El costo energético del cultivo interior de cannabis casi que obliga a una pregunta: ¿es posible utilizar paneles solares para cultivar marihuana?
En los últimos cinco años convergieron dos factores que hicieron urgente la necesidad de un cambio en el modelo con el que producimos el cannabis.
Por un lado, la multiplicación de las operaciones de cultivo masivos en países regulados que hicieron evidente el inmenso gasto energético que requieren. Por otro, la crisis ecológica que obliga a replantear precisamente el uso desmedido de recursos no renovables.
El sol es la central nuclear más segura que conoce la humanidad, como dijo Albert Hofmann. Y existe la tecnología para aprovecharla: se llaman células fotovoltaicas y consisten en dos pequeñas láminas de silicio tratado con elementos como el fósforo o boro.
Esto genera un campo eléctrico, positivo de un lado y negativo del otro. Cuando los fotones que posee la luz solar golpean los electrones libres dentro de la celda, los empujan fuera del silicio. Muchas células juntas conforman un panel solar, que conducen esta energía y la transforman en electricidad acumulable y utilizable.
¿Cómo se usan los paneles solares para el cultivo de cannabis?
Aunque las células fotovoltaicas –las unidades que conforman los paneles solares y convierten la energía lumínica en electricidad– se conocen desde el siglo pasado, solo recientemente se comenzaron a aplicar en los cultivos de
cannabis.
En las décadas del 60 y 70, en lugares como el Triángulo Esmeralda de California, EE.UU., los paneles solares se usaron en locaciones remotas para alimentar generadores usados para extraer agua. 50 años después, en un contexto donde las empresas productoras de cannabis buscan reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), son
la mejor opción para reducir el uso de combustibles fósiles.
Mientras que realizar una iluminación artificial completa con paneles solares puede requerir una enorme inversión, el cultivo en invernadero es la opción más económica para aprovechar la energía solar.
Pero es posible recortar el consumo eléctrico usando paneles solares para alimentar todos los sistemas paralelos: desde ventiladores, humidificadores, bombas de agua hasta sistemas de automatización del cultivo.
Paneles solares en cultivos comerciales
Una de las primeras empresas en plantear un nuevo modelo de producción fue Solar Therapeutics, en Massachusetts. Con un sistema mixto de paneles solares, iluminación de alta eficiencia y reciclado de agua, la compañía redujo a la mitad las emisiones en su planta de 6.100 m2 , demostrando que es posible producir cannabis a gran escala en un modelo sustentable, cada vez más necesario.
La primer alerta sobre el costo ambiental de la producción de cannabis llegó en 2012, con un estudio que afirmó que el 1% de la electricidad generada en todo EE.UU. se destinaba al cultivo interior de cannabis. Con un costo de 6 mil millones de dólares, los 20 Teravatios por hora usados anualmente para cultivar marihuana equivalían al consumo de 2 millones de casas o el total de producción de 7 plantas eléctricas, teniendo en cuenta que el estudio fue realizado hace casi 10 años, con menos estados permitiendo el cultivo masivo o el autocultivo doméstico.
En el estudio también se calculó el costo que tenía cada cultivo hogareño: un cultivo de 1m2 consumía la misma cantidad de energía que una casa promedio y emitía una cantidad promedio de CO2 similar al uso de 30 heladeras domésticas. Estas cifras no implican solamente un costo ecológico sino también un impacto directo en el mercado de
cannabis: en 2021, el 49% del precio minorista en dispensarios se destinó a pagar la energía utilizada para la producción de ese mismo cannabis vendido.