Quizás por su naturaleza subterránea y un algo invisibles, la importancia de las raíces es a menudo subestimada, cuando en realidad se trata del 50% de la planta. Para mantener este sistema saludable y eficiente, te dejamos una guía para conocer los mejores estimuladores de raíces y mejorar la salud de tus plantas.
¿Por qué son importantes las raíces?
Además de sostener a la planta en su lugar, las raíces son un complejo sistema de absorción y excreción por el cual las plantas se alimentan con agua y sales disueltas en el sustrato. Su salud es fundamental para el resto de la planta y cualquier tipo de estrés o alteración en este sistema puede producir un impacto de larga duración que llega a afectar la calidad de la cosecha.
Incluso existen patógenos como el Fusarium, Pythium y otras variedades que pueden matar plantas pequeñas o adultas en cuestión de horas. Un sistema radicular en condiciones, con espacio para su desarrollo y con una temperatura estable, sin exposición a estrés hídrico por falta de riego, es capaz de extenderse hasta una profundidad de dos metros. La mayor concentración de raíces se da en los primeros 50 centímetros, por eso se la considera una especie que airea el suelo y tiene poco impacto en los ecosistemas.
Aunque existen varias referencias al uso de raíces con fines medicinales en textos de la antigüedad como Plinio el viejo o Shen Nung en la medicina tradicional china, sus efectos terapéuticos continúan en gran medida sin investigarse. En la antigüedad se usaban en una gran cantidad de preparaciones como tinturas, decocciones y pomadas. Se sabe que contienen terpenos como la carvona y la dihidrocarvona y trazas de triterpenos, alcaloides, esteroles y otros compuestos.
Un detalle a tener en cuenta es que el sistema radicular de la planta de cannabis es capaz de absorber metales considerados contaminantes como el cadmio, hierro o cromo, lo que la vuelve una excelente opción para la fitorremediación de suelos contaminados. Al mismo tiempo, en el cultivo para uso humano o animal, deben evitarse estos suelos ya que pueden trasladar contaminantes a la cosecha.
¿Qué son los estimuladores de raíces?
En el cultivo de cannabis se suelen usar productos especialmente diseñados para suplir necesidades específicas de la planta pero que van más allá de la nutrición. Se trata de productos como los usados para promover el enraizado y los conocidos como estimuladores de raíces.
Es importante separar en dos tipos de estimuladores de raíces según el uso que vayamos a darle. No es lo mismo un producto para promover la generación de raíces en un esqueje que los utilizados en plantas que ya poseen un sistema radicular formado.
En el caso de los esquejes, se suele utilizar productos concentrados que contienen hormonas vegetales como las auxinas, giberelinas y ácido abscísico entre otras. Aplicadas localmente, estas sustancias inducen a las células que forman tallos a generar células de raíces, estimulando el proceso natural que hacen las plantas cuando realizamos esquejes.
Aunque pueden usarse disueltas en el agua de riego, las hormonas enraizantes presentan mejores resultados usadas localmente a la hora de esquejar. En cambio los estimuladores de raíces utilizados en plantas que ya cuentan con un sistema radicular están diseñados para su uso mezclados con el sustrato o en el riego.
En general se trata de combinaciones de microorganismos benéficos y extractos de algas, que aportan una fuente de alimento y vida subterránea que en simbiosis con las raíces las protegen de enfermedades y mejoran la manera en que absorben los nutrientes presentes en el sustrato.
La presencia de micorrizas y rizobacterias como las Azospirillum genera cambios en el sustrato, captando nitrógeno para volverlo una forma asimilable por las plantas en el caso de las rizobacterias o como las micorrizas, protegiendo las raíces y ayudando a asimilar nutrientes.
Estos productos están pensados y diseñados para ayudar a las raíces a colonizar la mayor cantidad de sustrato posible, al mismo tiempo que contribuyen al desarrollo de las defensas naturales de la planta, aumentando la respuesta ante la presencia de patógenos.
Esto se traduce en plantas más sanas, mejor alimentadas y con mayor resistencia a enfermedades y plagas.
¿Cuándo aplicar estimuladores de raíces?
Ya que se trata en su mayoría de productos naturales, los estimuladores de raíces pueden usarse a partir de las dos primeras semanas de vida e incluso al momento de pasar las semillas recién germinadas a tierra. En el caso de los microorganismos que generan simbiosis y relaciones con las raíces, se trata de una manera de proteger las plántulas de la muerte temprana por infección patógena.
Dependiendo la presentación del producto pueden utilizarse con una frecuencia periódica en el riego o en presentaciones granulares al momento del trasplante, inoculando la futura maceta y contribuyendo a que la planta se recupere del estrés de cambio de sustrato.
Estos productos también pueden utilizarse si realizamos podas de raíces, una práctica fundamental si mantenemos plantas madres para la producción de esquejes.
¿Cómo hacer un estimulador de raíces casero?
Existen varias recetas caseras para preparar estimuladores de raíces compuestos por hormonas naturales presentes en distintas legumbres o plantas. Otros aprovechan el compost o el humus de lombriz para aportar a la plantar levaduras, microorganismos benéficos y ácidos húmicos y fúlvicos que alimentan y estimulan la vida en el sustrato.
En el caso de las recetas con legumbres, las hormonas naturales presentes en la germinación de las semillas son utilizadas en el riego para reducir el estrés durante el trasplante. Se trata de remojar semillas en agua declorada hasta que germinen, en una proporción de 100 gramos por litro de agua y enjuagándolas al menos una vez por día. Una vez germinadas, se trituran en medio litro de agua y luego se vuelve a filtrar para disolver en 10 litros de agua al momento de usar en el riego.
Para preparar té de compost o de humus de lombriz, utilizaremos un balde, agua sin cloro, un puñado de azúcar mascabo o una cucharada de melaza de caña. También necesitaremos una media de algodón y un aireador de pecera.
Primero se debe disolver la melaza o el azúcar en el agua, para luego colocar el puñado de compost o humus de lombriz en la media y sumergirla en el agua como un saquito de té. El uso de un aireador es fundamental para evitar la descomposición anaeróbica que predispone al crecimiento de patógenos.
Luego de 24 a 48 horas el té estará listo y podremos utilizarlo para regar. Es importante no conservarlo por más de 72 horas ya que pierde efectividad.