Luego de 40 días perdidos en la selva colombiana, cuatro niños del pueblo huitoto fueron encontrados por los grupos de búsqueda. Tras la noticia de una historia de supervivencia increíble, fuentes oficiales confirmaron que parte del grupo de búsqueda usó ayahuasca para rastrear a los niños.
Hace más de un mes, Lesly de 13 años, Soleiny de 11, Tien de 4 y Cristin, que solo tenía 11 meses, viajaban en una avioneta que se estrelló en la profunda selva de Guaviare, en la región de la Amazonia. Los 3 adultos que los acompañaban fallecieron en el impacto. Los niños, pertenecientes al pueblo huitoto, comenzaron a caminar por la selva.
Dos semanas después del accidente, grupos de búsqueda encontraron la avioneta, sin rastros de los niños. Con la ayuda de perros rastreadores hallaron indicios de que se encontraban con vida y comenzó un procedimiento que se extendió por 40 días y finalizó con el hallazgo de los cuatro, débiles pero en buen estado de salud.
En el operativo participaron miembros del Ejército Colombiano y de la Guardia Indigena de Colombia, una organización conformada por hombres y mujeres de pueblos originarios colombianos. Reconocida por la Constitución de ese país, forma parte del Consejo Regional Indígena del Cauca y funciona como un órgano gubernamental en los territorios de los pueblos originarios.
Justamente fueron miembros de la Guardia Indígena quienes acompañaron a los militares no sólo cumpliendo la función de baqueanos y guías. Fueron también quienes aportaron el saber ancestral al operativo, pidiendo permiso a la selva para atravesar sus senderos. Y según declaraciones a varios medios locales, las plantas sagradas de la zona tuvieron un rol importante.
Luis Acosta, coordinador nacional de la Guardia Indígena, contó al medio colombianos que los niños fueron encontrados por un miembro de la CRIC que usó yagé (ayahuasca). Además de yagé, los miembros de la Guardia y también algunos efectivos del Ejército usaron chimú y mambe durante la búsqueda.
“El que toma yagé ve mucho más allá de lo que vemos”, afirmó Acosta. “Se vuelve un médico, una pantera, un tigre, un puma. Ve más allá porque es una medicina integral. Él tuvo la capacidad de mirar”, declaró.
Médicos, militares y distintos especialistas afirmaron que hubo un elemento que ayudó a los niños a sobrevivir solos todo este tiempo: el conocimiento ancestral del entorno y el profundo vínculo cultural que los huitoto poseen con la selva.
Incluso para muchos miembros de pueblos originarios de la zona, los niños no estaban perdidos, sino acompañados por los espíritus de la selva.
La ayahuasca: un medicina visionaria
En un procedimiento inédito en los operativos de búsqueda y rescate, los efectivos de las ramas de fuerzas de seguridad compartieron largas jornadas con miembros de la Guardia Indígena.
Según las personas que participaron, las fuerzas de seguridad aportaron tecnología de seguimiento satelital y equipamiento técnico. Los nativos, por otra parte, capacitaron a los efectivos de busqueda en rituales propios de los pueblos amazónicos.
El yagé o ayahuasca, usado por los pueblos originarios en gran parte de Sudamérica, es uno de los enteógenos tradicionales más misteriosos y complejos.
Su historia se remonta miles de años de antigüedad, en pueblos cuyo conocimiento se transmite por la tradición oral, sin lenguajes escritos.
Este enteógeno se prepara combinando dos plantas con un contenido químico muy específico: por un lado, DMT (dimetiltriptamina), un poderoso psicodélico similar al LSD o la psilocibina.
Por otro lado, un inhibidor de la monoaminoxidasa (IMAOs), una enzima que regula los niveles y la degradación de los neurotransmisores en el cerebro.
Esta última sustancia permite que el DMT genere efectos psicoactivos cuando es ingerido por vía oral, una combinación que todavía genera interés científico, ya que no existen datos sobre cómo los pueblos del Amazonas descubrieron la necesidad de inhibir una enzima del cuerpo humano para usar por vía oral un enteógeno.
Ambas plantas se cocinan durante horas, en proporciones que varían según la zona y el chaman que la prepare.
El uso de yagé o ayahuasca se encuentra difundido por toda la cuenca del Río Amazonas y existen cientos de recetas diferentes, a las que se incorporan distintas plantas.
Las más comunes incluyen la enredadera Banisteriopsis caapi (a veces también llamada yagé) como fuente de IMAOs y Psychotria viridis (chacruna) como la fuente de DMT. También se incorporan algunas Solanáceas como Brugmansia y hojas de Coca.
Aunque el uso y las recetas varían según los distintos pueblos, la función principal de la ayahuasca es medicinal, fundamental para la concepción nativa de la enfermedad como una afección espiritual.
Usada en conjunto por médico o chamán y paciente, la ayahuasca es una herramienta de diagnóstico. En algunos pueblos también es utilizada para encontrar objetos o personas perdidas.
Mediante la ingestión de ayahuasca, los chamanes pueden contactar a las entidades de la selva y compartir su sabiduría.
Otras plantas sagradas también formaron parte de los rituales que efectuaron los miembros de pueblos originarios durante el operativo de búsqueda.
Tabaco y coca, las otras protagonistas de la búsqueda
El uso diario de chimú, por parte de guardias y soldados, ayudó a conservar las fuerzas y mantener el espíritu alto. Se trata de un tipo de tabaco preparado para ser masticado, que se usa tanto en Colombia como en Venezuela.
El tabaco, de origen americano, es una planta importante para muchas culturas del continente, usada en rituales de sanación. No sólo se masca y se fuma, también existen preparaciones bebibles y hasta algunos pueblos que usaron enemas de preparados con tabaco.
El mambe, una preparación con hojas de coca tostada y molidas, es muy similar a la harina de coca salvo el proceso de tostado y la combinación con hojas de otros árboles.
El polvo resultante se introduce en la boca, de forma similar a la coca andina, y con la saliva se disuelve gradualmente.
Sin dudas, la odisea vivida por los hermanitos huitoto quedará grabada en la historia de Colombia y el mundo. No sólo por la increíble capacidad de supervivencia que demostraron los niños, sino también por convertirse en la primera operación de búsqueda y rescate en tiempos modernos en usar plantas sagradas en el proceso.