Hace poco más de cinco meses, en Argentina se sancionó la ley que habilita la industria del cannabis medicinal y el cáñamo. Esta normativa, redactada por el Poder Ejecutivo, tiene entre sus artículos un objetivo clave: las cooperativa tendrán un lugar protagonista dentro del entramado productivo de la planta y sus derivados.
Para ello, el Estado se comprometió a acompañar la conformación de nuevas cooperativas. Ahora, la última novedad es que en el país se lanzaron las cooperativas de producción de semillas.
Una de ellas es Criar, una de las nuevas cooperativa de producción de semillas que se dedicara a las semillas de cannabis, la cual ya cuenta con un número de CUIT y matrícula del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).
Esta compañía de organización horizontal está conformada por once personas que decidieron encarar un proyecto productivo luego de haberse unido políticamente en la Asociación Argentina Para la Producción, Crianza e Investigación de la Semilla de Cannabis (CRIACANN)
“Los deseos que tenemos frente a la industria del cannabis es que se incluya a la mano de obra nacional y legítima. Me refiero a las personas que venimos trabajando hace muchos años con el cannabis y poniendo el pecho por la planta”, dice Nicolás Geniso, Presidente de la cooperativa Criar.
En la actualidad, la cooperativa se encuentra produciendo su primera tanda de semillas de cannabis en una sala indoor. Según cuentan desde Criar, son dos genéticas con alto contenido de CBD que serán inscriptas en los registros del Instituto Nacional de Semillas (INASE).
Luego de la aprobación del Inase, las variedades podrán ser comercializadas tanto para los pacientes del Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN), como así también para los diferentes proyectos de investigación del país.
De hecho, autoridades del organismo de semillas le confirman a THC que actualmente están trabajando con más de 77 pedidos de inscripción de diferentes variedades de cannabis. Del total, más del 80% corresponden a desarrollos nacionales y que antes de fin de año habrá 15 nuevas aprobaciones.
“Criar” una nueva forma de industria
“Los deseos que tenemos frente a la industria del cannabis es que se incluya a la mano de obra nacional y legítima. Me refiero a las personas que venimos trabajando hace muchos años con el cannabis y poniendo el pecho por la planta. No queremos que el trabajo quede en manos de empresas que nada tienen que ver con esto y absorban el laburo por su posición económica dentro del mercado”. La persona que habla es Nicolás Geniso, Presidente de la cooperativa de producción de semillas Criar, un referente del activismo local y que asegura que hoy está cumpliendo un sueño.
Geniso dice que, junto a sus compañeros de la cooperativa , están orgullosos de ser protagonistas del proceso de regulación del cannabis en Argentina. “En los primeros años de crianza, en un marco de ilegalidad, era muy distinto a esta realidad. Esto nos permite una crianza legal”, asegura.
En este sentido, el Presidente de la cooperativa de produccion de semillas orientada al cannabis explica que “a medida que se fue derribando la ilegalidad, se tienen herramientas mejores. Antes, teníamos plantas chicas en espacios muy reducidos. Ahora podemos tener 200 plantas. Era imposible hacerlo”, dice el breeder que comenzó con la crianza hace alrededor de quince años por absoluta necesidad.
“Nosotros empezamos con la cruza de plantas porque era muy dificil traer semillas de afuera. Reproducíamos plantas para asegurarnos la próxima tanda de cultivo”, recuerda Geniso sobre la misma realidad que le sucedía al resto de los breeders de la cooperativa.
“Somos un grupo de cuarentones que cultivamos hace veinte años y que nos fuimos conociendo en eventos, copas y el activismo. Nos agrupamos políticamente en Criacann y un grupo decidió encarar este proyecto laboral en conjunto”, cuenta Geniso.
Porqué ser una cooperativa de producción de semillas
“Un criador de cannabis es una persona que se dedica a la producción, conservación y reproducción de semillas de cannabis”, explica Geniso sobre las tareas de la cooperativa Criar. Sus once integrantes vienen realizando este trabajo hace más de una década. Ahora, frente a la actual regulación argentina del cannabis, pueden poner en marcha un proyecto productivo.
Para ello, Criar cuenta con tres salas indoor. Mientras en una de ellas hoy está en plena floración y crecimiento de las semillas, en las otras dos sucede el período de crecimiento de las plantas madres y esquejes. Sus planes consisten en registrar estas variedades en el Registro Nacional de Cultivares y en el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares del Inase.
“Mi sueño es que nuestras genéticas estén a lo largo y ancho de Argentina. Desde el cultivador del Reprocann, hasta ver hectáreas de nuestras plantas creciendo al sol para los proyectos provinciales o nacionales”, dice Lúcia de Souza Madeira, integrante de la cooperativa de semillas de cannabis.
Ante la pregunta de porqué decidieron conformarse como cooperativa para la producción de semillas de cannabis, Geniso dice que responde a sus propios ideales originarios. “La cooperativa es equitativa. La fuerza que nos trae trabajar colectivamente nos mostró un mundo maravilloso: la fuerza de la unión”, asegura Geniso.
Entonces, el Presidente de la cooperativa pone un ejemplo. “En una compañía tradicional se intenta pagar un salario mínimo y la ganancia se la lleva el empresario. Acá es distinto: la cooperativa es equitativa y valoramos mucho la hora de trabajo”, afirma Geniso.
La producción de la cooperativa de semillas
Criar tiene su sede en un edificio céntrico de la Ciudad de Buenos Aires. Allí, una de sus integrantes, le abre las puertas de las salas de cultivo a THC para mostrar cómo se producen las genéticas nacionales.
“En este momento, estamos desarrollando dos genéticas altas en CBD: CRIAR1 y CRIAR2. Una planta es un fenotipo índico y la otra más sativo; ambas con una floración entre los 60 y 70 días”, cuenta Lúcia de Souza Madeira. Ella se dedica a la crianza de cannabis desde el año 2005 y es una de las mujeres más experimentadas en el país.
Dentro de la sala de floración, de Souza Madeira explica que estas plantas fueron desarrolladas en territorio argentino durante muchos años. “Están seleccionadas y ya están adaptadas a la región, tanto por el clima como al agua y sus minerales”, cuenta mientras señala las semillas que están a la mitad de su crecimiento.
En cuanto a la polinización, la breeder cuenta que se realiza de forma libre. Entonces, explica que se ubican las plantas macho dentro de la sala y la fecundación se realiza de manera natural. “Luego, se realiza polinización asistida”, agrega sobre un segundo momento.
Por otro lado, de Souza Madeira aclara que allí tienen protocolos para evitar la polinización cruzada en las otras salas. “Mientras se realiza la polinización, en la otra sala se está vegetando. Así evitamos la contaminación”, detalla.
Mientras de Souza Madeira observa el desarrollo de las semillas, ella cuenta dónde se las imagina en el futuro cercano. “Mi sueño es que nuestras genéticas estén a lo largo y ancho de Argentina. Desde el cultivador del Reprocann, hasta ver hectáreas de nuestras plantas creciendo al sol para los proyectos provinciales o nacionales”, le cuenta a THC.
Cuidar a la madre
“Antes, yo hacía jardinería y me dedicaba a ventas de lo que sea, como tarjetas de crédito. Hoy vivo de mi pasión. Mi trabajo es venir todas las mañanas en colectivo al centro. Pero a un cultivo de cannabis. Es un sueño que todavía no llego a caer”, dice Martín, otro de los integrantes de la cooperativa de semillas.
Mientras dialoga con THC, él se encuentra en la otra sala indoor de Criar. Allí, hay una decena de plantas en estado vegetativo. “Es la planta de un compañero de la cooperativa que está esperando la aprobación del registro de Inase. Tenemos madres y esquejes”, detalla Martín.
Martín explica que “mantenemos plantas madres para mantener un germoplasma que nosotros ya hemos seleccionado durante años. De una madre podemos sacar 50 esquejes y alcanzamos la producción para una sala”, dice. Luego, agrega que “una madre puede mantenerse unos ocho o diez años. Depende de la genética… pero hay variedades que están dando vueltas hace doce años en el país”.
Luego, Lechuga -como prefiere que le digan-, cuenta que “utilizamos luces led de amplio espectro que nos da la posibilidad de vegetar y florecer con la misma lámpara. La planta no sufre cambio de lúmenes”, dice.
Por último, las plantas están ubicadas sobre unas mesas de treinta centímetros. “Nos da la posibilidad de trabajar más fácil. Así, no nos tenemos que agachar y vemos mejor a las plantas para detectar plagas, por ejemplo”, cierra Lechuga.
Mano de obra nacional
Luces, sustrato, fertilizantes y macetas. Estos son algunos de los elementos básicos que necesita Criar para el desarrollo de sus semillas de cannabis. Y la cooperativa elige que todos estos productos sean marcas nacionales.
“Somos una cooperativa. Entonces, fomentamos el desarrollo de nuestra propia industria nacional”, explica Facundo Rivadaneira, otro de los integrantes de Criar. Él se encuentra en un espacio aislado de las salas de cultivo, pero que es vital para el desarrollo de las plantas. “Este es el área central de trabajo de la cooperativa”, dice.
Entonces, Rivadaneira explica que en la cooperativa tienen “protocolos de trabajo, tanto fuera como dentro de la sala. Acá hacemos los trabajos pesados: preparar plantas, podas, riego, fertilización o el preparado de sulfato de plata para las reversiones. Dentro de la sala de cultivo tenemos que mantener la limpieza al 100 %”, asegura para mantener la correcta trazabilidad de las variedades.
Rivadaneira cuenta una particularidad que la cooperativa tuvo que inventarse para el riego. Como el edificio en el que se encuentran es de oficinas laborales, su espacio no tiene una conexión directa de agua. “Diseñamos una mesa con tanques de riego con una capacidad total de 600 litros. Tienen la opción de estar comunicados o separarse, por si tenemos que hacer una fertilización especial”, cuenta sobre el desarrollo. Además, allí hacen las respectivas mediciones de Ph y electroconductividad.
Resulta que ser una cooperativa no solo significa horizontalidad en la toma de decisiones y el reparto equitativo de la economia excedente. También es apropiarse de los medios de producción de forma colectiva y sortear conjuntamente cualquier impedimento.