Paula Duró, Fiorella Silva y Marina Fages son pintoras argentinas que representan la fuerza de la naturaleza a través de su arte. Las tres tienen estilos, preferencias y recorridos diferentes.
Mientras Fiorella pinta murales en la calle, ama estar a la intemperie y organizar sus días alrededor de la luz del día; Paula elige el mediano formato de tela y le gusta trabajar desde su casa, sin exponerse tanto, porque vive la pintura como un momento solitario y de introspección.
Y Marina, por su parte, admite que le encanta dejar sus trazos en un contexto público y compara la experiencia con estar arriba del escenario.
Pero si hay algo común que tienen entre ellas es que, en cada uno de sus trazos, el poder e influencia de la planta de cannabis está presente: desde su estadio mental para cumplir su oficio, hasta el portal que abren y comparten a cada uno que contemple sus obras.
Ilustradoras cannábicas
En diálogo con THC, las ilustradoras dicen que, a través de sus obras, pudieron conectar con las más diversas culturas. “Cuando pintás es como que igual estás hablando con la gente”, cuenta Silva.
“Es un lenguaje medio primitivo, como la música, es anterior al lenguaje y atraviesa todas las culturas”, agrega Duró. Y Fages cierra que “hay símbolos que son universales,que tienen poder propio, que se comparten.
Es un atajo, en el que no hace falta explicar”. Las obras de Duró están atravesadas por la femeneidad y las plantas, desde que tuvo un contacto crucial con artistas del Amazonas profundo.
El uso de psicodélicos, microdosis de psilocibina y el cannabis son una compañía fundamental en el proceso creativo de sus obras, así como también la música.
“Me gusta cultivar cannabis. Uso las flores para pintar porque me sirve para la concentración y agudizar los sentidos. Sober todo escuchar música, porque pasan todos los sentidos al frente y se sienten las texturas de los instrumentos.
Es algo infinito, que representa la abundancia de la naturaleza”.
Por su parte, Silva descubrió la realización de murales gracias a una amiga que le regaló unos aerosoles de pintura. Es usuaria de cannabis hace tiempo y la planta, junto al arte, fueron claves en su vida. En un estadio de liviandad por los cannabinoides, ella empezó a esparcir colores para sentirse mejor.
“Me habían pasado cosas muy tristes y necesitaba darle sentido al tiempo. Sacar la muerte, las cosas feas. Por eso comencé a pintar cosas vivas o en movimiento, como animales”, dice la muralista, que dejó su firma en las calles de Francia y Vietnam.
Fages es una artista visual que también hace música. De hecho, fue una de las artistas argentinas que participó de las grabaciones que KEXP, la prestigiosa radio independiente de rock alternativo, hizo en Buenos Aires.
Pero en sus obras lo que protagoniza es la conservación de la naturaleza. Algo que también ocurre en su vida cotidiana: ella tiene una huerta con alimentos, cultiva cannabis y realiza su propio compost. “Me gustan las fuerzas de la naturaleza”, dice.
El arte de Fiorella Silva: la potencia muralista
Fiorella Silva nació hace 30 años en la localidad bonaerense de Villa Tesei. Estudió Diseño de Imagen y
Sonido en la Universidad de Buenos Aires, pero su arte nació en las calles: tanto en nuestro país, como en Francia y Vietnam.
Ella se especializa en grandes murales que tienen una sintonía total con la naturaleza, como aves coloridas y una profunda mirada.
“Hay veces que me siento más fuerte y desafiante, cuando pinto águilas o pájaros con más tamaño, que saben volar alto. Pero ahora estoy trabajando en garzas, que me gustan porque se mueven en grupo y las veo livianas”, dice la ilustradora que, si bien usa cannabis cada día, se cuida de no realizarlo cuando debe subirse a una grúa.
El arte de Paula Duró: de Lanús al Amazonas
Paula Duró tiene 40 años, cuando terminó el colegio secundario en Lanús, donde nació, en provincia de Buenos Aires, supo que no quería un trabajo convencional.
Así que se unió al colectivo No Definitivo, conformado por 25 artistas, mientras estudiaba en la Universidad Nacional de las Artes. El arte que ella desarrolla hoy se fundó luego de un viaje a la selva del Amazonas.
Por este motivo, el encuentro con otras culturas arraigadas a la naturaleza es fundamental para esta ilustradora. “El proceso de las semillas, el crecimiento y la floración del cannabis me parecen mágicos. Representan la abundancia de la naturaleza”, dice Duró.
El arte de Marina Fages: los bosques musicales
“Intento que todo se ubique en un mundo, que es mi imaginario, y me gusta que esté relacionado con el diálogo”, dice Marina Fages, que entrelaza su arte visual con la música que ella también produce.
En sus obras, los bosques son un escenario recurrente, pero como si estuviese dentro de un videojuego de los años 80. Además de la planta de cannabis, otra de las pasiones de la artista es la cultura animé.
“La música se comparte con otras personas y está la cuestión social, exposición y retroalimentación. En cambio, la pintura, es un proceso más interno y que queda allí. No intervengo más cuando la gente lo ve”, cuenta Fages