Mientras la Argentina prohibía durante algunas decenas de años toda forma de cultivo de la especie Cannabis sativa L. —incluyendo aquellas variedades que solo tenían cantidades insignificantes de THC—, un gran número de países continuaron desarrollando variedades mejoradas, maquinaria específica y procesos industriales para cáñamo industrial. Así, el cáñamo industrial dispone hoy de una tecnología de producción que en el país no existe.
La cosecha es la más relevante de las prácticas y tiene una amplia gama de variantes de acuerdo con el objetivo de producción perseguido.
Hay tres objetivos principales: tallos para la obtención de fibra, granos de los que se obtiene harina y aceite, y flores para la extracción de cannabidiol (CBD) y aceites esenciales —cabe recordar que las variedades de cáñamo industrial tienen en su gran mayoría menos de 0,3 % de tetrahidrocannabinol o THC—.
Al momento de cosechar, la variedad utilizada, la densidad de plantas, la fecha de siembra y el momento de cosecha, en distintas combinaciones, hacen más sencilla o más compleja la operación. Por ejemplo, una alta proporción de fibras en los tallos, altas densidades y siembras tempranas pueden generar más resistencia al corte, con lo cual la eficiencia de cosecha disminuye.
Además, la elevada proporción de celulosa en los tallos, que puede alcanzar el 70 %, hace que las cuchillas de corte se desafilen con cierta rapidez.
El cáñamo puede ser cosechado en diferentes momentos de acuerdo con el objetivo productivo, y los tallos nunca están secos al momento de cortarlos, sino que suelen estar verdes o algo amarillentos. Si lo que se busca es alta calidad de fibras, se cosechan tallos en floración. En este momento pueden o no cosecharse también flores para obtener CBD y aceites esenciales.
En cambio, cuando se desea obtener granos como producto principal y la calidad de la fibra no es importante, la cosecha se hace en el momento en que los granos están llenos. Así es que, para garantizar la calidad del producto obtenido, resulta fundamental asegurarse de que el cáñamo esté en su punto óptimo antes de cosechar.
Los métodos más comunes de cosecha mecánica de cáñamo industrial son los siguientes:
- Con cortadoras o segadoras: Las cortadoras de cáñamo son máquinas que cortan el tallo a una altura determinada. Las segadoras son similares a las cortadoras, pero hacen el corte cerca del suelo y el tallo queda entero.
- Con cosechadoras combinadas autopropulsadas: Estas son máquinas muy grandes y avanzadas que pueden cortar los tallos del cáñamo y separar las semillas o flores de la planta en una sola pasada.
Hay una cantidad de variantes dentro de estos dos grupos:
Cortadora marca Laumetris (Lituania). Tirada por tractor, corta los tallos en secciones de acuerdo con las especificaciones de la industria. La barra superior, ubicada más adelante que las inferiores, corta debajo de las flores. Hacia abajo, cada cuchilla se ubica detrás de la inmediatamente superior. Es un proceso bastante veloz.
El material cortado queda en la superficie para sufrir el proceso de enriado natural al rocío (descomposición microbiana que permite separar las fibras del resto del tallo sin afectarlas).
Segadora montada en el tractor. Corta bien abajo y voltea las plantas, las cuales quedan dispuestas en el suelo en un mismo sentido. Así permanecen en el campo para su enriado. Una vez terminado este proceso microbiano, con una enfardadora se recoge el material y los fardos se llevan a la industria.
Cosechadora autopropulsada para cultivo doble propósito. Pertenece a la empresa alemana Wittrock. La parte superior va cortando las inflorescencias y elevándolas sobre la cabina para depositarlas en la caja. En tanto, la plataforma inferior, dispuesta algo más atrás, va cortando con cuchillas circulares y acarreando los tallos para dejarlos dispuestos en el suelo detrás de la cosechadora, formando una andana, allí se transcurrirá el enriado.
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El autor es Ingeniero Agrónomo, profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA. Está al frente del Grupo de Estudio Cannabis de esa institución.