La defoliación consiste en eliminar el exceso de follaje de nuestras plantas de forma manual. La idea básica es sacar hojas para mejorar la producción. Si lo hacemos con cuidado vamos a obtener muy buenos resultados tanto en la cantidad como en la calidad de la cosecha. Y es útil tanto en interior como en exterior.
Al mismo tiempo vamos a reducir el riesgo de plagas dado que la defoliación permite no sólo una mayor penetración de luz, sino también una mejor circulación de aire. Sin embargo se trata de una técnica que involucra riesgo: es muy común excedernos quitando hojas provocando estancamientos en el desarrollo o incluso eliminar brotes que podrían habernos dado un buen cogollo.
El proceso de primeras suena un tanto controversial: ¿por qué quitamos hojas que la planta puso tanto empeño en construir? En la naturaleza estas hojas sirven de reserva, donde los nutrientes que se encuentran disponibles son limitados.
Sin embargo, en nuestros cultivos los ambientes son controlados, buscando garantizar la plenitud de calidad y cantidad de alimentos para las plantas.
Defoliando vamos a reducir el riesgo de plagas, mejorando notablemente la circulación del aire y evitando la humedad.
Esto conduce, entre otros factores como la genética y el estrés climático (por citar algunos), a la formación de este exceso de hojas que cumplen la función de almacenar nutrientes móviles. Algo que no tienen mucho sentido si trabajamos con un plan nutricional balanceado.
Para qué sirve la defoliación
Con la defoliación vamos a lograr un uso más eficiente de la energía que la planta produce dado que hay menos estructuras vivas que mantener. Pero también vamos a promover un mejor uso de la luz, un recurso que limita de forma rotunda el desarrollo del cultivo.
Como extra, reducimos el riesgo de plagas, especialmente de hongos en la etapa final de la floración. Lo logramos al evitar que se estanque el aire húmedo entre el denso follaje, permitiendo la correcta circulación.
Cómo hacer una defoliación
Se pueden defoliar tanto plantas de interior como de exterior, es una tarea relativamente sencilla si seguimos estas recomendaciones:
- Utilizar elementos cortantes lo más afilado que tengamos a nuestro alcance
- Desinfectar todos los elementos de corte antes de comenzar
- Comenzar eliminando las hojas más grandes, son fáciles de identificar porque por lo general están tapando otros brotes y hojas más pequeñas
- Seguimos con las hojas que crecen de forma interna, por lo general no reciben buena luz y tapan los cogollos que están más cerca del tronco
- Finalmente remover aquellas que están amarilleando o próximas a tocar el suelo.
De realizar esta práctica, se recomienda sólo eliminar hasta un 25% de las hojas de la planta, no más.
Lo ideal es no eliminar más del 25% de las hojas de la planta y no hacerlo en plantas que tengan carencias o estén siendo atacadas por plagas
Cuándo hacerla
Como la defoliación es un estrés, lo recomendable es hacerla en plantas que estén sanas y con buen vigor. Si aplicamos esta técnica a ejemplares que estén visiblemente afectados por carencias y/o plagas es muy probable que empeoren su situación.
Lo ideal es hacerla entre finales del vegetativo y la entrada a floración y como tarde hasta la 3er semana (es en esta etapa donde podemos darle un boost a la floración con esta técnica). Luego corremos el riesgo de impactar negativamente sobre la cosecha.