Para hablar de la sexualidad del cannabis primero, es decir de sus sexos, tenemos que remontarnos a unos 130 millones de años, período en el cual se estima la aparición de las angiospermas en la historia evolutiva de las plantas. Las angiospermas son aquellas plantas que exhiben flor y fruto. En la actualidad, la humanidad conoce unas 250 mil plantas pertenecientes a esta familia.
Aproximadamente el 90% de las plantas con flor producen flores clasificadas como “perfectas”, ya que generan en el mismo órgano los gametos masculinos y los femeninos; estas flores son hermafroditas. Por otro lado, el 10% restante de las angiospermas exhibe un carácter evolutivo particular, la unisexualidad floral (flores de un solo sexo, capaces de producir solo un tipo de gameto).
De esta forma, podemos encontrar dos tipos de plantas con flores unisexuales:
-Plantas Monoicas: donde los órganos masculinos y femeninos están en diferentes flores en el mismo individuo.
-Plantas Dioicas: donde flores masculinas y femeninas están presentes en distintos individuos.
La evolución sexual de las plantas
Estudios evolutivos indican que al momento de aparición de las angiospermas, todas estas eran hermafroditas. Esto explicaría, en parte, el éxito de este tipo de plantas para conquistar el planeta, ya que la autofecundación es un sistema reproductivo muy eficiente.
No obstante, un problema asociado a esta característica es el efecto de represión por endogamia. El hecho de que una planta se fecunde a sí misma implica que no hay incorporación de nuevo ADN en la formación del nuevo individuo, por lo cual, si dicha planta presenta algún tipo de desorden genético, será transmitido a la descendencia. La conservación de caracteres negativos a lo largo de las generaciones, de ser extrema, puede llevar a la desaparición de la especie.
Este problema se evita con la reproducción sexual a partir de gametos de individuos distintos. De esta manera, las plantas hijas heredarán el 50% del ADN de cada progenitor, lo que minimiza la probabilidad de acumular caracteres negativos, ya que tendrán dos copias de cada gen provenientes de parentales distintos.
Con el fin de evitar la represión por endogamia, las fuerzas de la evolución presionaron hasta la generación de nuevas estrategias reproductivas. Una de ellas es la aparición de la unisexualidad. Se ha postulado que las plantas hermafroditas pasaron gradualmente a ser monoicas, separando espacialmente los órganos femeninos y masculinos en la misma planta, y que luego esto dio lugar a la aparición de individuos dioicos, donde cada individuo solo exhibe flores de un solo sexo.
En este camino evolutivo, podemos encontrar plantas ginodioicas, donde las poblaciones están compuestas por plantas hermafroditas y plantas hembras, así como plantas androdioicas, donde la población está compuesta por plantas masculinas y hermafroditas. Como podemos advertir, la sexualidad de las plantas, así como la de los humanos, no se restringe a un aspecto binario.
Los sexos del cannabis
Las plantas de cannabis se conocen popularmente como plantas dioicas. No obstante, también podemos encontrar ejemplares monoicos, que vulgarmente son conocidos como “hermafroditas”. Pero no son hermafroditas verdaderas, ya que no hay órganos masculinos y femeninos en la misma flor, sino que hay un individuo con flores de ambos sexos.
La inflorescencia masculina está compuesta externamente por cinco sépalos (estructura similar a una hoja), que envuelven el androceo. Dentro de la flor, encontraremos cinco anteras, que a su madurez se abrirán para liberar los granos de polen.
La flor femenina es más sencilla, está conformada por una bráctea (estructura similar a una hoja) que envuelve el ovario, desde donde sale un estilo que finalmente se diferencia a un estigma bífido.
Bases genéticas
Las bases genéticas de la sexualidad del cannabis se albergan en sus cromosomas. El cannabis posee nueve pares de autosomas (cromosomas no sexuales) y un par de cromosomas sexuales, dando un total de 20. En las variedades dioicas, los individuos hembras poseen una dotación de cromosomas sexuales XX, mientras que en los machos poseen cromosomas sexuales XY.
Esta dotación cromosómica es generada durante la fecundación del ovario por un grano de polen, cuando se genera el embrión. De esta forma, la dotación cromosómica de una planta de cannabis está definida desde el mismísimo comienzo de su vida.
Como antes se mencionó, las flores unisexuales tienen su origen evolutivo en plantas hermafroditas, y dentro de la especie cannabis podemos encontrar plantas monoicas. Recientemente fue descripto que estas variedades monoicas poseen una carga genética XX, pudiendo ubicar la aparición del cromosoma Y como un hecho posterior resultante de la evolución a la generación de plantas dioicas.
Por otra parte, se descubrió que si bien una población de plantas monoicas posee cromosomas sexuales XX, algunos individuos por presión del medio ambiente generan flores masculinas. Estos hallazgos sugieren que la masculinidad de un órgano floral no subyace totalmente en la presencia del cromosoma Y, sino más bien en cómo interactúan los cromosomas X con el resto de los autosomas y el ambiente.
Sexos del cannabis: más allá de lo binario
Botánicamente, las flores son tallos modificados, portando hojas modificadas. Al margen de su tamaño y forma, todas las flores comparten sus características principales. Cada flor se origina en un primordio, que se desarrolla de un meristema (tejido pluripotencial) que se encuentra al final del tallo, o asociado a la base de una hoja como meristema secundario.
Si bien la floración a nivel molecular comienza mucho antes de que podamos ver manifestaciones a ojo desnudo, cuando una planta comienza a florecer inhibe parcialmente la elongación de sus extremidades, con lo cual los meristemas principales hacia el final de la rama quedan muy cerca de los meristemas secundarios que están cercanos a este, generándose de esta manera una estructura más compacta hacia los extremos. Es en esta estructura que se generan las flores, formando en su conjunto una inflorescencia racimosa que popularmente conocemos como “cogollo”.
Sexos del cannabis: intersexualidad
En variedades de cannabis dioicas, frecuentemente las inflorescencias exhibirán exclusivamente flores de un solo sexo. Sin embargo, a veces una o unas pocas flores individuales de una inflorescencia son del sexo opuesto respecto al sexo dominante. Este fenómeno es popularmente conocido como “intersexualidad”.
La intersexualidad se debe generalmente a la presencia de estrés, aunque también depende en gran parte de la genética de la planta. Se pueden encontrar genéticas menos estabilizadas, que tienen mayor tendencia a la ocurrencia de este tipo de fenómeno.
Una máxima de la biología dice que “todo organismo estresado tiende a reproducirse”. Esto se debe a que una vida exitosa en términos de la biología tiene como hitos principales: nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse y morir. Las plantas no escapan a esta máxima, observando que ciertos estímulos de estrés producen un adelantamiento en la floración.
Ecosistema natural vs ambiente productivo
En un ecosistema natural, donde podamos encontrar plantas de cannabis silvestres, es de esperar que haya individuos hembras y machos. Con lo cual, la inducción de la floración traerá como consecuencia fecundación de plantas hembras y generación de semillas.
Ahora bien, esto no ocurre en un ambiente productivo, donde por sus propiedades fitoquímicas se cultivan solo plantas hembras. Este escenario es poco probable que ocurra en la naturaleza.
Estos panoramas generarán que las plantas florezcan, generando inflorescencias femeninas, las cuales en ausencia de polen esperarán ser fecundadas. La ausencia de eventos de fecundación puede ser tomada como señal de estrés por las plantas, ya que las estructuras reproductivas femeninas envejecerán y su viabilidad se verá impactada negativamente. Es en estos escenarios donde el balance hormonal de una o unas pocas flores de una inflorescencia es afectado, y se obtiene como resultado una o unas pocas flores masculinas.
La intersexualidad es muy diferente a una planta de cannabis monoica (popularmente llamada “hermafrodita”), ya que la intersexualidad involucra la reversión sexual de una o unas pocas flores de una inflorescencia. En ese sentido, se pueden encontrar en la misma planta otras inflorescencias conformadas completamente por flores femeninas. Otras veces, más de una inflorescencia exhibe una flor macho, esto es indicativo de que estamos en presencia de una genética poco estabilizada mediante selección artificial.
Una flor masculina intersexual estará rodeada de flores hembras, por lo que fácilmente se logrará la fecundación de algunas de estas con el fin de dejar descendencia.
Reversión sexual
Estudios han confirmado que además del dosaje genético, factores endógenos, como las hormonas, regulan el sexo de las plantas. Asimismo, factores externos como iones, hormonas aplicadas exógenamente y la regulación del fotoperíodo pueden incidir en la determinación del sexo.
Ha sido bien descripto que las hormonas auxinas y etileno poseen efectos feminizantes, mientras que citoquininas y giberelinas serían masculinizantes.
Sexos del cannabis: hermafroditismo
Las plantas de cannabis monoicas, popularmente llamadas “hermafroditas”, son aquellas donde un individuo exhibe flores de los dos sexos, pudiendo encontrar una cantidad aproximadamente similar de ambos tipos de flores. Una planta verdaderamente hermafrodita, posee flores donde los dos sexos están en el mismo órgano, en lugar de en órganos separados, como se observa en las plantas de cannabis.
Si bien las plantas del género cannabis tienen que haber tenido un antepasado verdaderamente hermafrodita, se debe haber perdido en la historia evolutiva de la planta. Las plantas han conquistado todos los rincones del planeta. Gran parte de este éxito es por su plasticidad en procesos esenciales del desarrollo, tales como la floración y la determinación de sexos.
Estos seres maravillosos nos demuestran que si bien un dosaje cromosomal puede alentar a la generación de una identidad sexual, al final del día es la interacción de la planta con el ambiente lo que determinará la sexualidad de sus órganos reproductivos. Como dicen que decía Darwin: ”la vida se abre camino”.