Lúcia de Souza Madeira es una cultivadora y criadora de cannabis con más de 15 años de experiencia. Sin embargo su relación con la planta va mucho más allá. Ya que con la idea siempre de emprender, desde el 2018 es dueña de Bodhi Growshop en la ciudad de Buenos Aires. Además tiene su propio banco, Genéticas Arkham, y hoy, luego de muchísimo trabajo, se convirtió en la primera persona de la República Argentina habilitada a la venta legal de sus esquejes de cannabis. Y lo hará durante Expo Cannabis 2022, este 4, 5 y 6 de noviembre en La Rural.
Armamos una ronda para que nos cuente todo el camino transcurrido para hoy poder cosechar semejante logro. En ese andar no solo hubo muchas plantas, ya que como militante de la causa cannábica y periodista de formación, Lúcia también fue una importante divulgadora y promotora del autocultivo en épocas en las que no había mucha información. Vamos a conocer su historia.
Cultivadora, divulgadora y emprendedora
¿Cuándo son tus inicios en el autocultivo?
Empecé a cultivar en el año 2004, cuando me mudé con el papá de mi hijo. Yo vivía en un departamento chico de interior, en donde no tenía lugar ni para desarmar un placard, ni tenía sol para poner una planta porque era interno.
Así que cuando me mudé con el papa de mi hijo fue una mejoría en todos los aspectos, sobre todo en lo que refiere a las plantas. Él ya cultivaba un poquito a partir de semillas de porro paraguayo.
Y seguimos cultivando de esas semillas siempre sacando cosas tiraditas, porque obviamente no teníamos idea de contaminación lumínica. No teníamos idea de un montón de cuestiones botánicas que respectan al cannabis. Vivíamos en un cuarto piso con las luces del sodio al lado, así que nuestros primeros cultivos eran desastrosos.
Hasta que finalmente en el 2005 conocí a un grupo de amigos y ahí empecé a tener acceso a genéticas de muy buena calidad. Era una posibilidad que tenia muy poca gente en ese momento, solo gente que viajaba. Y ya en ese entonces me llevaba muy bien con las plantas, la interacción con ellas era algo muy bueno.
¿Tenías relación con el ambiente cannábico de esa época?
Estaba en el foro de Cannabis Café, nadie sabia quién era yo, ya que tenía un usuario que el nombre no se sabía si era de mujer u hombre, porque era un ambiente sumamente machista. Entonces mi primer usuario de Cannabis Café no era nadie. Ya después sí tuve un segundo usuario con nombre de mujer. Pero eso hizo que, al principio, yo conociera a todos, pero que casi nadie me conociera a mi. Siempre muy bajo el radar, un perfil súper bajo.
En ese entonces, con la posibilidad mía de elegir siempre de una enorme cantidad de genéticas, podía probar más sativa, mas índica y decir “esta me gusta”. Ahí empecé a conocer a la gente de otro foro que se llamaba Plantate, que eran pibes más copados y más generosos. Y rodaban mucho los esquejes.
¿Cómo se liga tu historia como cultivadora con llegar a ser la editora de cultivo de THC?
Estuve en la revista desde sus comienzos. Celeste Orozco, que fue un de sus primeras editoras, me convocó a mí y a Emilio Ruchansky, que habíamos estudiado juntos en TEA y ya habíamos hecho una revista antes. Pero ser editora de Plantate [la sección de cultivo de revista THC] surge más adelante, por la necesidad de renovar los contenidos. Estuve siete años en ese cargo, creo que porque dentro de la redacción era la que más cultivaba.
Es una cosa heredada de mi papa. Mi viejo era un tipo muy dado con las plantas. Yo crecí y lo poco que recuerdo de él era interactuando con las plantas. Íbamos a la quinta y se desconectaba interactuando con los rosales, con los jazmines, con el cantero que había alrededor de la pileta, con una planta que era como gris, muy linda, como de terciopelo gris. Me hacía mi propia casita dentro de una planta, tenia como un túnel adentro.
Entonces, yo crecí viendo a mi viejo con las plantas y, sin darme cuenta, me encontré a mí misma un día separándome del padre de mi hijo y volcándome todo lo que yo era a la plantas.
Plantate vino después de ese momento. En ese entonces mi conexión con las plantas fue increíble, porque a pesar de lo mal y devastada que estaba yo, las plantas estaban en su mejor momento; eran su mejor exponente.
A partir de ahí es cuando empiezo a interactuar fuerte con las planta, año 2009. Conozco a un cultivador, Marce “dedos verdes”, que es quien me enseña a empezar a criar.
¿Cuándo surge la idea de tener tu growshop?
Fueron muchos años trabajando en la revista y necesitaba cambiar los aires. Para hacer los cambios, yo no los pienso mucho y a veces soy muy extrema. Entonces estaba por abrirme un taller de pintura automotriz, me había puesto a hacer un curso.
Y Sebastián, mi pareja, y mi mamá me dijeron un día: “Escuchame una cosas, si vos de lo que más sabés es de plantas, ¿por qué no te ponés un growshop?”. Y fue como si me iluminaran, porque ni si quiera había pasado por mi cabeza que esa opción podía existir.
O que podía seguir trabajando con las plantas sin cambiar tan drásticamente de vida. Porque mi trabajo eran las plantas; a parte de la revista yo siempre trabajé con plantas. Así fue como surgió la idea de hacerme un grow con Seba, que también cultiva.
Entonces abrimos el growshop y fue genial, alucinante. El growshop tiene eso que todos los días viene gente a consultarme por sus plantas. Soy muy feliz.
El sueño de la planta propia y la venta legal de esquejes de cannabis
¿Qué planta fue la que te habilitaron a vender legalmente a través de esquejes?
Es una cruza del 2009 y el trabajo de selección fue hasta el 2011. La llamé Polaris. Es una planta que sale de la cruza de esas semillas que tenía en esa época.
A mí siempre me gustaron y cultivé plantas afganas. Me gustaban las plantas petisas porque cultivaba en un indoor que era muy bajito, tenía de altura aproximadamente 1,20 metros. Por eso tenia que cultivar solamente plantas índicas, afganas.
Entonces busqué la más afgana que hubiera en los paquetes, que era una Big Bud. Y Marce, que me enseñó a criar, me recomendo hacer la cruza con una Skunk. Y tenia un macho Skunk que me habían pasado e hice la cruza.
¿Cómo fue el trabajo hasta llegar a la Polaris?
Hice la selección y limpieza a lo largo de siete generaciones de plantas, buscando una planta que fuera productora, y que fuera rapidísima, lo más veloz posible. Y principalmente traté de bajarle mucho el olor del Skunk. porque el Skunk era una planta súper olorosa. No así la Big Bud, que tenia un olor afganoso, medio químico.
Hice una limpieza de caracteres hasta que encontré una hembra que respondiera a lo que yo necesitaba para mi indoor: una planta rápida, una planta sumamente productora y una planta que no llamara la atención; es decir, una planta que si bien tiene un aroma increíblemente hermoso cuando está viva, huele a flores, a un bouquet de flores suaves, como de bosque.
Entonces de un montón de plantas, de varias veces de hacerlas florar, ahí habían quedado solo dos y terminé seleccionando de esas dos una sola. Llevó varios años ese laburo, hasta que me quedé con esta planta.
Por eso, cuando se dio la oportunidad de presentar una planta ante INASE, fue la primera que elegí por una cuestión de cariño. Por ser una planta que está hace un montón de años conmigo y tiene un lindo trabajo de selección detrás.
¿Cómo surgió la posibilidad de inscribir los esquejes de Polaris en el INASE?
Un amigo me avispó que existía la posibilidad de inscribir mis esquejes e hice todos los tramites necesarios para inscribir mi genética. Es el mismo procedimiento que para inscribir semillas pero hay que presentar cultivar plantas.
Por una cuestión económica, los costos de cada uno de los tramites, y el estrés que involucra, no inscribí todas las plantas que hubiera querido. Este esqueje salió por el momento y hay otro en presentación de papeles, fotos. Es una inversión.
Tuve la suerte gigante de cruzarme con los tecnicos del INASE, que me han atendido con el cuidado y el cariño de quien guía a una persona que no entiende durante un tramite. Por eso quiero destacar el trabajo de las personas que allí trabajan. El instituto de la semilla esta súper predispuesto a trabajar y a habilitar los canales de comunicación. A mí me sorprendió muy gratamente.
Quisiera destacarlo, porque me imagino que la gente del agro debe tener gestores que hacen estas cosas, pero para quienes que no sabemos de ese mundo de trámites y presentaciones, encontrarnos con eso es muy complejo. Pero del otro lado, encontrás muy buena respuesta.
Una vez que llega tu expediente a mano de los ingenieros es una atención personalizada de la mejor. Tienen excelente predisposición. Así que presenté el esqueje en noviembre del año pasado y un poco antes de mitad de año empezamos a trabajar el trámite.
Para terminar, ¿nos das un consejo para que los esquejes saquen raíces siempre?
No raspar mucho el tallo, tratar de hacer los cortes sobre los nudos. Que sean brotes de más de tres nudos, medianamente gruesos, porque una ramita finita no tiene la fuerza para enraizar.
Usar aeroclonadores es lo más rápido y eficiente. Cambiar en verano todos los días el agua de los aeroclonadores, porque si no se forma un musgo que pudre las plantas y esto lleva una falla segura en el esquejado. Agregar una vez que se registra que hay callos, un promotor radicular al agua, eso va a ayudar a que las raíces se desarrollen mas rápido. Y usar un enraizante de la mejor calidad posible.