Si te gusta leer libros, seguramente sepas que están más caros que nunca. La razón no se limita a la inflación de cada día, sino que se debe a lo que ya se conoce como “la crisis del papel”.
En concreto, lo que se derrumbó es el suministro del tipo de papel que suelen usar las editoriales para trabajar. Se trata del papel ahuesado, referido como bookcel en el mundo editorial, un papel que suele conseguirse en versiones de 60, 65 y 80 gramos.
La situación es crítica. La Cámara Argentina del Libro (CAL), compuesta por 450 editores casi en su totalidad pymes con menos de quince trabajadores, publicó un comunicado en el que afirma que “peligra la producción editorial para la próxima Feria del Libro”. Es decir, la escasez de libros independientes podría volverse una realidad.
En el mejor de los casos, de poder conseguirse nuevos libros, el valor impresiona. “Un libro de 60 páginas va a costar unos $4000 aproximadamente”, asegura Pablo Gabo Moreno, editor de poesía, uno de los géneros que imprime libros más breves.
Ante este escenario se abren dos preguntas: por qué se produce la crisis y cómo se podría salir de ella con la ayuda de otros insumos como, por ejemplo, el cáñamo.
Desde THC consultamos a dos especialistas para tratar de encontrar respuestas.
Poco y caro: la crisis del papel tradicional
“Los dos problemas son el abastecimiento y el precio”, nos explica Juan Pampín, vicepresidente de la CAL. “La industria del papel para uso editorial está en manos de dos empresas que producen casi la totalidad de ese papel”, detalla.
Los aumentos son permanentes. Un ejemplo claro es el papel brillante que se utiliza para libros infantiles, que en el último año subió un 300%. “El papel obra, ahuesado, el Nat o el DIME (es el diario mejorado, que ahora se empezó a usar en muchos libros) estuvo en torno al 150%”, dice Pampín y asegura que en ningún lugar del mundo se registraron esos aumentos.
Según explica el vicepresidente de la CAL esta situación se agudizó en el año y medio posterior a la pandemia. “Hubo un cambio muy importante en los patrones de consumo y las fábricas de papel fueron destinando su producción más hacia el tema del packaging”, asegura. Esto se debería al aumento del e-commerce, es decir las compras on line que vienen de la mano del empaquetado.
El otro gran problema es la imposibilidad de importar papel que, junto a una producción concentrada a nivel nacional, genera una tormenta perfecta. “Entendemos que es importante que podamos producir mayor cantidad de papel en Argentina, necesitamos salir de este bache”, sostiene Pampín.
El aporte del cáñamo para una nueva industria del papel
El cáñamo es una de las plantas que más tradición tiene en la producción de papel a lo largo de la historia humana. Allí están los ejemplos de la primera biblia y de la constitución de Estados Unidos, ambas hechas en papel de cáñamo.
¿Podría entonces el cáñamo ser una solución a la crisis del papel? Por supuesto, no en lo inmediato, pero eso no implica que no pueda ser un insumo clave para comenzar un proceso que reconfigure el escenario de la industria.
“El cáñamo es una alternativa para la industria del papel”, confirma Daniel Sorlino, ingeniero agrónomo y una de los profesionales que más conoce la planta en Argentina. “Puede integrar una proporción de la pulpa con que se hace papel normalmente. Lo más usado para eso es fibra corta de leñosas”, explica. Y profundiza: “al añadir porcentajes de fibra larga de cáñamo se aumenta la resistencia del papel a la tracción y al uso. Sale un papel más resistente”.
Es decir, si bien el cáñamo no podría reemplazar 100% al material que conocemos, podría hacer un aporte clave para mejorarlo y suplementar parte de los insumos que utiliza la industria.
Por otra parte, el cáñamo haría otros aportes. “El incremento de la producción de cáñamo secuestraría más dióxido de carbono del aire”, asegura Sorlino que también está al frente del Grupo de Estudio y Trabajo en Cannabis de la Facultad de Agronomía UBA, donde se reunen graduados y estudiantes.
Sorlino advierte que nada es matemático. Si bien el cáñamo crece velozmente y tiene un ciclo más corto que un árbol “habría que tener mucho cuidado con el diseño de la rotación para no afectar el suelo y para hacer una comparación real deberíamos saber qué árbol y qué cáñamo estamos comparando”.
La clave para dar estos pasos es avanzar en la producción cañamera. “Necesitamos variedades de cáñamo adaptadas a nuestros ambientes, maquinaria para su procesamiento a campo e industrias capaces de procesarlo”, explica Sorlino.
Ante una inminente puesta en marcha de la ley nacional que busca regular la producción cañamera, estos serán algunos de los desafíos más concretos, más teniendo en cuenta que ya florecen otros proyectos ligados a la planta.
De hecho, el cáñamo se está transformando en un cultivo estratégico. El Servicio Nacional de Estadísticas Agrícolas de Estados Unidos (NASS) recopiló datos sobre el cáñamo cultivado en todo el territorio estadounidense y asegura que el total de plantaciones al aire libre ya acumula más de 2omil hectáreas.
Un alternativa real
Pero cuidado: no estamos hablando de un sueño lejano. Ya existen experiencias de libros completamente hechos con papel a base de cáñamo y que nada tienen que envidiarle a los libros que se hacen con el papel ahuesado, evidentemente costoso a nivel económico y ambiental.
El caso más reciente es el de Maren Krings, una fotógrafa y activista ambiental que en su proceso de escribir sobre cáñamo entendió que su trabajo debía imprimirse justamente en papel sacado de esa planta.
Krings se asoció con la papelera alemana Hahnemühle y el proyecto se hizo realidad. H es de cáñamo, como se llama la investigación de la fotógrafa, fue impreso en papel de cáñamo.
A partir de ahí, Hahnemühle puso a la venta su nuevo papel de cáñamo para impresión offset y de inyección de tinta de alta velocidad como una alternativa viable a los productos basados en árboles.
“Es el primer papel fabricado con fibras de cáñamo sustentable cultivadas en Europa para productos de impresión respetuosos con el medio ambiente”, asegura Jan Wölfle, director ejecutivo de Hahnemühle.
Según Wölfle, el papel de cáñamo “ofrece resultados sobresalientes en la impresión de texto, fotografías e imágenes para autores, agencias, proveedores de impresión y editoriales”.
Informe: Luciana Barrufaldi y Martín Armada