El cáñamo puede reducir hasta un 40% la utilización de plásticos en las industrias. Combinar sus fibras con componentes como el polipropileno no solo serviría para producir materiales con mayor resistencia y rigidez, sino que produciría un impacto positivo en el medioambiente y colaboraría a la reducción de los costos de los productos.
María Evangelina Vallejos es investigadora del Conicet y forma parte del Instituto de Materiales de Misiones. Su interés en el cáñamo comenzó en 2006 cuando estaba realizando su tesis de doctorado en la Universidad de Girona, España.
“Yo ya estaba trabajando en materiales de plásticos combinados con fibras naturales. En ese momento, en Europa había interés en reducir el contenido de materiales no reciclables en ciertas partes de los coches, como los paneles interiores. Mi propuesta fue incluir porcentajes de fibras de cáñamo”, cuenta a THC.
En Misiones, el grupo de trabajo de María Evangelina desde hace años trabaja en materiales que aprovechan las fibras biodegradables como madera, bagazo de la caña de azúcar, pajas de trigo o de arroz. La sanción de la Ley de Cannabis Industrial permitió que la tesis de la experta se pueda convertir en una realidad en la Argentina.
“Estamos recibiendo muchas consultas respecto del uso de la planta del cáñamo, del tallo en particular. Hay interés por parte de los productores que estan haciendo cultivos preliminares y quieren saber qué hacer con ese tallo”, subraya.
Fibras de cáñamo para reducir el uso del plástico
Según datos oficiales, cada argentino consume alrededor de 40 kilos de plástico al año y el país es uno de los principales generadores de desechos de este material en el continente.
La compañía Unplastify estima que el 71% de estos residuos termina en rellenos sanitarios, el 23% en basurales a cielo abierto y solo el 6% es reciclado.
Los números son alarmantes y por ese motivo, la ciencia explora alternativas. El planteo de Vallejos radica en que se pueden conseguir materiales amigables con el medioambiente y de mejor calidad si se producen combinando elementos tradicionales como el polipropileno con fibras naturales como las del cáñamo.
“El cáñamo es un material fibroso muy interesante. De hecho, se ha usado en la industria textil durante cientos de años. Es una fibra natural con filamentos muy resistentes”, explica Vallejos.
En Argentina se podría sumar el cáñamo a la producción de carcasas de computadoras o celulares, tal como ya ocurre con algunos marcos de anteojos
“Es fácil de procesar y tiene un alto contenido de celulosa, que es el polímero que está dentro de la estructura, que le permite resistir ataques de ciertos microorganismos y de ciertos hongos”, detalla.
En el mercado ya existen materiales compuestos por plásticos y otras fibras naturales. Hay decks de exteriores, por ejemplo, que mezclan polímero con hasta un 50% de fibras de madera. Esta combinación también se usa para hacer muebles de exteriores, sillones o bancos de plazas.
En Argentina recién se están dando los primeros pasos. “Hay anteojos que utilizan una combinación de fibra de cáñamo y polímero en los marcos. Pero se podrían hacer un montón de otras cosas como carcasas de computadoras o de celulares, por ejemplo”, agregó Evangelina.
“Es un mercado incipiente porque el cáñamo, hasta hace muy poco, no tenía regulación. Su cultivo estaba prohibido y socialmente estaba estigmatizado. Pero eso está cambiando. Hay más información de calidad desde el punto de vista farmacológico del cannabis y también desde el punto de vista industrial”, subrayó la experta.
Cáñamo, reducción de plásticos y también de costos
La incorporación de fibras naturales como el cáñamo a la producción de materiales como el plástico no solo tiene un impacto positivo en el medioambiente, sino también en los costos de la industria y de los productos finales.
Estimar el porcentaje de la baja de los costos a nivel industrial es difícil porque ese número podría variar de acuerdo al modelo con el que se trabaje.
Si se piensa en proyectar el cultivo del cáñamo con este único objetivo, se deben tener en cuenta los costos de la plantación, la fertilización o el control de plagas. Sin embargo, también se puede pensar en aprovechar los residuos de la producción.
La incorporación del cáñamo a la producción de materiales como el plástico también podría tener un impacto positivo en los costos de la industria y de los productos finales.
El grupo de trabajo de Vallejos, por ejemplo, trabaja con los residuos del aserrín y del bagazo de la caña de azúcar, que son materiales que la industria desecha y se utilizan para producir papel.
Los mismo puede suceder con el cannabis. “La industria farmacéutica también deja residuos de la planta y se podrían aprovechar sus fibras”, agrega Vallejos.
En ese caso, los costos descienden de manera abrupta y se limitan a la logística, el traslado y el procesamiento.