En los últimos 20 años, la psilocibina cobró relevancia como una alternativa terapéutica con potencial en el área de salud mental pero también para otros tipos de patologías. Aunque su uso ritual cuenta con registros de antigüedad milenaria, recién en el siglo XXI la ciencia descubrió su potencial. ¿Cómo renació la psilocibina y por qué está prohibida?
La psilocibina es el principio activo contenido en los hongos del género Psilocybe, un género de hongos cosmopolita que pueden encontrarse por todo el mundo, salvo en los polos. De las más de 350 especies comprendidas en este género, varias son famosas en la cultura popular como Psilocybe cubensis o Psilocybe mexicana.
En el caso del Psilocybe cubensis, popularmente conocidos como “cucumelos”, su facilidad de cultivo y su contenido de psilocibina lo volvieron una especie cultivada y usada en todo el mundo.
Otras especies fueron utilizadas en contextos rituales o religiosos y de algunas se sabe que contienen psilocibina pero no existe registro de su uso regular. ¿Pero por qué se usan los hongos psilocybe?
La psilocibina, compuesto que Albert Hofmann identificó en 1958, es un poderoso enteógeno de la familia de los alcaloides triptamínicos.
Cuando es ingerida, es metabolizada en psilocina y al poseer afinidad con los receptores serotoninérgicos del cerebro, produce intensos efectos psicoactivos.
¿Qué efectos tiene la psilocibina?
Los efectos de la psilocibina son complejos y dependen tanto de la dosificación como del contexto y la persona. Es decir, hablamos de algo que depende muchísimo de quién, cuánto, dónde y con quién.
En principio, si solo miramos a nivel físico, la psilocibina produce dilatación de pupilas y puede generar sensación de pesadez, incluso náuseas o diarrea. También cambios en el ritmo cardíaco, la presión arterial y una disminución leve de la temperatura corporal.
Si nos observamos los efectos psicoactivos de este alcaloide son muy llamativos. Además de producir sensación de euforia, tranquilidad y conexión con el entorno, dependiendo de la dosis puede provocar cambios en la percepción de la distancia y la profundidad.
La psilocibina puede generar imágenes visuales de gran complejidad y colorido. Se trata de visiones, no de alucinaciones: es decir, la persona nunca deja de ser consciente de que está bajo los efectos de una sustancia.
Hongos psilocibes: dónde, cuándo y con quién
En los años 60, el psicólogo Timothy Leary y su equipo desarrollaron el concepto de “set and setting”, algo así como “estado y contexto” en español, para describir una situación ideal para la experimentación científica, medicinal y personal con estas sustancias.
El set refiere a la preparación mental y emocional de la persona que utilizará la psilocibina. Si bien se está estudiando su potencial para tratar problemas de salud mental, cabe destacar que estas pruebas se llevan a cabo con el monitoreo constante por profesionales de la salud.
Fuera de los ambientes académicos, se recomienda que las personas que experimenten con psilocibina se encuentren en estados de ánimo estables, sin preocupaciones inmediatas, con expectativas claras y por supuesto sin estar bajo tratamiento con psicofármacos.
Por otro lado, el ambiente donde se ingiere la psilocibina y otros enteógenos puede tener un impacto en la experiencia, por lo que siempre se recomienda utilizarla en lugares que nos resulten seguros y cómodos, reduciendo al mínimo la posibilidad de interacciones inesperadas.
¿Cómo hace efecto la psilocibina?
Vayamos a la “ingeniería oculta” de la psilocibina en nuestro cerebro. La serotonina es un neurotransmisor fundamental para el control de varias funciones corporales, pero también una sustancia clave para la modulación del estado de ánimo, la percepción, los ciclos de sueño, las conductas sexuales y alimentarias.
El desbalance de la serotonina, natural o provocado por un daño o una medicación, está relacionado con cuadros de salud mental como la esquizofrenia, la depresión o la ansiedad.
En la práctica psiquiátrica, es habitual el uso como antidepresivo de los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRSs). ¿Por qué? Cuando nuestro cerebro utiliza un neurotransmisor, lo “captura” luego de cumplida su función de transmitir un estímulo.
En personas que perciben o creen que poseen una baja cantidad de serotonina, inhibir de manera específica este proceso ayuda a aumentar su concentración y así disminuir síntomas como depresión, ansiedad y otros.
En el caso de los alcaloides triptamínicos, al funcionar como agonistas de los receptores de la serotonina, modulan su concentración generando los efectos psicoactivos como las alteraciones en la percepción.
Además genera cambios en la organización del pensamiento, al modificar la manera en que se comunican las neuronas y las áreas del cerebro. Es precisamente este efecto el que más intriga a la ciencia.
¿Tiene usos medicinales la psilocibina?
Si bien la psilocibina y los hongos fueron utilizados en la medicina de los pueblos originarios y existen pruebas de su uso ritual de unos dos mil años de antigüedad, el primer registro de un potencial medicinal de la psilocibina se dio a principios del siglo XXI.
Mediante una encuesta en internet, una investigación descubrió una asociación entre el uso de psilocibina y la reducción de los episodios en cuadros de cefalea en racimos.
Esta patología genera intensos dolores de cabeza incapacitantes, con tal intensidad que incluso genera pensamientos suicidas. En la encuesta, los investigadores descubrieron que el uso de psilocibina y en algunos casos LSD, fuera de contextos médicos, provocaba una disminución de la recurrencia de estos episodios.
En los últimos 10 años, la psilocibina fue estudiada por su potencial para tratar la depresión, con un gran número de estudios e investigaciones en todo el mundo. Y el proceso no para de multiplicarse.
En un estudio realizado en Estados Unidos en el año 2020, la psilocibina mostró hasta 4 veces más eficacia que los antidepresivos tradicionales.
Este estudio, actualmente en fase 3, fue conducido por el Centro John Hopkins de California y cuenta con aprobación de la FDA, la agencia estadounidense que controla los medicamentos, lo que podría conducir al primer tratamiento médico con psilocibina en llegar a las farmacias.
Incluso en Argentina existe un protocolo para el estudio de la efectividad de la psilocibina en pacientes oncológicos con depresión o ansiedad, a llevarse a cabo en el Hospital Borda de la Ciudad de Buenos Aires.
Este protocolo fue aprobado en julio del 2022 y una vez obtenida la habilitación de ANMAT, se evaluará la reacción de un grupo de pacientes voluntarios luego de la toma vía oral de psilocibina.
El requisito indispensable es padecer una condición oncológica que genere estrés o ansiedad y de ponerse en marcha, será el primer estudio con psicodélicos en realizarse en Argentina en más de 40 años.