Revolver fue el séptimo album de los Beatles. Además de formar parte de una lista de obras notables, si lo escuchamos con atención es un virtuoso ejemplo sobre el poder del sonido para retratar y estimular expansiones de la conciencia. Revolver es, sin duda, una de las grandes joyas psicodélicas de la historia del rock.
La masividad de los Beatles, con el tiempo, comenzó a convivir con la más intensa experimentación sonora. De hecho, lo que más se preguntaba la prensa sobre ellos era qué secreto se escondía detrás de la inédita fascinación colectiva que provocaban.
Es que los Beatles lograban vender cifras astronómicas de discos y generar conciertos masivos, donde los gritos del público competían con la música. Y eso, lejos de simplificar su viaje creativo, pareció intensificarlo.
“¿Cómo lo logran?”, les preguntaron en una conferencia de prensa. Fue el siempre sagaz John Lennon el que tomó la palabra: “Si lo supiéramos formaríamos otro grupo y seríamos sus managers”.
Entre el fanatismo y el viaje psicodélico
En 1966, Lennon encontró otra alegoría para dar cuenta del impacto beatle, cuando dijo que su fama estaba siendo mayor que la del mismísimo Cristo.
Si bien escandalizó al fanatismo religioso estadounidense, su declaración reflejó un endiosamiento real que vivía el grupo, que nunca dejó de batir records, aún cuando su música se complejizaba cada vez más.
De hecho, una tema suyo de ese año, que abrió las sesiones de Revolver y terminó cerrando el disco, fue la punta de lanza para visibilizar un misticismo emergente en la contracultura, basado en el uso de LSD, sustancia con la que Lennon venía experimentando con asiduidad.
“Tomorrow Never Knows” rinde culto a la disolución en el vacío cósmico. En su letra compartía fragmentos de La experiencia psicodélica, un texto de los gurúes norteamericanos del LSD Timothy Leary, Ralph Metzer y Richard Albert.
Lo impactante de “Tomorrow Never Knows” fue su estructuración, plagada de trucos de estudio, convertida en metáfora sonora de un viaje psicodélico, en su pico beatífico de transfiguración.
Tan extraño como confortable en su construcción integral, Revolver le daba (y sigue dando) a quien escucha un pasaje directo a un mundo nuevo, abriéndole de repente las compuertas de la percepción, luego de un recorrido que, en su variedad genérica y su nutritiva estimulación, induce a un dislocamiento progresivo de los sentidos.
Los sonidos del LSD
Como lo explica el autor inglés Ray Newman en The complete story of The Beatles’ Revolver. Abracadabra!, las innovaciones técnicas buscaban satisfacer la necesidad de los músicos de generar estructuras sonoras tan vibrantes y novedosas como las percepciones amplificadas de los sentidos que experimentaban en su vida psicodélica.
Los trucos de estudio, que llevaban en sí la capacidad de estimular estados expandidos a través de la imaginación, habían sido sido generados a través de una construcción colectiva, que incluyó no sólo a su productor George Martin sino a su ingeniero de sonido Geoff Emerick, unidos en sintonía total con el entusiasmo creativo histórico del grupo.
El resultado fue un disco con composiciones muy diferenciadas, acorde a intereses cada vez más individuales, que iban del culto expreso de George Harrison por el hinduismo en “Love you to” al goce de Lennon por los estados de no vigilia en “I´m only sleeping”, pasando por un gran despliegue preciosista de Mc Cartney en canciones narrativas, como “For no one” o “Eleanor Rigby”, que volvían pop las virtudes pictóricas de instrumentos asociados a la música académica.
El regreso de Revolver
En 2022, Revolver volvió en una versión remezclada por Giles Martin, hijo del mítico productor de la banda, quien se atrevió a abrir el corazón de esta especie de manuscrito sagrado.
De la mano de la Inteligencia Artificial, usada un año antes de su actual expansión mundial, Martin encontró una nueva forma de magia, al lograr separar cada instrumento, a partir de cintas donde estaban agrupados de forma definitiva, para poder remezclarlos y lograr una nueva sonoridad.
En un formato BOX SET que incluye sesiones de grabación y una revitalización del formato Mono del disco original, Revolver puede seguir siendo, como lo fue en un principio, una buena guía para atravesar en suave éxtasis los embriagadores mares psicodélicos.
Guía para una escucha psicodélica de Revolver
Pero no solo son mutaciones de paisajes y estados lo que encontramos en Revolver. También es una obra de arte donde surgen innovaciones en la forma misma de grabar.
Cambios sucesivos de velocidad de la cinta de grabación
En la canción “Rain” se grabó la base a una velocidad y se la redujo, para seguir agregando capas sonoras posteriores, incluyendo las voces.
Este proceso se puede escuchar en la nueva versión de Revolver, que incluye takes de las sesiones de grabación.
Formas inusuales de microfonear
En “Tomorrow never knows” la voz de Lennon, por idea del ingeniero Geoff Emerick, se filtró a través de un parlante Leslie que solía usarse para efectos del órgano Hammond, lo que le dio un vibrato especial, sumado al uso del ADT, un efecto de grabación inventado por el técnico del estudio Ken Townsend, para generar una segunda toma de la voz, pero levemente desfasada.
Además, el disco incluye formas novedosas de microfonear los instrumentos de orquesta, como en “Eleanor Rigby”, donde los micrófonos se pusieron casi pegados a las cuerdas para capturar con potencia el ataque del arco sobre ellas.
Guitarras pasadas al revés.
En Revolver se suman no sólo guitarras al reves, sino todo tipo de efectos de loops de cintas preparadas por Mc Cartney inspirado en la música del músico experimental alemán Karleinz Stockhausen, generando la hipnótica atmósfera psicodélica.