La artemisa (Artemisia vulgaris) es una asterácea nativa de Europa y que actualmente se encuentra distribuida por gran parte del mundo. Se cree que fue bautizada en honor a la diosa griega Artemisa, diosa de la caza y también de las curaciones. Es pariente de la conocida Artemisia absinthium, planta utilizada para elaborar la bebida alcohólica conocida como Ajenjo. Varias especies Artemisia se han utilizado medicinalmente desde tiempos antiguos.
Para las tribus anglosajonas era una de las nueve plantas sagradas y en la antigua Roma se sembraba al costado de los caminos para disposición de los viajeros. Se cree que llegó a las Américas a través de misioneros jesuitas que se establecieron en Canadá y fue usada por los pueblos originarios de lo que hoy es Norteamérica. Incluso se dice que Juan el Bautista, profeta y santo cristiano, cargaba una bolsa de artemisa al iniciar su peregrinaje en la naturaleza. Fue identificada por Carlos Linneo en 1753 e incluida en Species Plantarum.
Usos de la artemisa
En la medicina tradicional, Artemisia vulgaris fue utilizada como tratamiento para padecimientos gastrointestinales, como cólicos estomacales o intestinales, como analgésico para dolores articulares, musculares y calambres y también como antipirético. Se la consideraba una hierba aliada del cuerpo femenino ya que se utilizaba para los retrasos o la ausencia de la menstruación y también para los cólicos menstruales.
Formó parte de rituales religiosos en la Edad Media y se utilizaba para obtener sueños lúcidos, viajes astrales y para calmar trastornos nerviosos. En algunas regiones fue usada como sustituto del tabaco y utilizada en forma similar al lúpulo, para agregar sabor amargo a las cervezas y eran conocidas sus propiedades repelentes de insectos como polillas.
En las ceremonias paganas era usada como cinturón y luego quemada para proveer protección durante el año siguiente.
Preparación de artemisa
La planta se utiliza entera o por partes, en distintos tipos de preparación según el uso. Para tratar los trastornos nerviosos, como sedante y para inducir sueños lúcidos se usan hojas y flores secas, machacadas en polvo.
También pueden utilizarse infusiones de entre 30 y 40 hojas para uso externo, en hemorroides o afecciones de la piel. La materia vegetal seca también puede utilizarse con otras hierbas para fumar como el cannabis o el tabaco.
Química y acción de la artemisa
Al igual que Artemisia absinthium, Artemisia vulgaris contiene tuyonas presentes en raíces y flores, responsables de sus efectos psicoactivos, en una concentración que va del 0,03% al 0,3% dependiendo la planta y la zona de la misma. Contiene también una enorme cantidad de principios aromáticos, principalmente terpenos y sustancias similares, como el alcanfor, linalool, terpineol, borneol, cardinol, cineol; además de taninos, mucílagos, flavonoides y derivados de la cumarina.
Identificación de la artemisa
Morfología
Es una planta perenne, de 1 a 2 metros de alto, tallo rojo y raíces leñosas, rizomáticas. Las hojas poseen pelos blancos y sus flores son muy pequeñas, de unos 5 mm de longitud y pétalos amarillos o rojo oscuro.
Ubicación geográfica
Nativa de zonas templadas de Europa, actualmente se encuentra distribuida por todo el mundo, incluyendo África y América.
Cultivo de artemisa
Es de fácil cultivo y prospera en suelos arcillosos de buen drenaje, ricos en nitrógeno y requiere abundante exposición solar. Puede tolerar heladas y sequías aunque la afecta la falta de drenaje en el suelo. Demora en germinar entre 20 y 25 días.
Efectos de la artemisa
La ingestión de Artemisia vulgaris en altas dosis produce efectos psicoactivos, como sueños lúcidos, efectos sedantes y tranquilizantes. Induce el descanso y calma los trastornos nerviosos. A nivel medicinal o clínico, calma los cólicos y alivia las hemorroides, es analgésica, regula el ciclo menstrual y posee acción antipirética disminuyendo la fiebre.
Cuidados generales
Por sus propiedades uterotónicas debe ser evitada por personas embarazadas o en período de lactancia. Personas con afecciones como úlceras, tanto intestinales como estomacales, o colon irritable, deben consultar a un profesional de la salud. En grandes dosis puede causar convulsiones y debe ser evitada por personas con epilepsia o baja presión arterial.