillas”, dice Asdal, quien trabaja para NorGen.
En diálogo con THC, la Embajada de Noruega en Argentina comenta que “la recepción de semillas normalmente se lleva a cabo tres veces al año”
El experto agrega que “la longevidad de las semillas depende de la especie, la calidad y el manejo/empaque. Las semillas bien secas de alta calidad y de ciertas especies, envasadas en bolsas herméticas, pueden permanecer vivas durante muchos siglos”.
“Las plantas psicoactivas representan solo el 0,02% de todas las semillas en la bóveda. 30 países diferentes los han depositado, siendo los más numerosos Austria (18 mil) y Hungría (11 mil). Incluso Corea del Norte tiene 1000 (500 de opio y 500 de cannabis)”, concluyen.