Los efectos psicoactivos del THC intrigaron a la humanidad desde tiempos antiguos, creando todo tipo de interpretaciones. Incluso en la era moderna el THC fue considerado por muchos años como la oveja negra de los cannabinoides. Sin embargo la ciencia está demostrando cada vez más seguido que el controvertido y repudiado “mambo” también tiene un efecto medicinal. Y según un reciente estudio, el THC puede ayudar a la recuperación de las lesiones cerebrales.
Investigadores del departamento de Neurología de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, realizaron un estudio que evaluó el potencial del THC para promover la recuperación de las células cerebrales después de una lesión traumática, como puede suceder en el caso de un traumatismo encefalocraneano. Sorprendentemente, descubrieron que la administración de este fitocannabinoide puede producir un efecto positivo en apenas 7 a 10 días.
Utilizando ratones de laboratorio del tipo C57BL/6, el equipo de investigación generó un traumatismo cerebral conocido como “impacto cortical controlado”, un tipo de lesión focalizada que se produce en modelos animales y genera una necrosis focal rodeada por un área de edema y afecta a la presión intracraneal. De esta manera se simulan los efectos de un edema cerebral o una contusión en humanos que sufren una lesión o un impacto en el cráneo. Luego del procedimiento, los sujetos fueron administrados con THC, 3mg/k, durante un período de solamente tres días.
Los investigadores realizaron pruebas motoras en un rotarod, una herramienta estandarizada que sirve para evaluar el equilibrio, la coordinación motora y la fatiga en investigaciones con roedores, para descubrir que los ratones tratados con THC no solo corrieron durante más tiempo que los ratones que no recibieron THC sino que, además, recuperaron niveles normales de performance en apenas dos semanas después del tratamiento.
Paralelamente, en sujetos eutanizados de ambos grupos, se midió la presencia de tres proteínas: FNDC (factores neurotróficos derivados del cerebro) FNDG (factores neurotróficos derivados de células glíales) y G-CSF (factor estimulante de colonias de granulocitos), sustancias involucradas en el crecimiento, proliferación y supervivencia de las células cerebrales que tienen un rol tanto en la recuperación de las lesiones cerebrales como en una posible predisposición a sufrir patologías como la depresión, la esquizofrenia o el Alzheimer. Así descubrieron no solo una mayor presencia de estas proteínas sino también un incremento del endocannabinoide 2 AG, que funciona sobre los grupos de receptores CB1 y también sobre los CB2, en tres áreas fundamentales del cerebro: el núcleo estriado, el hipocampo y la corteza cerebral.
Estos efectos, de acuerdo a la hipótesis de los investigadores, fueron los responsables de la recuperación de los ratones, resultando en una recuperación de la memoria espacial a corto plazo y la motricidad fina. Aunque señalaron que todavía faltan investigaciones más extensas y especialmente en humanos, el estudio concluyó que la administración de cannabinoides podría ser beneficiosa para reducir los efectos de lesiones en el cerebro, específicamente efectos posteriores o a largo plazo como la pérdida de memoria y las dificultades en el habla o el movimiento.
Aunque todavía la ciencia se encuentra muy lejos de poder producir un tratamiento para las lesiones cerebrales a base de cannabinoides, este descubrimiento abre también una ventana a la importancia del sistema endocannabinoide, presente en los procesos fundamentales no solo de nuestro organismo sino también de las células que lo conforman, y responsable de ayudar a mantener un equilibrio constante, ese que nos permite vivir.