Cannabis y esquizofrenia suelen asociarse negativamente. Sin embargo, contra todos los prejuicios, la ciencia ha observado la posibilidad de que el CBD sea una herramienta efectiva para tratar esta condición de salud mental.
No es sencillo definir la esquizofrenia. De modo muy general, se puede decir que es un trastorno mental que hace que las personas tengan dificultades para diferenciar lo que es real de lo que no.
A diferencia de otras cuadros vinculados a la salud mental, la esquizofrenia no puede catalogarse como “común”. Esto se debe a que, a nivel mundial, conviven con ella 1 de cada 300 personas .
Si bien puede haber predisposiciones genéticas, lo cierto es que no hay una única causa para esta afección: se trata de un cuadro complejo que involucra múltiples factores.
Para saber cómo el cannabis puede mejorar la vida de las personas con esquizofrenia, hablamos con Lilian, la mamá de Edgardo. Su hijo comenzó a manifestar los primeros síntomas a los 17 años.
Lilian cuenta que el tratamiento farmacológico tradicional fue “una cascada” que lo dejó adormecido y cómo con el cannabis Edgardo empezó a hacer música y viajar.
Contanos un poco la historia de Edgardo.
Hoy tiene 26 años. A los 17 comenzó a dejar sus actividades hasta el punto de llegar a quedarse en la casa como si fuera una depresión. Empezamos a hacer las consultas y lo empezaron a medicar. Eso le produjo un problema respiratorio grave y tuvo que ser asistido con un aparato. Tanta medicación le produjo apneas del sueño. Y empezó a tener algunas conductas disruptivas, momentos de impulsividad y de desorientación. Pasamos por todos los medicamentos. Para hacer un tratamiento más compasivo empezamos con homeopatía y ahí nos enteramos de las virtudes que podía tener el cannabis.
¿Llegó a tomar muchos fármacos?
Fue como una cascada: le recetan un antipsicótico, le ponen otro, después un anticonvulsivo porque el antipsicótico produce convulsiones, y después un antiparkinsoniano, y así. Terminó tomando entre cinco y siete drogas en cantidades industriales y terminó siendo una persona inhabilitada.
¿Cuándo empezó a usar cannabis?
Para fines de 2015, siempre como una medicación complementaria. Y ahí una doctora que conocimos nos dijo que sería bueno probar con el aceite. Entonces nos preguntamos dónde conseguirlo y empezamos a estudiar mucho el tema. Nos daba un poco de miedo por la patología. Hay muchos mitos armados frente a la enfermedad y tuvimos que derribarlos.
¿Cómo fue el comienzo?
Nos animamos a darle aceite de CBD, que tiene muy poquitito de THC, solamente para que funcione el resto, y se volvió otra persona. La medicación alopática lo dejaba como una tabla, amarillo, como si tuviera Parkinson, y sin poder hacer nada. Lo más importante es que él llegó a estar acostado y tapado con una sábana, sin poder salir de la cama.
“Es como si hubiera despertado a los 26 años”
¿Qué tipo de uso hace?
Él toma CBD casi puro como medicamento complementario. Toma en una dilución de 1/50 una variedad con un 1% de THC. Lo usa solamente dos veces al día: a la mañana y a la tarde/noche. Salvo alguna excepción que necesite. A veces toma un ratio CDB/THC de 1:1 cuando está muy cansado, muy para abajo, porque el CBD relaja mucho.
¿Cómo consiguen el extracto?
Desde el comienzo lo hacemos con nuestras flores, hacemos un cultivo orgánico, muy cuidado. Aprendimos a hacer la extracción con un fitoterapeuta. Hacemos una extracción en frío: la evaporamos con un cooler y solamente en un momento descarboxilamos con tiempo controlado, con un frasco cerrado.
¿Bajaron las dosis de los fármacos?
Sí, sustancialmente y todos los efectos secundarios de las medicaciones dejaron de verse: las manías y fobias que a veces producen y se le atribuyen a la enfermedad. Desde que empezamos, jamás volvimos a tener ninguna conducta disruptiva, salvo alguna aceleración o ansiedad, porque para él es como todo nuevo.
“Hacemos el aceite con nuestras flores, es un cultivo orgánico y aprendimos a hacer la extracción con una fitoterapeuta”
¿Y qué cambios notaron?
Es como si se hubiera despertado a los 26 años. Hace un tiempo empezó con un acompañante terapéutico a viajar en transporte público. Volvimos a tener un hijo con posibilidades de integrarse socialmente, que no es algo menor. Después, sentimos que él está muy consolado, muy equilibrado. Ahora que puede salir, hace musicoterapia y pudo participar de un concierto de sicus, viajamos a la costa dos veces en micro, nos pudimos alejar del hogar y volvió divino. Yo creo que volvió a vivir con el aceite.
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