Con una ley industrial nacional en vías de reglamentación, Argentina comienza un nuevo camino. ¿Cuáles son las posibilidades del cáñamo como puerta a un mercado mundial?
Al pensar en commodities agrícolas, seguramente, lo primero que venga a nuestra mente sea maíz, soja o trigo. Para su producción se necesitan grandes extensiones de terreno.
Además la cosecha de esos cultivos debe adecuarse a estándares de comercialización mundialmente conocidos. De hecho, podemos saber los precios actuales y futuros debido a la madurez de este tipo de mercados, no requieren marketing y no es necesario negociar en su venta.
Como ya es casi conocido a nivel planetario, Argentina tiene un rol importante en esos productos. Por ejemplo, está en el tercer puesto como productor de soja detrás de Brasil y Estados Unidos.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el complejo agroindustrial sojero en el año 2022 superó los 22.500 millones de dólares en exportaciones de poroto, harina, aceite y biodiésel.
Este escenario muestra que, desde la campaña 1997/98 a la fecha, casi se quintuplicó el área sembrada y resulta el un emprendimiento económico exitoso que, a su vez, fue acompañado de profundas transformaciones, algunas de ellas sumamente problemáticas.
Ahora bien, ¿puede el cáñamo ocupar un lugar similar?
Posibles usos del cáñamo
Contestar esta pregunta requiere primero aclarar que el cáñamo industrial es un conjunto de cultivares de la especie Cannabis sativa L. que se cultivan específicamente para usos industriales.
A diferencia de lo que popularmente conocemos como “marihuana“, el cáñamo industrial tiene niveles bajos de THC (<0,3%) y, por lo tanto, no se usa con fines recreativos ni para aquellos fines medicinales que sí requieren THC.
El cáñamo industrial se cultiva por sus tallos fibrosos, que se pueden usar para producir una amplia gama de productos, incluidos textiles, papel, materiales de construcción, materiales compuestos biodegradables y más.
También se cultiva por sus granos, que se pueden utilizar como alimento, y como fuente de insumos para las industrias cosmética y farmacéutica, entre muchas otras aplicaciones.
Finalmente, sus inflorescencias tienen alto CBD, por lo que puede también destinarse a la industria farmacéutica o a la alimentaria.
Por sus muchos usos y sus bajos niveles de THC, el versátil cáñamo industrial, legal desde hace años en varios países, se considera una alternativa sostenible y amigable con el ambiente comparada con insumos industriales tradicionales.
Se identifican así tres materias primas principales: fibras, granos y cannabinoides obtenidos de sus flores. Las fibras difícilmente puedan ser alguna vez un commodity.
Su tratamiento postcosecha y acarreo implica el movimiento de grandes volúmenes de material de bajo peso relativo y escaso valor. Los fletes terrestres o marítimos no serían rentables.
No obstante, procesando las fibras cerca de su zona de producción, se podrían obtener muchísimos productos interesantes para el comercio interno o externo, con valor agregado y creación de trabajo. Requerirían marketing, negociación, intervención empresarial.
En definitiva, su destino parece estar claramente vinculado a la categoría de specialty. Es decir, un bien apuntado al mercado interno
Los granos pueden pensarse en forma diferente y no tienen un destino tan claro. De ellos se puede obtener proteína de buen valor biológico, aceite y fibra dietaria. Estos componentes no son exclusivos de los granos de cáñamo, sino que también se encuentran en los de otros cultivos.
Así, puede ocurrir que complementen o sustituyan parcialmente alguno de otros granos como chía o lino. Llegarían a ser commodities, pero, como tales, no parece que puedan llegar al volumen de comercio que tienen la soja, la canola o el girasol, debido a aspectos relativos a la calidad y cantidad de sus productos y subproductos.
El agregado de valor en procesos industriales locales sería también una alternativa, pero ya no hablaríamos de commodities. Los mercados por abastecer serían de envergadura más limitada.
Los cannabinoides medicinales (principalmente el CBD), debido a las dosis requeridas para su uso, tampoco llegarían a constituir commodities. Sin embargo, requiere atención su posible uso en la industria alimentaria, que podría incrementar bastante su demanda.
¿Se puede cultivar cáñamo en Argentina?
En Argentina y otros países, algunos aspectos del cáñamo suman complejidad por tratarse del mismo género y especie que lo que conocemos como “marihuana”.
En distintas partes del mundo, donde su producción es legal, se necesita contar con licencias otorgadas por el Estado, todas las tareas están monitoreadas y, luego de la cosecha, se requieren análisis de laboratorio para determinar si los niveles de THC permiten su comercialización.
Este conjunto de medidas, además de generar trámites, provocan un aumento en los costos que impacta en el valor final. Aun así, el área de siembra continúa creciendo, traccionada por una demanda sostenida.
Argentina muestra ventajas: el cáñamo industrial encuentra ambientes propicios y se puede cultivar con la tecnología disponible. Contamos con ingenieros, institutos, técnicos y productores capacitados para ese tipo de tareas.
Nuestro país muestra algunas ventajas: el cáñamo industrial encuentra ambientes propicios y se puede cultivar con la tecnología disponible. Para este cultivo se usan métodos típicos de producciones extensivas a campo, con grandes superficies de tierra y maquinaria similar a las que vemos en laboreos y en cosecha de soja o sorgo que, con algunas modificaciones menores, se adapta perfectamente.
Además contamos con ingenieros, institutos, técnicos y productores capacitados para llevar adelante ese tipo de tareas. En este marco, las limitantes son mayores por el lado comercial e industrial.
Todo hace creer que 2023 será el año en el que finalmente se logre la apertura y el acceso a productos derivados de este cultivo en el país, como alguna vez lo imaginó Manuel Belgrano, más de 200 años atrás.
¿Qué países cultivan cáñamo?
Mientras en Argentina, a partir de la promulgación de la Ley de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial, recién se comienza a vislumbrar el mercado, muchos otros países del mundo llevan ventaja.
En la última década, por ejemplo, se observó una reintroducción del cultivo en Europa. Según datos de Eurostat, el sitio oficial de estadísticas de la Unión Europea (UE), la superficie dedicada al cultivo de cáñamo ha aumentado significativamente en el bloque (un 75 % en cinco años, pues de 19.970 ha en 2015 pasó a 34.960 ha en 2019).
En el mismo período, se observa que la producción aumentó de 94.120 t a 152.820 t (un aumento del 62,4 %). Francia es el mayor productor, con más del 70 % de la producción de la UE, seguida por los Países Bajos (10 %) y Austria (4 %).
China es el país con el área de cultivo de cáñamo industrial más extensa, que representa aproximadamente el 50 % de la producción global según las estadísticas del anuario agrícola de China y la FAO.
En América, Canadá ha sido el primer país en legalizar su producción. Según Health Canada, organismo encargado de otorgar licencias y regular la industria del cáñamo industrial en ese país, se sembraron alrededor de 22.000 ha en 2020, mientras que en 1998 se habían sembrado apenas 2400 ha.
Estados Unidos, Uruguay, Chile, Paraguay y Ecuador siguen esta tendencia.
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El autor es Licenciado en Economía y Administración Agrarias, miembro del Grupo de Estudio Cannabis, Facultad de Agronomía, UBA.