El final del vegetativo y el comienzo de la floración comparten características similares, como la velocidad de desarrollo y el vigor. Las plantas se elongan, comienzan una serie de cambios metabólicos internos y se preparan para dar origen a nuevas y distintas estructuras. Prestar atención a la fertilización en este momento es clave.
La demanda de nutrientes será acorde a todas estas nuevas necesidades. En esta etapa mixta debemos ser cuidadosos de la alimentación, es aquí donde ocurren eventos determinantes para el rendimiento final de la cosecha: muy poco o demasiado fertilizante podría darnos resultados no deseados.
Enmiendas sólidas
Si trabajamos con enmiendas, podemos aprovechar para incorporarlas en el sustrato a la hora del trasplante, o bien como top dressing (sobre la superficie de la tierra en contacto directo) para luego cubrirla con mulching o plantas de cobertura.
Es importante que estén al reparo de la luz del sol, dado que dificulta el desarrollo de algunos microorganismos que son necesarios para la correcta asimilación de los nutrientes.
La ventaja de estos tipos de fertilizantes, es que contienen cantidades significativas de macronutrientes, es decir de nitrógeno, fósforo y potasio.
Un ejemplo de ello es la harina de pescado, que al incorporarse en el suelo tiene una rápida liberación de nitrógeno, que colabora con la elongación de las plantas y la formación de nuevas estructuras y el mantenimiento basal de la planta en general.
Luego aporta de forma importante también fósforo y potasio, ideal para la siguiente etapa, que es la floración propiamente dicha.
La harina de pescado al incorporarse en el suelo tiene una rápida liberación de nitrógeno, que colabora con la elongación de las plantas y la formación de nuevas estructuras. Luego aporta de forma importante también fósforo y potasio, ideal para la siguiente etapa, que es la floración.
Es importante tener en cuenta que para que esto suceda, el suelo nunca debe secarse por completo. Si no morirían o entrarían en estadio de resistencia gran parte de los consorcios microbianos que colaboran y se relacionan entre sí y con la planta para lograr una degradación de la enmienda que termine en elementos que la planta pueda absorber.
Con este motivo, podemos colaborar con esta actividad haciendo uso de fermentos o preparados que contengan las formas biológicas viables de estos organismos.
De esta forma regularemos la actividad del suelo y a su vez nos aseguraremos de que haya un suministro constante de agua para hacerle frente al calor.
Como ejemplo, la mayoría de los fermentos de la agricultura regenerativa sirven para esta labor, destacamos aquellos que conservan o replican parte de fauna loca,l como puede ser FPJ de cannabis, por citar uno de muchos.
Fertilización mineral para el final del vegetativo
Si nuestros fertilizantes son minerales, es el momento de aplicar las últimas dosis de los boosters de vegetativo y regular la intensidad y frecuencia de aplicación de las bases.
El color de las hojas es un buen indicador, aunque lo ideal sería tomar mediciones de run-off para evaluar cómo se están comportando los nutrientes en el suelo.
Esta técnica consiste en regar con agua de conductividad baja y conocida hasta que escurra por debajo, recoger el excedente y medir su ec nuevamente para contrastar con los valores iniciales.
Hacerlo de forma periódica nos permite registrar al detalle los niveles de nutrientes que están circulando en el suelo, dado que al regar con el fertilizante también sabemos con qué conductividad lo estamos haciendo. Por esta razón este registro es vital para determinar si los nutrientes se están acumulando en el suelo.